INTRODUCCIÓN

El trabajo del auditor financiero cada vez se hace más necesario y complejo a medida que las empresas crecen y el mercado presenta nuevos retos y necesidades. En este particular, Llumiguano et al (2021) referencian que, durante la revolución industrial, a medida que las empresas crecían en tamaño, sus propietarios comenzaron a emplear a gerentes contratados para administrarlas. De esta manera, se establecieron departamentos y sistemas de gestión y aquellos propietarios que no estaban presentes en la empresa de manera constante, buscaron la ayuda de expertos externos clave para la elaboración de informes financieros. Es así como, antes del año 1900, el principal propósito de la auditoría era identificar errores y fraudes, lo cual a menudo involucraba el análisis de todas las transacciones registradas. Sin embargo, hacia mediados del siglo XX, el enfoque de la labor de auditoría empezó a distanciarse de la detección de fraudes y se orientó hacia la evaluación de si los Estados Financieros reflejaban de manera razonable la posición financiera y los resultados de las operaciones.

Conforme las empresas corporativas crecieron en tamaño, los auditores comenzaron a trabajar con muestras seleccionadas de transacciones y también tomaron conciencia de la importancia del control interno en este proceso. En la actualidad, en un mundo globalizado, las empresas utilizan auditorías de manera significativa; esto desempeña un papel crucial al permitir que los líderes organizacionales evalúen y supervisen los posibles desafíos que surgen en su entorno.

De este modo, la auditoria permite determinar y valorar la aplicación tanto de las políticas como los programas de las organizaciones empresariales, advirtiendo si existen controles seguros, ajustados a las necesidades de las mismas. Además, le corresponde corroborar la exactitud, autenticidad e integridad de los procesos y expedientes, así como los demás documentos administrativos, contables, financieros, presentados por la entidad. De igual forma, sugerir las mejoras que procedan de acuerdo a los criterios establecidos (Marín, 2018).

De igual manera, según lo expresado por Perilla (2015) la auditoría financiera implica un proceso de supervisión económica – financiera que brinda información sobre la salud de una empresa. Además, engloba todo un proceso de revisión que permite identificar incorrecciones en forma de errores o fraudes; a fin de informar sobre ellos y proporcionar recomendaciones para la mejora de los procesos financieros.

Teniendo esto en cuenta, se evidencia la importancia y complejidad de este proceso. En este sentido, Delgado (2017) expresa que, la auditoría financiera es un procedimiento complejo que culmina en la presentación de un informe. Es así como, en este informe, un profesional llamado auditor expresa su perspectiva acerca de la adecuación con la cual los estados financieros de una empresa reflejan de manera precisa la realidad de su patrimonio, posición financiera, resultados de operaciones y el flujo de recursos durante el período bajo revisión.

Aunado a lo anterior, el proceso de llevar a cabo una auditoría financiera es innegablemente laborioso y extenso en términos de tiempo y dedicación laboral. Tras una intensa supervisión de dicho proceso, el único fruto obtenido es un informe que permitirá al auditor expresar su opinión pertinente en relación con la viabilidad de la condición financiera de la empresa.

Es por ello que, el uso de las nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial, podría agilizar y/o sistematizar el proceso de auditoría y a las empresas en la toma de decisiones. En tal sentido, se considera que los directivos o ejecutivos de las compañías al efectuar la planificación, ejecución y control en la gestión financiera empresarial podrían apoyarse en las nuevas tecnologías o técnicas que ofrece la Inteligencia Artificial para la toma de decisiones adecuadas y eficientes. Lo anterior con el fin de poder enfrentar los desafíos que impone el nuevo entorno económico global y la creciente innovación tecnológica que afrontan las empresas en el siglo XXI (Sosa, 2007).

