Technology, cyborg, Latin American thought and southern epistemologies
Juan David Gutiérrez Ramírez [1]
Este artículo de reflexión tiene como objetivo indagar sobre una de las concepciones más controvertidas y criticadas de la actualidad poshumanista: cyborg, producida en los centros del mundo por voces como la de Peter Sloterdijk. Se espera postular algunas perspectivas críticas en clave latinoamericana a través del paradigma del Pensamiento latinoamericano para la integración y las Epistemologías del sur. Así pues, se pretende confrontar la situación actual de la tecnología en el mundo a partir de los informes generados por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual [OMPI] y el Informe sobre tecnología e innovación 2023 de las Naciones Unidas, revisando los horizontes del cyborg en el mundo y para América Latina. A manera de conclusión, se suscitan preguntas que abordan las perspectivas de las Epistemologías del sur y del Pensamiento latinoamericano para la integración.
Palabras clave: Pensamiento latinoamericano para la integración, epistemologías del sur, tecnología, Sloterdijk, cyborg.
Abstract
The aim of this article is to investigate one of the most controversial and criticized conceptions of the post-humanist present: cyborg, produced in the centers of the world by voices such as Peter Sloterdijk's. It is expected to postulate some critical perspectives in a Latin American key through the paradigm of the Latin American Thought for Integration and the Epistemologies of the South. It is expected to postulate some critical perspectives in Latin American key through the paradigm of the Latin American Thought for integration and the Epistemologies of the South. Thus, it is intended to confront the current situation of technology in the world from the reports generated by the World Intellectual Property Organization [WIPO] and the United Nations Report on Technology and Innovation 2023, reviewing the horizons of cyborg in the world and for Latin America. By way of conclusion, questions are raised that address the perspectives of the Epistemologies of the South and Latin American Thought for integration.
Keywords: Latin American thought for integration, epistemologies of the South, technology, Sloterdijk, cyborg.
Introducción
Entender el pensamiento contemporáneo requiere muchas veces de la comprensión multívoca y pluridimensional de distintos pensamientos e ideales desde lugares diversos de enunciación. Por eso desde las perspectivas del Pensamiento latinoamericano para la integración y las Epistemologías del sur, se puede hacer una lectura crítica de las aproximaciones filosóficas que surgen desde la centralidad del mundo globalizado y de la información, no simplemente para observarlas con escapismo, cinismo o de manera sospechosa, sino para hacer un análisis consciente de sus alcances, limitaciones y formas de instrumentalización a favor de un sistema social unívoco.
Para establecer referentes teóricos en este asunto, es importante convocar a De Sousa (como se citó en Ayestarán y Márquez, 2011),
quien denuncia el monopolio de las lógicas dominantes y abismales, que se expresan en 5 monoculturas: la monocultura del saber y del rigor, la monocultura del tiempo lineal, la monocultura de la naturalización de las diferencias, la monocultura de la escala dominante y la monocultura productivista. (p. 12)
Uno de los componentes que se construyen desde las Epistemologías del sur para dar solución a esta monopolización del saber y el rigor, es la noción de Ecología de saberes, como lo plantea De Sousa:
Frente a la lógica de la monocultura del saber y del rigor científico, cabe la posibilidad de una ecología más amplia de saberes, donde el saber científico pueda dialogar con el saber laico, con el saber popular, con el saber de los indígenas, con el saber de las poblaciones urbanas marginales, con el saber campesino, con el saber tradicional. La ecología de los saberes propone que no hay ignorancia ni saber en general o en abstracto. Toda ignorancia es ignorante de un cierto saber y todo saber es la superación de una ignorancia particular, en un diálogo de saberes y conocimientos, incluidos los científicos. (como se citó en Ayestarán y Márquez, 2011, p. 13)
En este sentido, se pretende dar visibilidad a este corpus teórico que reivindica al ser humano latinoamericano como protagonista del conocimiento y de su producción, del mismo modo, se establece una ecología de saberes que pueda dar cuenta de las distintas realidades del mundo y comprender de manera más justa el devenir de la conformación de la aldea global.
Así pues, es prudente enunciar algunos de los pensamientos que conforman la posmodernidad como un espacio de incertidumbres y asombros desde la propia historicidad, así:
La posmodernidad coincide, en primera instancia, con la imposibilidad de alcanzar una verdad última (ya sea científica, filosófica o religiosa) sobre la realidad. En una palabra, el sentido de la realidad se fabuliza. Y esta fabulación de la díada realidad-verdad trae consigo la caída de la fe en los grandes relatos que, por lo menos hasta mediados del siglo XX, quisieron mostrarse como orientadores de la existencia humana (sobre todo la idea de una razón orientada hacia sus propios fines). (Méndez, 2013, p. 179)
En este sentido, la historia del siglo XX trae consigo el reemplazo de un paradigma centrado en los grandes relatos, como lo propone Lyotard (1998), hacia una mitología racional de la explicación del mundo posmoderno, empresa instaurada en la época de la ilustración, que va a desembocar en las guerras mundiales que, por supuesto, cambiaran el rumbo de la sociedad y su organización. Así, aparecen herramientas tecnológicas que van a facilitar el condicionamiento de la cultura en pro de distintos ideales unívocos e irrefutables, incluso entre sí mismos.
