NIVELES DE ADOPCION E IMPACTO DE UNA ESTUFA MEJORADA DE LEÑA EN COMUNIDADES RURALES DEL DEPARTAMENTO DE SANTANDER, COLOMBIA

  ADOPTION AND IMPACT LEVELS OF AN IMPROVED WOOD-BURNING STOVE IN COMMUNITIES FROM RURAL SANTANDER, COLOMBIA

Javier Darío Aristizábal Hernández1

1Especialista en Planeación Ambiental y Manejo Integral de Recursos Naturales, Fundación Natura, Bogotá - Colombia

Resumen: Se estima que en Colombia cerca de 55.000 estufas mejoradas de leña fueron distribuidas hasta el año 2017 por diferentes entidades, sin embargo, se desconoce si la totalidad de estas estufas se encuentran realmente en operación y, más importante aún, si están cumpliendo con los impactos sociales y ambientales esperados. La presente investigación tuvo como objetivo evaluar el nivel de adopción e impacto de un modelo de  estufa mejorada (tipo FN) en 70 familias beneficiarias de un proyecto de estufas orientado al financiamiento del carbono, en el que se construyeron 3.000 unidades en zonas rurales de algunos municipios del departamento de Santander durante el segundo semestre de 2014 . Para tal fin, se aplicó una metodología cualitativa avalada por la Global Alliance for Clean Cookstoves bajo la cual es posible establecer el nivel de adopción e impacto de este tipo de proyectos a través de índices. Los resultados demuestran que la tasa promedio de adopción del proyecto alcanzó una puntuación de 7,8 lo que se considera como una buena adopción. Sin embargo, dado que más de la mitad de los encuestados no percibieron cambios en su salud, y una tercera parte de ellos, no experimentaron ahorros en el consumo de leña, su nivel de impacto fue de 6,7 lo que lo ubica como un proyecto de impacto moderado . Estos hallazgos permiten inferir que al menos el 84% de la estufas se encontraban en operación en el momento del estudio. Se concluye que la adopción es un aspecto clave que debe ser considerado dentro del desarrollo de este tipo de iniciativas, puesto que solo evaluando el grado de apropiación de las tecnologías de cocción por parte del usuario, se puede dimensionar el verdadero alcance que los proyectos de estufas están generando en las comunidades rurales y en el medio ambiente.

Palabras clave: cocción, combustible, familia, índice

Resumo: É estimado que na Colômbia, quase 55.000 fogões melhorados a lenha foram distribuídos até 2017 por diferentes instituições, no entanto, se desconhece se a totalidade destes fogões se encontram em fucionamento e, mais importante, se eles estaõ atingindo os impactos sociais e ambientais esperados. A presente investigação teve por objetivo avaliar o nível de adoção e impacto de um modelo de fogão melhorado (tipo FN) em setenta familias beneficiárias de um projeto de fogões melhorados orientado ao financiamento de carbono no qual foram construídos 3.000 unidades em zonas rurais de alguns municipios do departamento de Santander durante o segundo semestre de 2014. Para este efeito, aplicou-se uma metodología qualitativa avalizada pela Global Alliance for Clean Cookstoves sob a qual é possível establecer o nível de adoção e impacto deste tipo de projetos atráves de índices. Os resultados demonstram que a taxa média de adoção do projeto atingiu uma puntuação de 7,8 o que é considerado como uma boa adoção. Entretanto, dado que mais de metade dos inquiridos não notaram alterações em seu saúde, e um terço deles, não experimentaram economías no consumo de lenha, o nível de impacto foi 6,7 o que a classifica como um projeto de impacto moderado. Esses resultados permitem establecer que-pelo menos 84% dos fogões melhorados estavam funcionando no momento da pesquisa.  Conclui-se que a adoção constitui um aspecto esencial que deve ser considerado como parte do desenvolvimento deste tipo de iniciativas, porquanto apenas avaliando o nível de apropiação das tecnologías de cocção pelos utilizadores, pode-se dimensionar o verdadeiro alcance que os projetos de fogões melhorados estaõ gerando nas comunidades rurais e no meio ambiente.

Palavras chave: cocção, combustível, familia, índice

Abstract: In Colombia, it is estimated that around 55,000 improved wood-burning stoves were disseminated by several entities until 2017. However, it is unknown how many of them are certainly running and, but most importantly, if they are meeting the expected social and environmental impacts. This research assessed the adoption and impact levels of an improved wood-burning stove (known as FN cookstove) in 70 families belonging to a 3,000-cookstoves project oriented to carbon market which was implemented in rural Santander (Colombia) throught the second half-year 2014. To this end, a qualitative methodology endorsed by Global Alliance for Clean Cookstoves under which is feasible knowing the adoption and impact levels through indexes was used. The improved cookstoves project scored 7.8 at the average adoption rate which is considered as high adoption. However, since no health-based changes were perceived by over half of the surveyed households and, one-third of them did not get fuelwood savings, its impact level scored 6.7 which is labelled as a moderate impact. These findings allow establishing that at least 84% of improved cookstoves were running at the moment of this survey. As a conclusion, the adoption is a key issue that must be regarded within cookstoves projects as assessing the level of uptake of cooking devices for end users, it is possible to estimate the real scope that this kind of programs are bringing about in rural communities and the environment. 

