Publicado
2020-08-21
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Big data e inteligencia artificial: directrices para no perderse en un laberinto sin fin

DOI: https://doi.org/10.22490/26655489.4105
Sección
Artículos
Rafael Grasa Hernández

La expresión “inteligencia artificial” (IA), usada por vez primera por John McCarthy en 1955, describe un amplio, creciente y confuso terreno de investigaciones y de aplicaciones, con usos amplios y restringidos, enfoques diversos y a veces contrapuestos. La expresión, además, debe situarse en un contexto más amplio para aprehenderla cabal y totalmente: la evolución constante, con progresión geométrica, de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), que
ha dado lugar a lo que se suele denominar cuarta revolución industrial. Esta cuarta revolución, a diferencia de las anteriores, afecta a la naturaleza, fundamento y funcionamiento de la totalidad de la vida social de la especie humana; es decir, afecta a las dimensiones tecnológicas, económicas, políticas y culturales de todas nuestras sociedades. Por ello a menudo se dice que esta cuarta revolución tiene un impacto sistémico, y por ende disruptivo (altera) y también reestructurador (modifica sinergias y elementos fundantes y articuladores) del sistema social, al afectar a estratos superficiales, intermedios y profundos de nuestra organización social.