En consecuencia, el sociólogo francés Pierre Bourdieu sostiene la tesis de que la televisión, en su afán por llegar a un mayor número de audiencia, simplifica enormemente la realidad y la convierte en un entretenimiento banal e incomprensible:
Pienso, en efecto, que la televisión, a través de los diferentes mecanismos que intento describir de forma sucinta (...) pone en muy serio peligro las diferentes esferas de la producción cultural: arte, literatura, ciencia, filosofía, derecho; creo incluso, al contrario de lo que piensa y lo que dicen, sin duda con la mayor buena fe, los periodistas más conscientes de sus responsabilidades, que pone en peligro no menor la vida política y la democracia. (1996, p. 7)
Si se observa esta crítica, se puede reflexionar sobre varios puntos de encuentro que tiene actualmente con las redes sociales. Se recuerda, entonces, que todo viene de una pantalla, una pequeña pantalla que está marcando el rumbo de muchos seres humanos en la medida en que corre el tiempo y, como lo pronosticaba Bourdieu, esta tendencia al entretenimiento pone en peligro la producción cultural y da pie para gestar ideologías o filosofías modernas de manera apresurada, sin un necesario análisis, en especial las que tienen que ver con las concepciones del ser humano.
En esta línea de las tecnologías insertas en la humanidad de manera progresiva se encuentra el cyborg, que es en su definición formal es la mezcla de un organismo cibernético -no explícitamente un robot o un autómata- con el ser humano, que busca ampliarse mediante dispositivos que optimicen o reemplacen los órganos humanos para su funcionamiento. En palabras de García (s.f.), director de la Maestría en filosofía y mundo digital de la Universidad Sergio Arboleda, se trata de un híbrido entre humano y máquina en donde, generalmente, la dimensión maquinística constituye una potenciación de lo humano.
En efecto, estas reflexiones han sido atendidas por filósofos actuales; sin embargo, sin la necesidad de teorías, es evidente que se trata de una nueva concepción de humanidad que pone a la tecnología como máxima expresión al integrarse con el cuerpo humano, cuerpo político y social. Este avance tecnológico podría representar una solución para humanos con discapacidades; no obstante, no se piensa en favor de esta población, sino en la mejora del cuerpo de quienes ostenten el dinero suficiente para comprarlo. Lastimosamente, el posliberalismo prioriza la acción comercial más allá de las implicaciones humanas o éticas que estas tecnologías puedan desarrollar.
Por un lado, se encuentran los dilemas éticos respecto a los pilotos automáticos en los automotores modernos: ¿qué debe hacer este piloto si en frente se encuentra un ser humano?, ¿debe arrollarlo y proteger al dueño del auto o debe prevalecer la vida del humano que está en la calle transitando? Luego, están los dilemas gnoseológicos de para quienes producir el conocimiento, ya está visto, es el principal activo de los países. Pero ¿qué implicaciones ha tenido respecto al actuar ético en el mundo? Y, frente al dilema de la integración de la tecnología en el cuerpo humano ¿se podrían aumentar las desigualdades si en la sociedad algunos tienen el privilegio de ser cyborg? Todas estas preguntas tienen que ver con las concepciones del ser humano en la actualidad, por ejemplo, si se observa desde el punto de vista de la bioética, son cuestiones que estan hoy por hoy en desarrollo y de las cuales los profesionales en todas las áreas deberían realizar sus aportes.
De este modo, y con el ánimo de explicar esta necesidad de crear nuevas concepciones antropológicas, se debe acudir a las situaciones y acontecimientos que marcaron la vida del ser humano para siempre, por ejemplo:
Si sumamos a estas situaciones catastróficas las bombas de Hiroshima y Nagasaki, puede entenderse por qué luego de la primera mitad del siglo XX aparecen en el horizonte filosófico formas nuevas de humanismo, tales como el neomarxismo y el existencialismo, entre otras, que buscan –como afirmara Sloterdijk en sus Reglas– contener el proceso inevitable de barbarie en que se convirtió el proyecto de la Modernidad. Se caracteriza, pues, por plantear una reflexión fundamental sobre las situaciones límite a las que se ha visto avocada la existencia humana (de allí, por ejemplo, la predilección del existencialismo por situaciones como la angustia, la náusea, y en general, el extrañamiento del mundo). (Méndez, 2013, p. 178)
Así pues, se puede entender la formación del pensamiento posmoderno y poshumanista, en específico el transhumanismo, gestado desde el centro europeo y estadounidense, que desprecia la humanidad o el movimiento denominado humanismo. En la misma clave crítica europea se puede ver este escepticismo epistemológico, cuyo máximo exponente fue Foucault, con su famosa frase “el hombre ha muerto”. Sloterdijk –tal vez más cerca de Nietzsche que de Foucault en el sentido en el que parte del hecho, de que la cultura occidental expresa una voluntad de domesticación del ser humano que resulta insoslayable,
El sentido de las alusiones a Nietzsche pasa por dos puntos esenciales: en primera instancia, para desvelar el humanismo como una escuela disimulada de crianza y selección; y, en segundo lugar, para esgrimir la tesis de que el ser humano es el producto de una serie de técnicas aplicadas sobre sí mismo (esto es lo que Sloterdijk denomina antropogénicas). (Méndez, 2013, p. 177)
Lo interesante de esta postura, altamente eurocéntrica, es la clasificación que se hace del ser humano como moldeable y reproductor de una cultura única y verdadera. Por el contrario, desde la perspectiva latinoamericana para la integración, que es “el conjunto de escritos donde tienen especial relevancia los ensayos sobre el propio continente latinoamericano o sobre alguna de sus dimensiones o regiones” (Devés Valdés, 2012, p. 18), o, en otras palabras, que:
se define como el conjunto de ideas sistematizadas sobre los procesos de construcción de región, unionismo e integración y las dimensiones asociadas a éstos en América Latina, cualesquiera fueran los límites difusos que esta arena política representa. Los tres grandes problemas sobre los cuales se estructura este Pensamiento Latinoamericano para la Integración a lo largo del tiempo —desde los procesos de lucha por la independencia a nuestros días— son: la autonomía, el desarrollo y la defensa de los recursos naturales, (Paikin et al., 2016)
es necesario preguntarse hasta qué punto esas intenciones filosóficas tienen un sentido instrumentalizador que pretende continuar con un pensamiento hegemónico anti emancipador, que no aporta a la autonomía, el desarrollo y la defensa de los recursos naturales para el continente latinoamericano.