Keywords: cooking, fuel, household, index

Resumen gráfico: Es una imagen visual de los hallazgos del artículo. Puede ser una figura diseñada para ello o una imagen representativa de los resultados de investigación. Es obligación que todos los artículos presenten en su manuscrito esta figura.

Introducción

Durante el decenio comprendido entre 2007 – 2017, Colombia experimentó un auge en el desarrollo e implementación de proyectos de estufas mejoradas de leña como respuesta a los problemas asociados al uso de fogones tradicionales en el medio rural. Hasta entonces, se estima que alrededor de 55.000 unidades habían sido distribuidas principalmente por entidades públicas (corporaciones autónomas regionales, gobernaciones y/o alcaldías), y en menor proporción, por organizaciones no gubernamentales (Fundación Natura, 2018).

Sin embargo, se desconoce el alcance de los beneficios que tales iniciativas pueden estar ocasionando debido a que estos procesos de diseminación de estufas se han adelantado de forma anárquica y un tanto desarticulada con respecto a los objetivos trazados por el gobierno colombiano en este tema. Para resolver esta situación, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible expidió en 2015, los “Lineamientos para un programa nacional de estufas eficientes para cocción con leña” que constituye el eje orientador sobre el cual deberían estribar los proyectos de estufas eficientes que pretenden generar saldos ambientales positivos. Dicho documento propone una hoja de ruta para la planeación e implementación de estas iniciativas, y dentro de ésta última, considera la importancia del monitoreo como herramienta esencial para verificar el logro de las metas propuestas (Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, 2015).

Es difícil determinar los impactos reales que los proyectos de estufas mejoradas pueden generar cuando no existen indicadores de evaluación más allá del número de estufas construidas. La literatura especializada en el tema demuestra el poco valor que tiene cuantificar el número de unidades instaladas para ponderar el éxito de un proyecto de estufas y, en cambio, le otorga una relevancia fundamental al nivel de adopción que dichas tecnologías han logrado en el seno de las comunidades en donde son introducidas (Troncoso et al., 2013; Bielecki & Wingenbach, 2014; Debbie et al., 2014).

Si bien son de amplio reconocimiento las bondades que generan los proyectos de estufas mejoradas en términos ambientales, sociales y de salud, cabe destacar que en años recientes ha cobrado relevancia su papel como una medida clave de mitigación del cambio climático (Lee et al., 2013). La evidencia demuestra que la cocción rural en países en desarrollo contribuye con la emisión de más de 1 PgCO2 lo que representa entre el 40% – 50% de las emisiones causadas por la quema de biomasa como fuente de energía a nivel global (World Bank, 2011). Puesto que existe una relación de proporcionalidad entre el consumo de leña y la reducción de emisiones de dióxido de carbono, cualquier medida orientada a disminuir el uso de éste combustible tradicional, tendrá un efecto importante sobre las concentraciones de gases de efecto invernadero (principalmente CO2) en la atmosfera. Por tal razón, sustituir un fogón abierto que quema leña de manera ineficiente por una estufa mejorada con mayores rendimientos térmicos se ha convertido en una de las acciones de mitigación que goza de mayor aceptación en los mercados voluntarios de carbono, a tal punto que en 2016, éste tipo de proyectos tranzaron 3,4 TgCO2 que equivalían al 7% del volumen total emisiones compensadas ese año (Ecosystem Marketplace, 2017).

Las metodologías propuestas para cuantificar el potencial de reducción de emisiones de CO2 de un proyecto de estufas mejoradas contemplan una serie de parámetros que deben ser determinados claramente. Dichas reducciones se calculan aplicando la Ecuación 1 (Gold Standard, 2016):

    (Ecuación 1)

Las emisiones reducidas (ER) por las estufas son el resultado de multiplicar asociativamente el ahorro de leña (Sf), el número de estufas instaladas (N), el número de unidades operacionales y/o tasa de uso (U), la fracción no renovable de la biomasa (fNRB), el factor de emisión del CO2 (FCO2) y el poder calorífico de la leña (NCV). La mayoría de estos parámetros presentan valores que pueden ser obtenidos de fuentes secundarias tales como estudios de consumo de leña, manuales de inventarios de GEI del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), entre otros; sin embargo, el número de unidades en funcionamiento (estufas en uso) solo puede ser hallado a través de información levantada en campo mediante un apropiado monitoreo del proyecto.

