Circuitos culturales y la antítesis del arte postautónomo
En su libro La sociedad sin relato, Néstor García Canclini (ࠆ߿߿ࠁ (propone al arte contemporáneo como el arte desenmarcado, que no quiere volverse símbolo de identidad o pertenencia (a un país, a una religión o una visión política), y que, sin embargo, termina cediendo a las presiones de homogenización, vinculación e institucionalización de las dinámicas de poder contemporáneas. El autor define la ambición del arte de convertirse en postautónomo, y lo explica como el desplazamiento de las prácticas artísticas del objeto al contexto, “hasta llegar a insertar las obras en medios de comunicación, espacios urbanos, redes digitales y formas de participación social donde parece diluirse la diferencia estética”. (p. ࠆࠀ (García ve en esta especie de democratización del arte
una posibilidad para “reconcebir el papel del arte más allá de la museifcación y la bienalización”, (p. ߿ࠇࠀ (si bien advierte una especie de ciclo inevitable de reabsorción del arte por parte de estas instituciones. El circuito de arte como estrategia de circulación y divulgación de las políticas culturales actuales, es un claro ejemplo del proceso de desvinculación – absorción – reinstitucionalización que parece burlar al arte postautónomo en su ambición de ser todo y no ser nada a la vez. Para explicar en detalle esta postura, se presentará el ejemplo del barrio San Felipe en Bogotá, y la propuesta del Museo Abierto de Bogotá y sus intervenciones de arte urbano en las zonas bajo puente.