En este sentido, en vez de perpetuar estas premisas tan arraigadas cultural e históricamente, se propone dar apertura a la multi diversidad de pensares y sentires que acompañan no solamente a una cultura, sino a todas las existentes en el mundo, desde la enunciación sureña, que se interpela como un grito de protesta y por la necesidad cívica mundial de ser escuchados y debatir en estos espacios intelectuales, fundamentales para la construcción del conocimiento.
Enunciaciones antropológicas en la actualidad
Los autores más críticos del mundo europeo son los verdaderos precursores del pensamiento latinoamericano. No se puede dejar de lado la herencia genética e intelectual de Europa, pero, a la manera de Kant, se debe alcanzar la mayoría de edad y establecer un pensamiento propio que no esté siempre incitado por el poder hegemónico y la asimilación cultural que se ofrece como inevitable y muchas veces castra los saberes indígenas o ancestrales que, al igual que los africanos y asiáticos, tienen una importancia relevante a la hora de instaurar debates sobre lo que es el ser humano.
Nietzsche y Foucault son, entre otros, dos de los pensadores más incisivos en su denuncia y crítica de las pretensiones del humanismo burgués. Sobre todo, el segundo despliega las consecuencias teórico-prácticas de dos tesis esenciales: 1. El hombre, como objeto de discurso, es un efecto de desplazamientos profundos en el terreno de la episteme moderna (S. XIX); 2. Este hombre que se vuelve objeto de discurso y de conocimiento, es, además, el producto de una cierta configuración de las relaciones de poder que se dan en la sociedad moderna-disciplinaria. Sloterdijk plantea su reflexión sobre el hombre partiendo de una tesis que coincide, desde todo punto de vista, con los desarrollos teóricos de Foucault: para entender el proceso de domesticación y crianza del ser humano hay que abandonar la idea de una crianza detrás de la cual hay un criador o un centro de decisión específico (el cristianismo, la clase…); antes bien, el proceso de configuración del ser humano debe entenderse como una corriente biocultural sin sujeto. (Méndez, 2013, p. 177)
El punto más preocupante de esta pseudo filosofía planteada por Sloterdijk, es que coincide con Heumann (como se citó en Hanegraaf, 2012) pues tiene al menos una dentro de las 6 características respecto a su inmoralidad, se percibe como una filosofía que solo piensa en que puede sobrevivir el más fuerte y quien tenga el privilegio de comprar tecnología para adherirse a los órganos y, de esta manera, declarar su superioridad. Preocupa también que no se aprecian intenciones de liberarse de esta sociedad disciplinaria y castigadora de quienes no acepten su verdad, sino que se instaura una extensión de esta perpetuación, pues parece dada como un supuesto que no tiene salida distinta a asumirla y proponerla como una manera más de homogenizar el pensamiento y, definitivamente, asusta la idea de apoyarse en la tecnología para estas intenciones.
En este sentido, el humanismo es una forma de resistencia ante las tendencias desinhibidoras inscritas en la condición humana (la violencia, la crueldad) por medio de la apelación a dispositivos de contención como la lectura, la meditación y la filosofía: El sentido de dicha elección de medios reside en desacostumbrarse de la posible brutalidad propia y guardar las distancias con la escalada de deshumanización de la jauría vociferante del teatro. (Sloterdijk, 2000, p. 35)
En consecuencia, realmente es cuestionable que se acepte esta violencia para sí mismo con el postulado de que el ser humano es el moldeador de su propia cultura. Desde el Pensamiento latinoamericano para la integración no se puede asumir este presupuesto por el simple hecho de que se entiende la vida social y comunitaria como un principio fundamental para la existencia individual y grupal. Un claro ejemplo al respecto es la Comunidad de estados latinoamericanos y caribeños [CELAC], un organismo internacional que prioriza la cooperación y la corresponsabilidad en la construcción de un mundo mejor. Además, la filosofía de Sloterdijk es ciencia politizada: “de esta manera, la idea de ciencia politizada se vincula con los ideales antiimperialistas, la búsqueda de autonomía -y podemos agregar, de soberanía tecnológica- en pos de las condiciones de vida (desarrollo) de nuestros países y de Latinoamérica toda” (Paikin et al., 2016). En este sentido, la soberanía tecnológica sería el constructo sobre el cual se tomen determinaciones en este aspecto. Una vez más, la eurocéntrica concepción antropológica ha marcado el camino del sí mismo, como el único vigente y racional.
