Publicado
01-07-2015
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Editorial Vol. 6 Núm. 2 (2015)

DOI: https://doi.org/10.22490/21456453.1400
Sección
Editorial
Reinaldo Giraldo Diaz Universidad Nacional Abierta y a Distancia
Libia Esperanza Nieto Gómez Universidad Nacional Abierta y a Distancia

Eduardo Germán María Hughes Galeano, más conocido como Eduardo Galeano, falleció el 13 de abril de 2015, mas su obra sigue iluminando a miles de intelectuales latinoamericanos que desde diferentes disciplinas y perspectivas apuestan por un mundo otro, por una sociedad otra. Desde el primer párrafo de la Introducción a “Las venas abiertas de América Latina”, escrito en 1970 y publicado en 1971, pero con una vigencia inacabable hasta que no pueda superarse la desigualdad en el mundo, se vislumbra la necesidad de otros rumbos:

 La división internacional del trabajo consiste en que unos países se especializan en ganar y otros en perder. Nuestra comarca del mundo, que hoy llamamos América Latina, fue precoz: se especializó en perder desde los remotos tiempos en que los europeos del Renacimiento se abalanzaron a través del mar y le hundieron los dientes en la garganta. Pasaron los siglos y América Latina perfeccionó sus funciones. Éste ya no es el reino de las maravillas donde la realidad derrotaba a la fábula y la imaginación era humillada por los trofeos de la conquista, los

yacimientos de oro y las montañas de plata. Pero la región sigue trabajando de sirvienta. Continúa existiendo al servicio de las necesidades ajenas, como fuente y reserva del petróleo y el hierro, el cobre y la carne, las frutas y el café, las materias primas y los alimentos con destino a los países ricos que ganan, consumiéndolos, mucho más de lo que América Latina gana produciéndolos (Galeano, 1970, p. 15).

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