Asimismo, según lo referenciado por Sosa (2007), es posible apreciar cambios profundos que abarcan desde las llamadas finanzas tradicionales, en las que los estudios se han centrado principalmente en descripciones, aspectos contables e institucionales, hasta las "finanzas modernas", las cuales se esfuerzan por analizar los fenómenos financieros y señalar la dirección para la toma de decisiones en este ámbito. Estas explicaciones se sustentan en la construcción de modelos cuantitativos que hacen uso del lenguaje científico, un razonamiento apropiado y pruebas empíricas.

Por su parte, Montoya y Valencia (2019) expresan que, la aplicación de técnicas de inteligencia artificial en el ámbito de la auditoría muestra un potencial considerable para constituir una estrategia altamente eficaz con el propósito de elevar la eficiencia y productividad en dichos procedimientos, y, en consecuencia, en toda la organización. Es así como, con el acelerado avance de la tecnología, el uso de la inteligencia artificial, a diferencia de la concepción pasada, ya no se ve como un hecho lejano sino como una herramienta intrínseca en todos los procesos llevados a cabo por la industria y el sector económico.

Por otro lado, según lo referenciado por López et al (2014) la inteligencia artificial puede jugar otro papel importante dento de la auditoría financiera y es el hecho de poder hacer predicciones mucho más exactas del fracaso financiero, teniendo en cuenta que el fracaso financiero es de suma importancia, ya que conlleva la desaparición de una empresa lo que afecta en gran medidad a todos los implicados como propietarios, accionistas, acreedores, empleados, instituciones públicas y demás miembros del sistema de valor y de la sociedad. Por ende, resulta significativamente complejo anticipar esta situación de fallo de manera eficiente y efectiva. Es allí donde la inteligencia artiificial puede facilitar el proceso mediante el uso de modelos predictivos; lo cual implica una cuestión relevante desde el punto de vista académico y profesional.

Metodología

En este sentido, el presente artículo busca explorar el transformador vínculo entre la inteligencia artificial y los procesos de auditoría financiera. Ya que, la creciente evolución de la tecnología y la constante búsqueda de eficiencia han propiciado una convergencia innovadora entre el mundo financiero y la capacidad analítica de las máquinas. Es así como, en un entorno empresarial cada vez más dinámico y digital, el papel de la inteligencia artificial trasciende las fronteras de la mera automatización, al ofrecer nuevas perspectivas y herramientas que prometen revolucionar la manera en que se llevan a cabo las auditorías.

Por ello, a lo largo de este artículo, se explorarán las diversas formas en que la inteligencia artificial puede optimizar y potenciar los procedimientos de auditoría, abriendo puertas a niveles sin precedentes de precisión, eficacia y profundidad en la evaluación financiera, que van desde la reducción de errores hasta la identificación de patrones complejos. Asimismo, este estudio pretende arrojar luz sobre el vasto potencial de la inteligencia artificial para redefinir el panorama de las auditorías financieras en el siglo XXI.

La inteligencia artificial y la auditoría financiera: Aspectos teóricos

En lo referente a la inteligenccia artificial y sus implicaciones, Rouhianen (2018) expresa que, a pesar de que es un tema que puede tornarse complejo y presentar distintas definiciones, de forma general se puede definir como la capacidad de una máquina para emplear algoritmos, aprender de datos y aplicar ese conocimiento en la toma de decisiones de manera similar a los seres humanos. No obstante, a diferencia de las personas, los dispositivos impulsados por inteligencia artificial no requieren descanso y pueden analizar grandes cantidades de información simultáneamente. Además, las máquinas que realizan las mismas tareas que los seres humanos tienden a cometer significativamente menos errores.

Por su parte, Sosa (2007) explica que la inteligencia artificial se puede entender como la capacidad de los programas de computadora para funcionar de manera similar a cómo el pensamiento humano lleva a cabo sus procesos de aprendizaje y reconocimiento. De modo que, esta interpretación se basa en la comparación entre la inteligencia de las máquinas de computadora y la inteligencia humana. Por otro lado, existe otra definición de inteligencia artificial que se enfoca en emular la inteligencia humana en una máquina, lo que permitiría a la máquina reconocer y utilizar el conocimiento necesario para resolver un problema.