Existe una Red Latinoamericana de Posthumanismo [RLP], un colectivo de profesionales que se interesa en investigar las posturas antropológicas que desencadenaron la actual era de la tecnología. Sería importante revisar sus actuaciones y la forma en que intentan visibilizar Latinoamérica en este acontecimiento que involucra, sin dudas, a toda la humanidad. Asimismo, sería ideal que los entes internacionales y europeos reciban las críticas que se hacen de sus postulados desde este lado del mundo.
Por otro lado, una de las críticas a estas concepciones un poco sensacionalistas, es la de sociedades como esferas, que tienen su propia esencia y que rebotan entre sí. La comparación para cualquier sociólogo comporta ciertas sospechas, desde la parte ética hasta la estética, en tanto parece plantear que cada nación-sociedad encuentra su propia gloria en el desarrollo de la tecnología y su combinación con el hombre operable, como lo llama en su teoría Sloterdijk . Sin embargo, habría que refutar esto con las concepciones globalizantes de una sociedad de sociedades en las que la cooperación y el dialogo intercultural van a ser determinantes para el proceso humano en general, no solamente por nacionalismos o sociedades totalmente distintas entre sí.
En ese mismo orden, el encuentro intercultural es una de las obligaciones de las teorías y las epistemologías que van a dar a luz los ideales mesurados y menos radicales que puedan concebir al ser humano como un ser diverso, que depende de su lugar de enunciación y entorno: “El mecanismo de instalación o aclimatación consiste en el hecho de que grupos (de seres vivos en general) que viven juntos producen por su campo de proximidad e interacción un clima interior que funciona para sus habitantes como un nicho” (Sloterdijk, 1999, p. 179). Es claro que esto es cierto; no obstante, este nicho no tiene por qué estar aislado, levantado y alzado frente a los demás nichos de personas y seres humanos, por el contrario, se deben encontrar los caminos para el derrumbe de fronteras y prejuicios, con el fin de entablar una verdadera ecología de saberes que no se ponga de un lado o de otro, sino que se llegue a acuerdos que beneficien las concepciones que el ser humano puede lograr de sí mismo.
De este modo, desde las Epistemologías del sur se plantearía un poshumanismo crítico, que reflexiona sobre las consecuencias que puede traer para la humanidad negarse a sí misma y rearmarse desde la tecnología. En palabras concretas, se trata intentar comprender como se concibe, que uno de los primeros cyborg de la historia no dice que usa la tecnología, sino que es la tecnología. Esto implica una superación de sí mismo frente a los demás, un ahondamiento de las desigualdades y, por supuesto, una injusticia social. Si las tecnologías armamentistas desencadenaron los lamentables eventos de la Segunda guerra mundial, no se podría imaginar el daño que uno humanos hagan a otros por ocupar mejores capacidades y habilidades con ayuda de los dispositivos tecnológicos instalados en el cuerpo humano.
Existen tres razones fundamentales desde el corpus teórico de las Epistemologías del sur para hacer frente críticamente a estas ideologías o filosofías que pretenden totalizar el mundo en realidades abstraídas por una historicidad:
Para desarrollar las epistemologías del sur se parte de tres premisas, que en general son: a) la comprensión del mundo es mucho más amplia que la comprensión occidental del mundo. b) la diversidad del mundo es infinita: diferentes maneras de pensar, de sentir, de actuar, diferentes formas de relación. c) la gran diversidad del mundo no puede ser monopolizada por una teoría general. Por eso, se deben buscar formas plurales de conocimiento. (De Sousa Santos, 2010, p. 20)
En este sentido, se debe hacer especial énfasis en la posibilidad que tiene una ideología o teoría de monopolizar la verdad científica. No se están desechando de manera tajante los desarrollos teóricos del señor Sloterdijk, sino que se está indagando a partir de las premisas surgidas desde un lugar de enunciación diferente a Occidente. Esta es una labor que debe tener voz y visibilizarse de tal manera que se aprecie la infinita diversidad de la que está compuesta el mundo.
A pesar de su tradición crítica y de su sutileza para enunciar estas filosofías antropológicas, que de por si tienen muchos cuestionamientos y supuestos radicalmente eurocéntricos, Sloterdijk plantea interesantes postulados previos al desbordamiento de su pensamiento,
Que cette visión, ce discours, cette forme de réflexion aient attendu cette époque pour pouvoir se former, à l´issue des possibilités conquises par le XIX siècle dans les domains des sciences humaines, reflète le fait qu´une partie du genre humain actuel, sous la direction de la fraction euro-americaine, a intenté avec son entrée dans l´ere hautement technologique une procédure sur ellemême et contre elle-même, dont l´enjeu est une novelle définition de l´etre humain. (Sloterdijk, 1999, como se citó en Méndez, 2013)
En palabras de Méndez (2013):
[que esta perspectiva la onto antropología], este discurso, esta forma de reflexión haya debido esperar hasta la época actual para poderse formar luego de las posibilidades conquistadas por el siglo XIX en el dominio de las ciencias humanas, refleja el hecho de que una parte del género humano actual, bajo la dirección de la fracción euroamericana intentó con su entrada en la era altamente tecnológica, un procedimiento sobre sí misma y contra sí misma, cuya apuesta es una nueva definición del ser humano. (p. 20)
Este “contra sí misma” se instaura como la principal sospecha para soslayar la imperiosa necesidad de refrescar el pensamiento de Occidente. Sin embargo, este ejercicio de apertura y aireación debe darse de manera gradual, abriendo espacios de discusión en los que se planteen diferentes formas de concebir el ser humano, que no sea unívoca, aduladora del poder o instrumentalizadora de este.
