Desarrollo y extensión rural.

Sección
Libro Completo
Emma Sofía Corredor Camargo
Edwin Manuel Páez Barón
Jorge Armando Fonseca Carreño

La producción de alimentos depende en alto grado de la disponibilidad y oportunidad de los bienes y servicios naturales, a los cuales los economistas del siglo XVIII denominaron “recursos naturales”, y como cualquier recurso este debe ser consumido para generar otros bienes. Esta visión generó los principios económicos del modelo capitalista dominante hasta nuestros días, convirtiéndose en una premisa económica que tal vez sin pretenderlo, ha llevado a la sociedad a hacer uso intensivo de la oferta ambiental, a tal nivel que su deterioro pone en peligro la sustentabilidad alimentaria de la humanidad.

En este sentido, las agroempresas han asumido integralmente el concepto de producción intensiva de alimentos a partir de uso de fuentes energéticas externas (al agroecosistema) y bajo los principios de la “revolución verde”, convirtiéndolo en uno de los negocios más grandes a nivel mundial generando millones de toneladas de alimentos y altos márgenes de rentabilidad; pero también causando el deterioro del suelo, agua y la biodiversidad, sin que ello haya disminuido los problemas de hambre de la población más vulnerable.

Por el contrario, la agricultura familiar históricamente ha sido la fuente de la alimentación de la humanidad. En América Latina y el Caribe cerca del 80% de las explotaciones
agrarias están bajo este modelo y emplea a un alto porcentaje de la población rural, además de ser fundamentales para la sostenibilidad, la conservación de la biodiversidad y la perpetuación de las tradiciones y costumbres de un importante grupo poblacional. Intentando seguir el espejismo de la agricultura industrial, algunos agricultores familiares han incorporado principios de la revolución verde con miras a mejorar sus rendimientos y su rentabilidad. Lo anterior, por el contrario, genera efectos adversos tanto

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