De esta manera, la noción de que las computadoras o los programas informáticos puedan aprender y tomar decisiones es de suma relevancia, y es algo que se debe tener en mente, especialmente porque sus capacidades están creciendo de manera exponencial con el tiempo. Gracias a estas dos habilidades, los sistemas de inteligencia artificial están ahora capacitados para llevar a cabo una amplia gama de tareas que anteriormente eran exclusivas de los seres humanos.

Por su parte, Boden (2017) indica que la inteligencia artificial tiene como objetivo dotar a las maquinas de capacidades y procesos que la mente humana realiza. Dichos procesos inteligentes se asocian, por lo general, con el razonamiento y competencias psicológicas como la percepción, la asociación, la predicción, la planaficación y el control motor, que son capacidades que les facilita a los seres humanos alcanzar sus objetivos.

De esta manera, la inteligencia es un conjunto de procesos bien estructurados de capacidadades que posibilitan el procesamiento de la información. De la misma manera, la inteligencia artificial utiliza técnicas para resolver problemas complejos. En este sentido, Fernández (2019) cataloga a la inteligencia artficial como un conjunto de teorías y algoritmos que permiten que las computadoras realicen tareas que generalmente requieren habilidades asociadas a la inteligencia humana, como la percepción visual, el reconocimiento de voz o la interpretación de texto en su contexto, y en ocasiones, incluso mejoran estas capacidades.

En otro orden de ideas, Perilla (2015) explica que la auditoría es la evaluación imparcial de un proceso específico. Con respecto a esto, en el contexto de la auditoría financiera, se lleva a cabo un examen sistemático y continuo para verificar la coherencia entre los principios contables y las políticas adoptadas por las empresas sujetas a la auditoría. Lo anterior se hace teniendo en cuenta las regulaciones vigentes y los acuerdos voluntarios que puedan estar en vigor. Cabe destacar que, el propósito de la auditoría financiera es asegurar que los documentos administrativos sean verídicos, precisos y completos, de manera que puedan presentarse ante entidades reguladoras.

Por su parte, Marín (2018) expresa que la auditoría financiera, también conocida como auditoría contable, es un proceso fundamental que implica la revisión justa y sistemática de la información contenida en los estados financieros de una entidad; la cual puede ser llevada a cabo por un auditor interno o externo, generalmente del sector privado, y su importancia radica en proporcionar una evaluación precisa de la situación financiera de la organización, así como en garantizar el cumplimiento de normativas financieras y la efectividad del control interno. Asimismo, la auditoría busca emitir una opinión independiente sobre la veracidad y precisión de los estados financieros y determinar si cumplen con los criterios establecidos.

De esta manera, la auditoría financiera persigue dos objetivos principales. En primer lugar, busca asegurar que los estados financieros reflejen adecuadamente la situación patrimonial y financiera de la entidad auditada, así como su desempeño operativo, cumpliendo con las normas contables y regulaciones vigentes. En segundo lugar, evalúa la efectividad del control interno relacionado con la presentación de informes financieros.

En el mismo orden de ideas, Delgado (2017) indica que, la auditoría financiera es una actividad profesional especializada que implica la revisión y evaluación independiente de los estados financieros de una entidad para determinar si están preparados de manera precisa y fiable de acuerdo con un marco de referencia establecido. Dicha actividad, requiere una alta calidad en la ejecución, respaldada por un juicio profesional sólido, y conlleva una aceptación de la responsabilidad pública por parte del auditor. De igual forna, la auditoría financiera busca garantizar la integridad y la confiabilidad de la información financiera presentada por una organización, permitiendo que el auditor emita una opinión sobre la adecuación de los estados financieros para su uso por parte de los usuarios interesados.

Tomando en consideración lo antes mencionado, se puede evidenciar la complejidad que representan los procesos de auditoría financiera; por lo que, la inteligencia artificial se puede convertir en una herramienta que facilite el proceso. Por tal razón, es de vital importancia entender de qué manera se pueden utilizar estas herramientas tecnológicas para agilizar los procesos de audtoría financiera.