Perspectivas críticas de la teoría de Peter Sloterdijk
Para continuar la presente reflexión en clave latinoamericana, existen múltiples y variados pensamientos y posturas de la ocupación del hombre y la tecnología, su indudable fusión y las formas en que se puede llevar a cabo una micropolítica de los cuerpos a través de intenciones tecnológicas que faciliten el apresamiento del pensamiento y la castración de las otras formas de cultura existentes en el mundo. Parece ser que no se detiene la manía occidental de extender los dominios culturales e intelectuales a través de seducciones científicas fundadas en visiones darwinianas de la sociedad.
Ahora, teniendo en mente esta comprensión de la técnica planteada por Sloterdijk, su pensamiento debiera entenderse en realidad como una fórmula posmoderna en la que conviven diversas filosofías alojadas en un mismo postpesimismo mediático, de modo que su irreverente y en ocasiones farandulesca crítica (estética, tecnológica, financiera, política, por no nombrar otros tantos aspectos de la cultura posmoderna, en especial europea) responde precisamente a esa cualidad camaleónica que hace preguntarse, más de alguna vez, quién es realmente Peter Sloterdijk. (Tillería, 2020, p. 69)
Así pues, se observa una síntesis del pensamiento europeo y de sus tendencias más críticas; sin embargo, existen varios vacíos epistemológicos y ontológicos que vale la pena enunciar, para percibir en el futuro, filosofías que puedan estar más en consonancia con las armonías necesarias para construir un dialogo de saberes que pueda generar principios y valores distintos y alternativos a los ya enunciados por Occidente y obsoletos por las sociedades posmodernas.
De este modo, por ejemplo, el hecho de anunciar que el medio es fundamental para instaurar el conocimiento, como un nicho de personas desconociendo los demás nichos y separándolos en esferas, es un tema que se puede profundizar para desenmascarar las intenciones instrumentalistas, si es que existen. Del mismo modo, no se puede enunciar una perspectiva onto-antropológica desconociendo o eliminando los lugares de enunciación que estan retirados del centro europeo o estadounidense, esta es una lucha que sigue viva y debe darse desde las distintas instancias intelectuales de Latinoamérica.
Todos los avances de conocimiento que se estén gestando en la actualidad y que, por supuesto, vienen del centro de Europa o de Estados Unidos, deben someterse a la indagación desde los cuerpos teóricos que pretenden reivindicar al ser distinto de la centralidad del mundo. Para Rancière, la cuestión se enfoca en los límites entre saberes, disciplinas entre clases y el conocimiento aislado moderno y universal, mas no en un saber histórico y geográficamente situado (Porto-Goncalves, s.f.). Un pensamiento que niega los múltiples saberes locales y regionales es evidente cuando los intelectuales europeos no tienen en cuenta las realidades alejadas de ellos mismos. En Abrir las ciencias sociales, Wallerstein (1997) plantea que se debe empujar a las ciencias sociales a mitigar la fragmentación del saber y eso significa buscar un grado significativo de objetividad, de este modo, se debe mencionar la importancia de hablar para sí y su sociedad, mas no totalizar el pensamiento o continuar con una hegemonía de los saberes que niega la voz de los más débiles.
Para avanzar críticamente en el abordaje de Sloterdijk y desde la perspectiva latinoamericana, es pertinente develar tres aspectos nodales en su teoría: el primero, las antropotécnicas; el segundo, el sentido de la historia como elemento fundante de su onto-antropología, y el tercero, su pesimismo frente las inevitables situaciones que se presentan y según él se seguirán presentando en la humanidad.
Las antropotécnicas
Este concepto significa, básicamente, que el ser humano puede usar la tecnología para superarse a modo de superhombre -como lo planteaba la ideología alemana, en especial la nietzscheana-, modificando sus órganos o adhiriéndolos de manera que potencie sus capacidades y habilidades. Además, en un sentido biopolítico y social específico la historia relata, por ejemplo, cómo el concepto de prótesis se utilizaba para motivar a los soldados alemanes, al regreso de la gran guerra, a seguir sirviendo a la patria con la ayuda de la tecnología. Esto es un uso altamente distante de la ética y la política mundial, que reduce su actuar a su propia sociedad: “Sloterdijk define el éxito inmunitario de un individuo como el desarrollo de un narcisismo poderoso que es signo de una integración exitosa de ese individuo en su colectivo moral” (Martínez, 2010, p. 3); sin embargo, esta moral no es una moral planetaria sino, más bien, fragmentada o destinada a un mismo lugar de enunciación.
En este sentido, para el filósofo alemán la técnica es el medio por excelencia para la realización de lo que el ser humano quiere llegar a ser. Esta negación natural de la existencia humana trae consigo preceptos egocéntricos y alimentados por una moral viciada por su visión unívoca de éxito. Desde el Pensamiento latinoamericano para la integración, se lucha por la visión pública como un eje fundamental para el desarrollo de la región y su integración en la escena mundial. Una de las premisas que defiende el Pensamiento latinoamericano es que la visión del mundo no debe ser como un yo conquisto eurocéntrico, si no como un nosotros vivimos desde la cooperación y la corresponsabilidad ambiental.
