Estrés laboral o doble presencia en mujeres: abordaje desde la salud ocupacional

DOI: https://doi.org/10.22490/9789586516389.12
Sección
Capitulos del Libro
Angélica María Gavidia Pacheco Universidad Nacional Abierta y a Distancia

El papel de la mujer, históricamente, ha estado orientado hacia las labores del hogar, la atención y el cuidado de los miembros del grupo familiar; dicho papel se ha caracterizado por una marcada diferencia con respecto a su posición frente al hombre, destacándose por la sumisión y discriminación como pautas transmitidas de generación en generación. No obstante, a partir de los cambios ocurridos en la primera mitad del siglo XX se ha desplegado todo un proceso de transformación de esta situación, gracias a la lucha y a los movimientos de grupos feministas. En la actualidad, la población femenina ha ganado espacios en los ámbitos educativos, económicos, políticos, científicos, culturales, religiosos y sociales, a través del reconocimiento de sus derechos y garantías de igualdad de condiciones ante el hombre (Murguialday, 2006).

Hoy, el sexo femenino ha logrado incorporarse a espacios que eran destinados a los hombres, apoyadas en el desarrollo de políticas que —impulsadas por organismos internacionales— promueven la autonomía, libertad e independencia de la mujer, bajo los principios de equidad, igualdad y empoderamiento de esta frente al sexo masculino, con el fin de promover la calidad de vida del género femenino (Murguialday, 2006; Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, 1995).