Análisis de la optimización de los procesos de auditoría con apoyo en inteligencia artificial

De acuerdo con Morán (2020) el proceso de auditoría es complejo puesto que, la detección de anomalías es una práctica esencial en la auditoría, donde los auditores buscan identificar posibles fraudes contables seleccionando muestras de las transacciones registradas en los libros contables y sometiéndolas a pruebas rigurosas para verificar su precisión y conformidad.

Morán (2020) ilustra la magnitud de esta tarea, considerando un escenario hipotético en el que se tiene una base de datos con 100 millones de registros, de los cuales solo alrededor de 10 podrían ser motivo de preocupación en términos de posibles irregularidades contables. Esto implica que los auditores altamente experimentados se dedican a buscar "las agujas en el pajar", es decir, a identificar con precisión de dónde podría surgir el riesgo en el proceso de auditoría. Lo hacen aprovechando su conocimiento profundo de los clientes, que incluye comprender sus operaciones comerciales, políticas contables y estructura de gobierno corporativo.

Por lo ya mencionado, según este mismo autor hoy en día, una de las herramientas clave que está a disposición es la inteligencia artificial, que se busca utilizar en la detección temprana de transacciones fraudulentas antes de que ingresen a los sistemas de información de las empresas. Para ello, los algoritmos de aprendizaje automático desempeñan un papel fundamental en este proceso al mejorar la eficiencia en la identificación de transacciones que puedan tener características potencialmente fraudulentas.

En este contexto, la integración de la inteligencia artificial en el ámbito de la auditoría conlleva numerosas ventajas, incluyendo mejoras en la eficiencia de los procesos, reducción de costos a largo plazo y minimización de la probabilidad de errores a través de la automatización. No obstante, la ventaja principal de la inteligencia artificial radica en su capacidad para detectar patrones que a menudo no son fácilmente reconocibles por los seres humanos, lo cual resulta enormemente beneficioso en la lucha contra el fraude.

Además, esta incorporación de la inteligencia artificial en los procesos de auditoría, permite contar con sistemas capaces de llevar a cabo inferencias, retroalimentación y construcción de conocimientos a partir de actividades previas; y son precisamente estas cualidades las que normalmente generan un considerable interés por parte de los auditores en este campo.

En consecuencia, según lo mencionado por Montoya y Valencia (2019) las ventajas del uso de inteligencia artificial en la auditoría, incluyen mejoras en la eficiencia de los procesos, reducción de costos a largo plazo y disminución de la probabilidad de errores a través de la automatización. Además, esta tecnología permite la creación de sistemas que pueden realizar inferencias, aprender de experiencias pasadas y acumular conocimiento a partir de las actividades previas. Estas capacidades hacen que la inteligencia artificial sea particularmente interesante y relevante en el campo de la auditoría, ya que puede significativamente potenciar la calidad y precisión en la revisión de registros financieros y la detección de posibles irregularidades.

En vista de que el ámbito de la auditoría no permanece ajeno a los cambios tecnológicos en constante evolución y las nuevas demandas del mercado; desde hace algún tiempo se ha reconocido la importancia de la tecnología de la información en la auditoría por parte de los organismos y entidades reguladoras de esta profesión. La incorporación de estas herramientas se ha considerado crucial, ya que aporta eficacia y eficiencia a los procesos de auditoría; además de que, este segmento tecnológico abarca una variedad de elementos, como aplicaciones, herramientas de auditoría automatizada, software de soporte, entre otros, que contribuyen significativamente a mejorar la calidad y la efectividad de la auditoría.

Por lo tanto, la auditoría actual incluye la clasificación, el análisis y el consumo de una gran cantidad de datos en diferentes formatos; por lo cual, se vuelve cada vez más difícil, sino imposible que el ser humano procese esa cantidad industrial de datos, forme una opinión basada en hechos, o encuentre un patrón en los datos aparentemente no relacionados; aquí es donde la inteligencia artificial viene a ayudar (Khodakivska, 2018).