Las Epistemologías del sur también tienen algo que decir respecto a este narcicismo eurocéntrico que tantos años ha permeado las mal llamadas filosofías del primer mundo:
El eurocentrismo como ideología de la mundialización capitalista sostiene un único relato de desarrollo que es presentado como el camino inevitable hacia el progreso. Es una concepción productivista del desarrollo basado en la imposición de modelos de desarrollo insostenibles para los pueblos del sur y para la humanidad. (Infante, 2013, p. 402)
Así pues, desde la visión sureña se entiende esta lógica del privilegio como una filosofía nuevamente privada, de la interiorización de la persona humana a costa del sufrimiento o situación de vulnerabilidad del resto del mundo. Pretenden entonces instaurar la tecnología como mejora de la vida humana, pero existen en el mundo personas que no podrán acceder a estas premisas, que son exclusivas para ciudadanos pudientes, que puedan pagar el precio para convertirse en un cyborg, un androide o un híbrido entre maquina y hombre.
Para Sloterdijk, la técnica siempre ha sido usada por el hombre y este cambio antropológico y ontológico tiene lugar como algo que inevitablemente debe suceder. Consoli (2015) afirma que “[l]a intervención sobre uno mismo adquiere cada vez más la forma del enhancement [mejora], de la potenciación física, cognitiva, protética” (p. 139). En este sentido, tendría que preguntarse si esta mejora de la potenciación física y cognitiva no aumentará los egos y las capacidades para invisibilizar a quienes no tengan esta oportunidad de entrar en el parque humano que plantea esta filosofía. Del mismo modo, es necesario cuestionar e indagar estas filosofías centristas que priorizan ciertos conceptos que constituyen el consumismo en su máxima expresión, o lo que es peor, la mal llamada evolución de un adoctrinamiento que va tomando vidas, sometiendo a la miseria y condenando a los pobres a continuar asimilando los estilos de vida que adoptan las grandes potencias como ejemplos de vida.
Al respecto, el Pensamiento latinoamericano para la integración reseña de una manera particular sus inclinaciones por la vida natural, concepción contraría a la estudiada en este texto, la cual defiende lo artificial como fin último de la humanidad. En consecuencia,
Esas sabidurías de modos de vida en consonancia con la naturaleza, y el respeto hacia la madre tierra, se infiltrarán en el presente, produciendo desde el pasado un reconocimiento de los sujetos como parte de la tierra que habita, y algunas comunidades alejadas de las ciudades siguen resistiendo al olvido del sujeto urbano, ahí también se encuentra el “nosotros”, por ellos las identidades son diversas (Picón, 2021).
De acuerdo con estas premisas, se defiende un concepto de nosotros como un infinito de diversidades que merecen participar en la construcción del mundo, mientras Sloterdijk plantea que “[l]o fundamental está ocurriendo en las antropotécnicas actuales, donde un ser humano concentrado compulsivamente en sí mismo (fitness, consumismo, tecnología del sí), obliga cada vez más al desarrollo de una ‘filosofía privada’ en retardo de una -filosofía pública-” (Tillería, 2020, p. 73). En este sentido, está describiendo la cultura dominante que propone Occidente, sin embargo, existen tendencias en Latinoamérica que buscan rescatar el pensamiento ancestral, la ecología de saberes, la bioética como forma de vida que favorece la relación con el medio ambiente, entre otros. Este fatalismo que marca Sloterdijk al condenar a la humanidad a una inhumanidad de carácter tecnológico es una desesperanza apocalíptica que llevará, según él, al ser humano a diseñarse a su propia disposición.
Para finalizar esta reflexión respecto al concepto de antropotécnicas de esta teoría pesimista, es pertinente mostrar algo de esperanza en este camino complejo de liberación de las injusticias epistémicas que se hacen reales en las tendencias académicas que subvalorar lo latinoamericano:
Debemos asumir con urgencia el deber de luchar por los principios éticos más fundamentales, como el respeto a la vida de los seres humanos, a la vida de otros animales, a la vida de los pájaros, a la vida de los ríos y de los bosques. No creo en el amor entre mujeres y hombres, entre los seres humanos, si no somos capaces de amar el mundo. 9En este fin de siglo, la ecología ha cobrado una importancia fundamental. Debe estar presente en cualquier práctica educativa de carácter radical, crítico y liberador. (Freire, 2012, p. 83)
En este sentido, le hacen falta al mundo filosofías, pedagogías y teorías que dignifiquen la visión natural del mundo y no que den la batalla por perdida. Aún se puede hacer del mundo un lugar común en donde las esferas se puedan integrar unas a otras y no prevalezca el bien privado, la avaricia y la superioridad. Es pertinente apoyar el pensamiento solidario con el medio ambiente, respetuoso de todas las formas de vida y, lo más importante, con un carácter ético que dé cuenta de estos actuares plurales y diversos que necesita la humanidad para reconocerse aún como humanos.