El monitoreo de un proyecto de estufas dentro de una comunidad comprende un campo de reciente desarrollo y como tal, enfrenta desafíos que aún están por resolverse. En este sentido, se vislumbran dos enfoques para determinar el grado de adopción de las tecnologías de cocción: uno de tipo cuantitativo y otro de tipo cualitativo. El primero se vale de herramientas tecnológicas que permiten establecer en tiempo real que tanto se usa la estufa en un ambiente real de operación. Bajo esta línea de trabajo, se encuentran los estudios de campo que emplean sensores de datos térmicos cuya función consiste en capturar las fluctuaciones de temperatura de la estufa a lo largo de la jornada de cocción y almacenar dicha información para su posterior análisis (Ruiz-Mercado, 2012). Las variaciones en los registros de la temperatura demostraran la frecuencia e intensidad de uso de la estufa. De otro lado, se cuenta con un enfoque cualitativo que se basa esencialmente en la percepción del usuario de la estufa y que puede dar una idea del nivel de adopción y del impacto de la introducción de la nueva tecnología en la comunidad de una forma más sencilla y menos onerosa (Troncoso et al., 2013).

En 2014, un convenio suscrito entre ECOPETROL y la Fundación Natura, que además contó con el cofinanciamiento de algunas alcaldías, hizo posible la construcción de 3.000 unidades del modelo de estufa FN en áreas rurales de 16 municipios del departamento de Santander, lo que constituye la primera iniciativa colombiana de diseminación de estufas mejoradas orientada al financiamiento del carbono. Como parte de la estrategia de apropiación de la tecnología, se adelantó un proceso de sensibilización con las comunidades beneficiarias del proyecto que incluía la concientización sobre los impactos sociales y ambientales del uso de fogones tradicionales y la creación de capacidades entorno de los procesos de cocción en el ámbito doméstico (Zapata, 2015).

El objetivo principal de la presente investigación fue evaluar el nivel de adopción e impacto logrado por el proyecto de estufas mejoradas implementado en el departamento de Santander. A partir de los estos datos, se pretende inferir una cifra porcentual que refleje el número de unidades que realmente se encuentran en operación (tasa de uso) y que puede ser utilizada para calcular el potencial de emisiones de GEI que un proyecto de esta naturaleza puede reducir. Además, éste valor porcentual servirá como un indicador para medir la efectividad del proyecto de estufas en general.

El presente artículo recoge los resultados logrados en el estudio de monitoreo adelantado en 70 hogares rurales seleccionados de 11 de los 16 municipios en donde se implementó el proyecto en el departamento de Santander, siguiendo un enfoque de tipo cualitativo en el que la adopción y el impacto del proyecto de estufas se determina por medio de la percepción de los usuarios a través del uso de encuestas.

Materiales y métodos

Para determinar el nivel de apropiación de la tecnología, se optó por el enfoque metodológico cualitativo propuesto por Troncoso et al. (2013, 2014). Este enfoque permite establecer el nivel de adopción e impacto de un proyecto de estufas a partir de índices, los cuales se basan en la realización de una encuesta de nueve preguntas que pueden ser fácilmente respondidas por el usuario de la estufa. Se invita al lector a consultar la guía metodológica desarrollada por Troncoso (2014) en la cual se adjunta la referida encuesta con sus correspondientes opciones de respuesta.

La encuesta está diseñada para ser respondida por el operador principal de la estufa, dado que la mayoría de preguntas están orientadas a conocer la percepción de quien la utiliza de forma constante. Sin embargo, otros miembros de la familia pueden participar siempre y cuando estén familiarizados con el entorno de cocción.

Este estudio cualitativo fue llevado entre octubre y noviembre de 2015, momento en el cual las estufas habían cumplido un año de haber sido construidas y puestas en operación en los municipios de Charalá, Coromoro, Encino, Enciso, Gambita, Macaravita, Málaga, Molagavita, Onzága, San Andres y San Jose de Miranda (Santander).

Determinación de la muestra

Para establecer el tamaño de la muestra, se aplicó un muestreo simple aleatorio para poblaciones finitas (Ecuación 2), considerando una población de 3.000 estufas construidas. La metodología sugiere indirectamente que el tamaño de la muestra pueda cumplir con un nivel de confiabilidad del 90% y una precisión (o margen de error) del 10%. Además, se aplicó un valor de t de 1,645 y se asumió una proporción estimada (p) del 50% (0,5).

(Ecuación 2)

En donde,
n = tamaño de la muestra
N = tamaño de la población
t = constante para un nivel de confianza determinado
p = proporción estimada en el área del proyecto
m = precisión o margen de error

Con base en lo anterior, se obtuvo un tamaño de muestra de 67 hogares que fue aumentado a 70 para mejorar la precisión de los resultados de la investigación. Dichos hogares fueron escogidos aleatoriamente de la base de datos del proyecto, arrojando la siguiente distribución: doce en Charalá, seis en Coromoro, siete en Encino, cinco en Onzaga, ocho en Enciso, seis en Macaravita, dos en Málaga, siete en Molagavita, nueve en San Andres, tres en San José de Miranda y cinco en Gambita.