Asimismo, la inteligencia artificial puede señalar a los auditores posibles riesgos financieros o incluso rastrear un fraude. En otras palabras, la inteligencia artificial en el nuevo mundo de auditoría puede automatizar procesos tan cruciales como el cierre de la cartera de clientes, la comunicación con los clientes en los procesos repetidos, la recopilación y el análisis de la información de auditoría, la prevención de fraudes y muchas otras cosas, con una velocidad que no se puede alcanzar (Khodakivska, 2018).

Por tal razón, Montoya y Valencia (2019) expresan que, a pesar de que la inteligencia artificial se encuentra en una fase temprana de desarrollo, ya está siendo utilizada para transformar y optimizar los procesos de auditoría. Esto se debe a que, su aplicación se centra en la detección de patrones y anomalías en grandes conjuntos de datos. Luego, los problemas identificados son registrados por el equipo y utilizados como referencia para abordar futuros conflictos que presenten estructuras similares o idénticas. Esto implica que las máquinas tienen la capacidad de aprender de experiencias pasadas y aplicar ese conocimiento al analizar conjuntos de datos subsiguientes.

De tal modo que, como lo referencia Morán (2020) los contadores, al igual que otros profesionales, se enfrentan a desafíos considerables debido a la evolución tecnológica y las tendencias digitales en constante cambio. Se debe tener en cuenta que la automatización mediante la inteligencia artificial y la gestión de datos está alterando de manera significativa la función tradicional de los equipos de contabilidad, finanzas y auditoría. Esta transformación genera incertidumbre en relación a los roles futuros que podría desempeñar la profesión contable, incluyendo la auditoría.
Por otro lado, según Carataș et al. (2018) la auditoría interna también está experimentando un proceso de transformación. En este contexto, los auditores deben identificar los fundamentos esenciales de la inteligencia artificial, comprender su papel actual y futuro, y anticipar los desafíos y oportunidades que esta tecnología presenta en su campo. Además, los auditores deben prepararse para adaptarse a las modificaciones que su papel sufrirá a medida que se introduzcan técnicas de inteligencia artificial en las actividades de auditoría.

Igualmente, Montoya y Valencia (2019) expresan que la auditoría no es una profesión estática, y el rol del auditor es susceptible de cambios. Es así como, al incorporar la inteligencia artificial en sus tareas, se espera que los auditores no sean reemplazados por máquinas inteligentes, sino que estas tecnologías complementen su trabajo. Esto permitirá a los auditores aprovechar mejor sus habilidades, reducir sesgos y omisiones que puedan surgir en tareas manuales, tomar decisiones más fundamentadas al tener acceso a un conjunto más amplio de datos y, en última instancia, mejorar la seguridad, eficiencia y satisfacción en su labor.

En este sentido, de acuerdo con el The Institute of Internal Auditors (2017) las organizaciones que comprenden y aprovechan adecuadamente la inteligencia artificial tienen la capacidad de obtener ventajas competitivas a largo plazo. Esto sugiere que, la implementación estratégica de la inteligencia artificial puede llevar a estas instituciones a mantener una ventaja competitiva sólida y duradera en su sector o mercado.

Resultados

Análisis y discusión sobre herramientas de inteligencia artificial aplicables a la auditoría

Ya se mencionó en el apartado anterior que el mundo de la inteligencia artificial es bien complejo, tanto, que existe una diversidad de ella que está siendo utilizada en diferentes ámbitos, entre ellos, el empresarial. Algunos de estos son los sistemas expertos, las redes neuronales artificiales, los deep learning, la robótica y los agentes inteligentes, entre otros; a partir de los cuales se desprenden herramientas específicas para cada área. Particularmente, en la auditoría, se pueden mencionar las indicadas en el tabla 1.