La historicidad como eje rector
Para criticar la historicidad como eje rector en el pensamiento de Sloterdijk es prudente establecer la trascendencia que tiene el ámbito histórico en sus planteamientos. “De alguna manera, Sloterdijk desnuda una nueva dialéctica (podría incluso decirse, un nuevo materialismo histórico) justamente como motor de su teoría psicodinámica: las fuerzas timóticas y las eróticas siguen resultando indispensables en la estrategia de autoafirmación” (Tillería, 2020, p. 84). [sic.] Hay que señalar que alcanza a ser un materialismo histórico es una aseveración que muestra este ámbito como trascendental para el sostenimiento de su teoría; sin embargo, en este asunto se encuentran con el Pensamiento latinoamericano para la integración:
La historia de América Latina es condición suficiente y necesaria para el surgimiento de la filosofía. Los hechos cruciales permiten la presencia de corrientes filosóficas. El 12 de octubre abre la brecha para filosofías de la conquista, la colonia, la emancipación. (Dussel, 1995, p. 20)
La historia es un elemento común en estas propuestas, no obstante, es el enfoque de estas el que difiere, puesto que, por ejemplo, desde las Epistemologías del sur quienes critican la historia por su visión unívoca, Sloterdijk está tomando la historia desde una perspectiva lineal, además de condenar a la verdad a esta disciplina en constante construcción,
Monocultura del tiempo lineal: la idea de que la historia tiene un sentido, una dirección y de que los países desarrollados van adelante. Se ha formado en esta dirección el progreso, la revolución, modernización, el desarrollo y la globalización. (Infante, 2013, p. 407)
Así pues, no permite vislumbrar una historia en la que, por ejemplo, los pueblos menos favorecidos la construyan, sino que continua con un discurso que invisibiliza dicha posibilidad de posicionar a Latinoamérica en este panorama. Esta cuestión se percibe en los informes referenciados en este trabajo, pero de una manera demasiado mesurada y somera que, por supuesto, también deja ver los prejuicios que se tienen a nivel mundial respecto a la historia latinoamericana. De acuerdo con Cordua (2008), “[e]n vez de ligar la historicidad de la verdad al problemático conjunto del saber humano, Sloterdijk prefiere verla asociada a acontecimientos decisivos que inauguran épocas del proceso histórico, afectando por igual al hombre y a su mundo” (p. 187). Sin embargo, este mundo no es el de todos y todas, no es en el que conviven los países menos favorecidos, sino es el mundo de él y el de su concepción narcisista, es un mundo que excluye teorías y propuestas alejadas del centro dominante.
En este mismo sentido, la historia como disciplina ha tenido algunos sometimientos de sus precursores y diseñadores:
La propia disciplina ha experimentado una intensificación de los intercambios e interconexiones, que ha reforzado la influencia de las historiografías que se practican en los países centrales, lo que llevó a una relativamente rápida expansión de la historia global. En esta materia, la prédica en pos de no replicar las viejas formas de la “historia universal” –caracterizada por un eurocentrismo hoy objeto de fuertes críticas– no ha implicado, sin embargo, el fin de las hegemonías a la hora de construir conocimiento. (Sabato, 2015, p. 140)
Esto se hace real cuando se interpreta el discurso del alemán en cuestión. En conclusión, poco o nada se ha escuchado la academia del Pensamiento latinoamericano para la integración, o las Epistemologías del sur o los movimientos sociales y populares que surgen desde una tierra olvidada para la historia universal, invisibilizada por paradigmas enaltecidos en las cumbres de la sabiduría y de la verdad eurocéntrica. Se trata entonces de una batalla que debe darse en el terreno de la epistemología, la gnoseología, la antropología, la ontología y demás disciplinas que nutren los ideales de un mundo más justo, equitativo y consciente de todas las realidades.
El pesimismo
Para este apartado se desarrollan nociones básicas de mundo, vida y futuros posibles. Se confrontan los postulados anteriores desde un autor icónico para la filosofía y pedagogía latinoamericana: Paulo Freire, quien con sus postulados y teorías da luces con una esperanza en la que se empeñó toda su vida y con la que persiguió la utopía de un mundo mejor, más ameno, más digno y más dignificante con los desfavorecidos. Esto, sin embargo, no se tiene en cuenta en la dimensión enunciativa de Sloterdijk, que se teje desde un entramado histórico geográfico que excluye la esperanza de un mundo mejor y permite el paso inevitable del acabose del ser humano hasta ahora conocido.
En este orden de ideas, “lo evidente es que Sloterdijk aspira a diseñar un sistema inmunitario global (una co-inmunidad o un co-inmunismo) donde estén incluidos no solo todos los hombres, sino todo el ecosistema (para ser exactos, la ecósfera)” (Tillería, 2020, p. 75). Este “todos” del autor no se refiere propiamente a los países menos favorecidos, puesto que en ningún momento se menciona o se percibe alguna intención altruista en sus postulados, todo lo contrario, se queda con la sensación de que el ecosistema es de unos pocos que hacen la verdadera comunidad. En cambio, para Freire:
El criterio es la vida y la palabra, y su apuesta es la transformación de la realidad que oprime para ampliar los términos que restringen la vida. Es así como propone, desde sus primeros escritos, que la educación como práctica de la libertad debe inscribirse en el movimiento dialéctico y fenomenológico de lectura del mundo, lectura de la palabra y lectura crítica del mundo y la palabra para la transformación/liberación. Habrá, entonces, que construir, nos propone, otra manera de educar, ante la educación bancaria y alienada: la educación dialógica y liberadora para transformar la realidad. (1970, p. 20)
En este construir, seguramente invitaría a todos los pensadores de la tierra a dialogar sobre sus teorías y escuchar críticas que pudieran dar cuenta de una democratización del conocimiento. Sin embargo, para Sloterdijk, la modernidad es -como no se ha cansado de repetir- puro estancamiento antropológico (Tillería, 2020, p. 81). Freire, en cambio, cree que se debe aportar a la construcción de un poshumanismo crítico; además, se apoya en los movimientos dialéctico y fenomenológico, insumos necesarios para la actividad filosófica. Es interesante, entonces, cuestionarse sobre los límites y tensiones que se desarrollan actualmente para la construcción del mundo.