Los hogares seleccionados eran informados de la visita por vía telefónica (celular) un día antes de la misma. Si en el momento de la visita no había nadie en la vivienda, entonces se descartaba ese hogar de la muestra y se reemplazaba por el hogar más cercano de la vereda en donde se hubiera construido una estufa. Si en este caso, tampoco se encontraba al beneficiario, entonces se adelantaba el mismo procedimiento con otro hogar hasta lograr el reemplazo.

Instrumentos

Para la recolección de la información, se aplicó la encuesta que acompaña la guía de desarrollo de los índices de adopción e impacto (Tabla 1).

Tabla 1. Encuesta para determinar los índices de adopción e impacto

PREGUNTA

OPCIONES DE RESPUESTA

1. ¿Dónde enciende el fogón o estufa tradicional?

Ya no usa la estufa tradicional

Al aire libre

Afuera en área cubierta

Dentro de la casa (en la cocina u otra habitación separada)

2.¿Dónde solía encender el fogón/estufa tradicional? (Antes de tener la estufa limpia)

Al aire libre

Afuera en área cubierta

Dentro de la casa (en la cocina u otra habitación separada)

3. Qué tanto le gusta el fogón/estufa tradicional?

No le gusta en absoluto

No le gusta pero piensa que es útil para algunas tareas

Le es indiferente (ni le gusta, ni le disgusta)

Le gusta pero reconoce algunos problemas

Le gusta mucho

4. Tecnologías para cocinar y frecuencia de uso

Tecnología de cocción

¿La usa?

¿Cuántos días a la semana?

Fogón/estufa trad.

Estufa mejorada

Estufa de gas (GLP)

Estufa de kerosene

Estufa eléctrica

Otro

 

 

5. ¿Qué tan satisfecha está con su estufa mejorada?

Nada

Un poco satisfecha

Más o menos

Satisfecha

Muy satisfecha

6. ¿Volvería a adquirir una estufa mejorada si se le diera la oportunidad?

No

Tal vez

Si

7. ¿Ha notado cambios en su salud o la de su familia desde que usa la estufa limpia?

Ninguno

Uno

Dos

Varios (tres o más)

8. ¿Ha notado si la estufa mejorada ahorra combustible? (leña/carbón)

No

Ahorra un poco

Ha notado ahorro

Está impresionada con el ahorro de combustible

Está muy impresionada con el ahorro de combustible

9. ¿En que condiciones se encuentra la estufa limpia?       (SOLO EL ENCUESTADOR)

Destruida o en desuso

Con modificaciones que alteran su funcionamiento

Con modificaciones que no alteran su funcionamiento

En buenas condiciones con bajo mantenimiento

En buenas condiciones con buen mantenimiento

Fuente: Troncoso, 2014

Aplicación de índices

El índice de adopción (IA) se determinó a partir de las respuestas obtenidas para las preguntas 4, 5, 6 y 9 de la encuesta, las cuales se relacionan con la frecuencia de uso de la estufa mejorada (FEL), la condición en que se encuentra la estufa mejorada (CEL), el nivel de satisfacción del usuario con la estufa mejorada (NSE), y el interés del usuario en adquirir otra estufa mejorada al término de su vida útil (VAA), respectivamente. Cada respuesta asume un valor cuantitativo que fluctúa entre 0 y 1 (Tabla 2). El índice de adopción es hallado al sumar el valor ponderado de estas variables (Ecuación 4).

(Ecuación 4)

Tabla 2. Valores de las variables del índice de adopción


VARIABLE

VALOR

0

0,25

0,5

0,75

1

Frecuencia de uso de la estufa limpia        (FEL)

Nunca

Una vez por semana o menos

2 o 3 veces por semana

4 a 6 veces por semana

Todos los días

Condiciones de la estufa limpia (CEL)

Destruida o en desuso

Con modificaciones que alteran su funcionamiento

Con modificaciones que no alteran su funcionamiento

Funcionando bien con bajo mantenimiento

En perfecto estado

Nivel de satisfacción con la estufa limpia (NSE)

Nada satisfecha

Poco satisfecha

Moderadamente satisfecha

Satisfecha

Muy satisfecha

¿La volvería a adquirir? (VAA)

No

 

Tal vez

 

Fuente: Troncoso, 2014

Por su parte, el índice de impacto (II) se establece a partir de las respuestas dadas a las preguntas 1, 2, 3, 4, 7 y 8 de la encuesta, que aparte de la frecuencia de uso tanto de la estufa tradicional (FUT) como la mejorada (FEL); también considera la frecuencia de uso de otros combustibles (FOC), el nivel de satisfacción de la usuaria con la estufa tradicional (NST), los cambios en la localización de la estufa tradicional (CLT), las mejoras en la salud (PMS), el ahorro de combustible percibido por el usuario (PAC) y el número de tecnologías utilizado para cocinar (NT). La ecuación 5 demuestra el desarrollo de este índice a través del valor indicativo que asume cada variable en un rango de 0 a 1 (Tabla 3).