La tabla1 deja ver que la auditoría se apoya en las tecnologías de información y en los procesos automatizados para revisar grandes volumenes de información, reconocer patrones y tendencias, identificar frecuencias, examinar probabilidades, explorar errores u omisiones, entre otras cosas. No obstante, hoy en día con el apoyo de la inteligencia artificial, se puede contar con aplicaciones avanzadas para la auditoría que permiten detectar inconsistencias, predecir riesgos, analizar materialidad, identificar intenciones de fraude, sacar conclusiones, derivar resultados, ejecutar pruebas de control, proyectar situaciones, vincular referencias, redactar informes, proponer recomendaciones, entre otros.

Lo anterior concuerda con lo expuesto por Montoya y Valencia (2019) al mencionar que la introducción de la inteligencia artificial en la auditoría conduce a ventajas significativas, que mejora de la eficiencia en los procesos, reduce los costos y disminuye la probabilidad de errores mediante la automatización. Además, esta tecnología permite la creación de sistemas que pueden realizar inferencias, aprender de experiencias pasadas y acumular conocimiento a partir de las actividades previas.

Ante esta situación, los auditores deben estar preparados y siempre con mente abierta a los cambios tecnológicos que involucran los procesos de auditoría, esto concuerda con lo expresado por ello que Carataș et al (2018) quienes mencionan que los auditores deben identificar los fundamentos esenciales de la inteligencia artificial, comprender su papel actual y futuro, y anticipar los desafíos y oportunidades que esta tecnología presenta en su campo. Además, deben prepararse para adaptarse a los cambios en la medida que se introduzcan técnicas de inteligencia artificial en las actividades de auditoría.

En este mismo sentido, a pesar de la gran cantidad de herramientas de inteligencia artificial que existen, es importante dejar claro que la intención no es que esta desplace por completo la labor del auditor, ya que sigue siendo pilar fundamental en el proceso de auditoria. Sobre Montoya y Valencia (2019) expresan que al incorporar la inteligencia artificial en las tareas del auditor, se espera que los auditores no sean reemplazados por máquinas inteligentes, sino que estas tecnologías complementen su trabajo.

Conclusiones

Una tecnología que ha marcado la transformación de la auditoría financiera es la llamada inteligencia artificial, utilizada actualmente en todas y cada una de las etapas del proceso de auditoría, es decir, desde la planificación y ejecución de la auditoría hasta la comunicación de los resultados a través del informe; con la finalidad de mejorar la eficiencia y precisión de los procesos de auditoría.

La inteligencia artificial ha tenido un gran impacto especialmente en el análisis de volumenes grandes de datos, de tal modo que, gracias al apoyo de esta nueva tecnología, los auditores pueden procesar y analizar cantidades industriales de información en períodos de tiempo más cortos que lo de costumbre.

La inteligencia artifical en la auditoría también ha tenido un impacto importante en la evaluación de riesgos, ya que permite el análisis de datos históricos tanto de la empresa como del sector económico al que pertenece, a fin de identificar patrones y tendencias que señalan y predicen posibles riesgos. Con el apoyo de esta tecnología, los auditores pueden utilizar dicha información para centrar su atención en áreas prioritarias que representen mayores riesgos para la empresa.

La inteligencia artificial también contribuye a la automatización de tareas que tienen la característica de ser repetitivas, tediosas y manuales, tal es el caso de la revisión de documentos en la etapa de ejecución. No obstante, con esta ueva tecnología, es posible digitalizar y analizar dichos documentos para encontrar información relevante para la auditoría, reduciendo tiempo, esfuerzo y riesgo de errores; y garantizar la consistencia en el análisis.

Finalmente, la inteligencia artificial está convirtienéndose en una herramienta de trabajo eficaz para los auditores, ayudándolos en la realización de análisis más profundos, detallados y sofisticados, como, por ejemplo, la detección de fraude y lo que hay tras ese comportamiento fraudulento. Más sin embrago, no puede sustituir por completo al ser humano ni su escepticismo profesional.

Referencias

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