(Ecuación 5)

Tabla 3. Valores para las variables del índice de impacto


VARIABLE

VALOR

0

0,25

0,5

0,75

1

Frecuencia de uso de la estufa limpia        (FEL)

Nunca o casi nunca

Una vez por semana

2 o 3 veces por semana

4 a 6 veces por semana

Todos los días

Frecuencia de uso de la estufa tradicional (FUT)

Todos los días

4 a 6 veces por semana

2 o 3 veces por semana

Una vez por semana

Nunca o casi nunca

Frecuencia de uso de otros combustibles (FOC)

Todos los días

4 a 6 veces por semana

2 o 3 veces por semana

Una vez por semana

Nunca o casi nunca

Nivel de satisfacción con la estufa tradicional (NST)

Muy satisfecha

Satisfecha

Más o menos satisfecha

Poco satisfecha

Nada satisfecha

Cambios en la localización de la estufa tradicional (CLT)

Estufa tradicional en la cocina

Estufa tradicional afuera de la casa sin cambios

Estufa tradicional bajo cobertizo y antes en la cocina

Estufa tradicional afuera y antes en la cocina

Ya no usa la estufa tradicional

Percepción de mejoras a la salud (PMS)

Ningún cambio percibido

 

Un cambio percibido

Dos cambios percibidos

Muchos cambios percibidos

Percepción de ahorro de combustible (PAC)

Ningún cambio percibido

Poco cambio percibido

Ahorro percibido

Percibe bastante ahorro

Muy impresionado por el ahorro

Tecnologías usadas para cocinar
(NT)

Utiliza únicamente la estufa tradicional

Utiliza estufa tradicional y de GLP

Utiliza estufa tradicional, mejorada y de GLP

Utiliza estufa mejorada y de GLP

Únicamente utiliza estufa mejorada

Fuente: Troncoso, 2014

Tratamiento y análisis de la información

La información recolectada en la encuesta para cada uno de los 70 usuarios evaluados fue digitada en una hoja de cálculo (Excel) para facilitar su sistematización y tabulación. Los resultados individuales de los índices de adopción e impacto se categorizaron en los cinco niveles establecidos en la metodología (Tabla 4). Posteriormente, se halló un índice general tanto de adopción como de impacto para todo el proyecto promediando los valores individuales de cada uno de los parámetros evaluados.

Tabla 4. Equivalencias para los índices de adopción e impacto


RANGO

NIVEL DE ADOPCION

NIVEL DE IMPACTO

9,1 - 10

Muy buena adopción (MB)

Muy alto impacto (MA)

7,6  - 9

Buena adopción (B)

Alto impacto (A)

6 – 7,5

Regular adopción (R)

Impacto medio (M)

4 – 5,9

Mala adopción (M)

Bajo impacto (B)

0 – 3,9

Muy mala adopción (MM)

Muy bajo impacto (MB)

Fuente: Troncoso, 2014

Resultados y Discusión.

Se pudo constatar que el 77% de las familias evaluadas ya no usan la estufa tradicional, mientras que el 23% restante admitió que la seguía utilizando como única “tecnología” de cocción bien sea dentro de la misma vivienda (21%) o en un espacio cubierto pero separado de la misma (2%).

En lo que respecta al sitio donde se encontraba el fogón/estufa tradicional cuando era utilizado como principal “tecnología” de cocción, se observó que en el 88,5% de los hogares, el fogón tradicional se encontraba dentro de la cocina; en un 10% el fogón se localizaba en un área aparte bajo un cobertizo y en el 1,5% restante el fogón se encontraba al aire libre. Este resultado debe diferenciarse del anterior, en el sentido que las respuestas estaban enfocadas en el sitio en el que solían tener el fogón/estufa tradicional antes de la llegada de la estufa eficiente.

Respecto a la afinidad de los usuarios con el fogón tradicional se observó que el 42% de los beneficiarios encuestados declararon que no les gustaba para nada el fogón tradicional mientras que un 17% admitió que a pesar que no es de su completo agrado, piensa que es útil para algunas labores. Un 28% de los encuestados reconoció lo importante que es el fogón/estufa tradicional como sistema de cocción y para el restante 13% le es indiferente usarlo.

El uso múltiple de tecnologías de cocción (stacking) es una realidad en el medio rural. Más de la mitad de los encuestados afirmaron que utilizaban tanto la estufa mejorada como la estufa de gas (GLP) para sus actividades de cocción (51%), mientras que un 24,5% indicó que usaba exclusivamente la estufa eficiente para cocinar. Se evidenció que el fogón tradicional sigue siendo importante para el 13% de los hogares encuestados, en donde un 1,5% manifiesta que lo usa exclusivamente y el 11,5% lo emplea en concomitancia con otros sistemas de cocción (Figura 1). En este último caso, el fogón tradicional cumple labores secundarias como cocción en días atípicos (v.g: días en donde el número de comensales aumenta significativamente) o para cocinar alimento para los animales domésticos.

Para destacar, resulta evidente que independientemente del sistema de cocción empleado por los usuarios encuestados, se observó que el 95% de los hogares utilizan leña exclusivamente o asociado con GLP, mientras que solo un 1,5% afirmó utilizar solo GLP para cocinar. Lo anterior desvirtúa el hecho respecto a que la leña este siendo desplazada por el GLP en las zonas rurales, en donde en realidad cumple una función más complementaria que sustitutiva.

Figura1. Sistemas de cocción utilizados por los usuarios. Fuente: Autor, 2018

Considerando la población evaluada, la estufa eficiente es utilizada en promedio 6,17 días sobre una base semanal, mientras que el fogón tradicional se utiliza 2,5 días por semana. En los hogares que usan GLP, el uso promedio de este combustible es de 6 días a la semana, advirtiendo que el gas solo es utilizado específicamente en horas de la mañana para preparar el desayuno o para calentar comida que fue previamente cocinada en la estufa de leña.

Respecto al nivel de satisfacción de los usuarios con la estufa nueva, más del 75% manifestaron encontrarse satisfechos con este sistema de cocción, mientras que solo un 3,5% señaló no estar nada satisfechos con la misma y aún prefieren el fogón tradicional.

Se indagó a los usuarios encuestados sobre la voluntad de adquirir nuevamente una estufa FN (Figura 2), encontrándose que el 75,5% si la volvería adquirir, el 17% respondió que talvez la adquiriría y el 7,5% manifestó que no tenía intención de volver a adquirirla.

Se observó que en algunos casos, la respuesta afirmativa estaba influenciada por el hecho de que la estufa fuera “donada”. Las personas indagadas respondían positivamente a la respuesta con base en que las estufas fueran entregadas bajo el mismo mecanismo utilizado en el actual esquema, es decir, sin ninguna contraprestación monetaria. Sin embargo, cuando se hizo la aclaración respecto a que la adquisición de la estufa deberían hacerla ellos por su propia cuenta, la mayoría afirmó que adquirirían la estufa siempre y cuando contaran con los suficientes recursos económicos. Lo anterior establece una voluntad de pago por parte del usuario hacia un producto que considera que le es útil y cuya asequibilidad solo se ve cohibida por su capacidad económica.

Figura 2. Estufa FN en funcionamiento. Fuente: Autor, 2018

Sobre la percepción respecto a los impactos en la salud de las personas, la encuesta reveló que más de la mitad de los usuarios (55,5%) manifestaron no presentar ningún problema de salud causado por la exposición al humo de la leña, ni antes ni después de la introducción de la nueva estufa, mientras que un 33% manifestó que ha notado al menos un cambio en la salud personal y solo un 11,5% dice que ha notado dos cambios en la salud. Ningún encuestado reportó haber percibido tres o más cambios en su salud o en la de su grupo familiar.

Sobre la percepción que tienen los usuarios respecto a la capacidad de la estufa FN para ahorrar leña, el 67,5% de los encuestados percibieron ahorros en el uso del combustible en alguna magnitud, fluctuando desde aquellos que solo perciben una sutil disminución en el consumo (11,5%) hasta aquellos que reportan reducciones sustanciales en el uso de la leña (3%). Sin embargo, el 32,5% de las familias entrevistadas, no ha encontrado diferencias relevantes entre el consumo de leña de la nueva estufa y del fogón tradicional.

Nivel de adopción

Con base en los resultados obtenidos en la encuesta, se obtuvo que más del 70% de los usuarios han logrado una buena adopción de la estufa, en tanto que en menos del 16% de los hogares evaluados se observa que no ha habido una buena adopción de la tecnología. El 14% restante corresponde a usuarios en los que si bien la estufa está siendo usada, la adopción no ha sido del todo buena y existen varias cosas por mejorar (Figura 3).

Al ponderarse todos los parámetros individuales de adopción, se obtiene que el valor promedio logrado por el proyecto es de 7,8, lo que lo ubica en el rango de buena adopción (7,6 a 9). En este sentido, las familias están utilizando la estufa a pesar de las dificultades y desventajas relacionadas con su uso.

Figura 3. Resultados del índice de adopción. Fuente: Autor, 2018

Nivel de impacto

El índice de impacto señala que el 30% de los usuarios evaluados consideran que el proyecto de estufas ha generado un alto impacto en sus vidas y en la de sus familias. Sin embargo, más del 32% de los usuarios señalan que el impacto ha sido bajo y el 37% señala que el impacto ha sido regular (Figura 4). Estas cifras han sido permeadas principalmente por los impactos percibidos en la salud y en el ahorro de leña. La gran mayoría de beneficiarios no reportaron cambios en su salud ni en la de sus familiares dado que no presentaban problemas de esta índole cuando utilizaban el fogón tradicional, luego en esa circunstancia el valor que asumía la variable PMS era 0. Lo mismo ocurría con el consumo de leña en donde casi una tercera parte manifestó no experimentar reducciones en el uso de este combustible en comparación con el fogón tradicional y un 11,5% de los hogares encuestados solo reportaron ahorros pequeños.

Cuando se promedian los valores individuales de los 70 hogares encuestados, se obtiene un índice promedio global de impacto de 6,7 lo que lo ubica como un proyecto de estufa de impacto medio.

Figura 4. Resultados del índice de impacto. Fuente: Autor, 2018

Los resultados obtenidos demuestran una significativa aceptación de la estufa FN entre las comunidades rurales santandereanas donde el programa fue impulsado. Con base en la metodología aplicada, el proyecto de estufas mejoradas de leña ejecutado en el marco del convenio entre Fundación Natura y ECOPETROL ha logrado en términos generales, una buena adopción. Los resultados disgregados por niveles de adopción dan cuenta de que el 70% de los hogares encuestados han logrado una adopción que puede calificarse entre “buena” y “muy buena”, mientras que en menos del 16% se observó que la adopción de la estufa puede ser considerada entre “mala” y “muy mala”. Si se consideran los valores porcentuales de las categorías regular, buena y muy buena adopción como un conjunto, se obtiene una tasa de adopción del 84% lo cual coincide notablemente con resultados hallados en Senegal y Perú donde se encontraron tasas de adopción del 85% y 87%, respectivamente (Bensch & Peters, 2014; Wolf et al., 2017).

En contraste, la percepción de los impactos del programa aunque no fueron altos como podría esperarse, puede calificarse de aceptables. El proyecto alcanzó un valor promedio de 6,7 que indica que los efectos y beneficios percibidos por los usuarios de las estufas, si bien han mejorado en algunos puntos tal como la reducción en el consumo de leña, es menos clara en lo que respecta a la salud del núcleo familiar. Lo anterior obedece a que más de la mitad de los hogares manifestaron no presentar síntomas o afectaciones en la salud antes del uso de la estufa nueva, luego con la introducción de la misma, era previsible que dichos cambios no fueran evidentes. No obstante, este resultado demuestra el beneficio más importante generado por la implementación de un proyecto de estufas mejoradas: su impacto positivo en la salud de las familias rurales colombianas y los costos de atención médica que pueden ser evitados. De acuerdo al Departamento Nacional de Planeación, la contaminación del aire intradomiciliario causada principalmente  por el uso de fogones abiertos o estufas tradicionales, fue responsable de cerca de 2.300 muertes y 1,2 millones de enfermedades en Colombia en 2015 y sus costos asociados de atención, representaron el equivalente al 0,38% del PIB de ese mismo año (DNP, 2017). En este sentido, la promoción de estufas mejoradas se convierte en una estrategia fundamental para reducir las concentraciones de emisiones contaminantes en ambientes interiores, y con ello, la prevalencia entre  mujeres y niños de morbilidades respiratorias y otras patologías causadas por la inhalación de humo.

Algo similar ocurre con el consumo de leña sobre el cual, dos terceras partes de los hogares encuestados tuvieron una percepción positiva entorno a la disminución del uso de dicho combustible respecto del fogón tradicional. Por tratarse de información de tipo cualitativa, es difícil conjeturar sobre como la percepción respecto del ahorro de leña puede traducirse en impactos sobre los ecosistemas forestales que sirven de fuente de aprovisionamiento, sin embargo, es previsible que con la disminución en el uso de este dendrocombustible, también se aminore la presión sobre los bosques adyacentes, y con ello, se garantice la prestación de importantes servicios ecosistémicos. En el caso particular del área de estudio, la adopción de estufas mejoradas puede convertirse en una acción determinante para proteger los fragmentos boscosos que aún existen en los municipios que conforman la provincia de Guanentá en Santander y cuya sostenibilidad se encuentra amenazada debido a la alta demanda que existe por madera y leña para propósitos domésticos (Zapata y Días, 2012).

Cabe señalar que entre el tercio restante de encuestados que admitió no percibir diferencias en el consumo de leña entre el fogón y la estufa mejorada, algunos manifestaron que incluso la estufa mejorada consumía más leña que el fogón con el que cocinaban, lo cual implica un análisis más detallado del funcionamiento de la estufa a nivel de hogar para establecer a que obedece dicha situación y que desafortunadamente no puede ser abordado en el presente estudio.

Estas dos variables (salud y consumo de leña) obtuvieron valores de 0 y por lo tanto, afectaron el promedio del índice. De acuerdo a los niveles de impacto, el mayor porcentaje (37,1%) se concentra en el nivel medio, seguido por el grupo que considera que el impacto ha sido bajo (27,1%).

Los estudios revelan que no parece existir una directa proporcionalidad entre los índices de adopción e impacto que se derivan de los proyectos de estufas mejoradas. Por ejemplo, en México algunas evaluaciones realizadas sobre este tipo de proyectos han hallado altos niveles de adopción pero con bajos índices de impacto (Troncoso et al., 2013; García & Álvarez, 2016). En contraste, un estudio adelantado en India evidenció que las comunidades receptoras de la tecnología manifestaron una alta percepción de los impactos generados por ésta, pero en cambio, su nivel de adopción no alcanzó ni siquiera el 50% en la población objetivo (Samaddar, 2017). Al respecto, Troncoso et al. (2013) sostienen que esta discrepancia entre índices no representa un aspecto negativo sino que debe ser visto como un paso esencial que servirá para mejorar y potencializar los aspectos de la estufa que no satisfacen al usuario y que ayudaran a afianzar el proceso de adopción.

En el 74% de los hogares evaluados, el fogón tradicional no fue destruido a pesar de la introducción de la estufa mejorada, e incluso en la mayor parte de ellos, todavía se sigue utilizando aunque cumpliendo funciones suplementarias. Lo anterior entraña lo difícil que puede ser eliminar de forma definitiva el uso del fogón/estufa tradicional cuando más allá de lo versátil que pueda ser este sistema de cocción, también subyacen comportamientos, preferencias y necesidades por parte del usuario que impiden su abandono definitivo (Evans, 1987; Lambe & Atteridge, 2012; Bielecki & Wingenbach, 2014; Shankar et al., 2014).

Cabe destacar que, igual como ha sido constatado en otros lugares, no se observó predominancia de un solo tipo de tecnología de cocción y en cambio se hace evidente que los usuarios prefieren contar con diversos tipos de combustibles para cocinar. Más del 50% de las familias evaluadas utilizaban leña y GLP de forma concomitante, mientras que solo una cuarta parte de este grupo cocinaba exclusivamente con leña. Tan solo una familia de la muestra afirmó cocinar únicamente con GLP, relegando el uso de este combustible a un 1,5% respecto del grupo analizado. Lo anterior confirma que el uso múltiple de combustibles (stacking) es una estrategia vital que las familias rurales han adoptado para reducir su dependencia de un solo combustible y de esta forma, garantizar su seguridad energética doméstica.

Conclusiones
Una tasa de adopción como la alcanzada por este proyecto de estufas contradice en cierto modo la idea generalizada que la proporción de unidades en abandono/desuso tiende a ser alta en proyectos donde las estufas se distribuyen gratuitamente, debido a que se asume que las personas no generan sentido de pertenencia hacia las cosas que le son regaladas. En este sentido, la presente investigación confirma los hallazgos de Bensch & Peters (2014) quienes después de distribuir estufas mejoradas sin ningún costo entre comunidades rurales de Senegal, encontraron que casi la totalidad de ellas aún seguían siendo usadas tres años después de haber sido entregadas, luego la idea de distribuir estufas total o parcialmente subsidiadas no debería ser soslayada de forma definitiva (Bensch & Peters, 2014).

La proporción de estufas abandonadas o en desuso podría evidenciar no solamente inconformidades por parte de los usuarios respecto a la funcionalidad y características intrínsecas de la estufa, sino también a fallas en los mecanismo de asignación por parte de las entidades territoriales que distribuyen la tecnología. En consecuencia, en proyectos de masificación de estufas bajo enfoque asistencialista, es necesario mejorar los procesos de selección con el ánimo de que las estufas lleguen a quienes realmente las necesitan y por lo tanto, generen los impactos esperados.

Los proyectos de estufas orientados al financiamiento del carbono deberían considerar el hecho que es poco probable que la totalidad de las estufas distribuidas, puedan generar reducciones de emisiones, puesto que la evidencia demuestra que es poco realista creer que la totalidad de las estufas serán adoptadas por los usuarios. Sin embargo, tal como lo anotan Lambe et al. (2014), los niveles de adopción podrían incrementarse sustancialmente en la medida que haya una mejor compresión en como las  nuevas tecnologías de cocción atienden las preferencias y necesidades de los usuarios que harán uso de ellas.

Finalmente, la efectividad de los proyectos de estufas, independientemente de los objetivos que persigan (sociales, ambientales o climáticos) solo podrán ser escrutables en la medida en que sean adecuadamente monitoreados y evaluados a través de las técnicas cualitativas o cuantitativas (o una combinación de ambas) disponibles actualmente o de aquellas que se desarrollen en el futuro. Lo anterior, permitirá contar con la debida retroalimentación desde el último eslabón de la cadena de valor (usuario final), lo que no solo servirá para hacer los ajustes necesarios tendientes a mejorar los procesos de financiamiento y ejecución por parte de las entidades implementadoras sino que también facilitará el abordaje de los aspectos técnicos y de desempeño que resultan de vital importancia para mejorar la tecnología y con ello, lograr adaptarla al usuario final.

Agradecimientos
El autor agradece a la Fundación Natura su invaluable apoyo en el desarrollo de este manuscrito, especialmente a Roberto León Goméz Charry, Subdirector de Desarrollo Local y Cambio Global. De igual forma, hace extensivo este agradecimiento a Nolberto Pinzón y Mauricio Bermudez por su colaboración en las actividades de campo.

Literatura citada

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