En contraposición, por ejemplo, en Ira y tiempo Sloterdijk (2010) afirma:
¿No es “mundo” la palabra para un lugar en el que los hombres acumulan de forma inevitable recuerdos de heridas, injurias, humillaciones y todos los posibles episodios contra los cuales posteriormente quisieran apretar con ira los puños? Y todas las culturas ¿no son siempre, de manera abierta u oculta, archivos de colectivos traumáticos? De reflexiones como esta se puede deducir que a las reglas de la astucia de toda civilización pertenecen las medidas para borrar o contener los inflamados recuerdos de las aflicciones. (p. 62)
Así pues, la condena del alemán es cruda y oscura, no tiene alguna posibilidad de cambios. En una visión contraria, Freire (1970) señala que el mundo es un lugar que debe transformarse y esa acción transformadora se logra a través de la educación y la alfabetización. Por tal razón, creía que aprender a leer era aprender a leer el mundo y de esta manera observar sus problemáticas y emprender acciones de cambio para su transformación. En distintas ampliaciones, la transformación de Sloterdijk es transhumanista, apoyado en un ideal drástico de supervivencia, o narcisista, que obliga a las personas a volver sobre sí para mejorarse, en tanto tiene la posibilidad de ser operable. Cabe aclarar que en este trabajo no se está en contra de los beneficios de la tecnología en la vida humana, sino de la centralización de conceptos que condenan a unos seres humanos a la exclusión.
Antes de finalizar este apartado, es necesario reafirmar la posición de que la tendencia actual de cyborg, en el que la tecnología se incorpora al organismo humano de manera exitosa o a veces problemática, implica:
El gran problema es que cualquier implante electrónico que introduzcamos en nuestro organismo es identificado por nuestro sistema inmunitario como un objeto extraño y, en cuanto a tal, intenta rechazarlo. Por eso son comunes las reacciones alérgicas, hinchazones, infecciones… El dispositivo también puede romperse o, al igual que pasa con los marcapasos, ¡hay que cambiarle la pila!, lo cual genera, de nuevo, nuevas operaciones quirúrgicas. (Sánchez, 2017, p. 20)
Si se revisan estos argumentos críticos se puede decir que esta tendencia afecta las concepciones propias del ser humano como perteneciente al planeta tierra, como parte de la naturaleza y no como diseñador o recreador de esta. En otras palabras, no se puede pretender jugar a ser dioses cuando ni siquiera se ha logrado organizar el mundo de una manera más justa y solidaria. ¿Cómo se puede pensar en más y más privilegios cuando lo que el mundo necesita es cooperación, trabajo colaborativo y unión más que propiedad privada o narcicismo?
Así pues, únicamente se comparte la posibilidad de ayudar a personas discapacitadas o infortunadas que necesiten de la tecnología, bien sea para recuperar alguna parte de su cuerpo lesionado o perdido. De esta manera, no se niega la posibilidad de una transhumanidad, pero con un enfoque más altruista, es decir, la tecnología puede ayudar a personas en situación de vulnerabilidad mucho más de lo que el centro del mundo piensa, por eso es importante establecer condiciones bioéticas que aporten a este entendimiento del cyborg.
Confrontación de la tecnología actual desde la Perspectiva crítica latinoamericana y las Epistemologías del sur
Para finalizar la presente reflexión, se reseñan algunos datos y enunciados propuestos por organismos internacionales respecto a la situación de tecnología actual, y se confrontan con las demandas propuestas tanto por el Pensamiento latinoamericano para la integración como por las Epistemologías del sur. Para comenzar con estas perspectivas sería justo preguntarse si estas filosofías eurocéntricas que se instauraron en el siglo XX y principios del XXI, como la del señor Sloterdijk, tienen en cuenta estos datos, o cómo en la mayor parte de la historia humana han sido gestadas desde los paraísos mentales que se acaudalan en una clase intelectual burguesa que termina justificando las injusticas y los déficit del sistema mundo.
Por otro lado, hablar de tecnología y globalización, en especial el problema del cyborg implica entender la dinámica tecnológica en la que el mundo se encuentra. Es difícil para los latinos pensar en una visión futurista con la tecnología cuando en sus países ni siquiera existe tal cosa al mismo nivel de las potencias industrializadas:
Desde la aparición de la inteligencia artificial en la década de 1950, los innovadores y los investigadores han presentado casi 340.000 solicitudes de patentes de invenciones relacionadas con ella y han publicado más de 1,6 millones de publicaciones científicas al respecto. (Organización Mundial de Propiedad Intelectual [OMPI], 2019, p. 4)
Sobre estos datos, es necesario realizar distintas preguntas, por ejemplo, de las solicitudes para patentes a nivel de inteligencia artificial ¿cuántas son de los continentes llamados periféricos como África, Asia y Latinoamérica? Dado que estos datos no pueden especificar sus orígenes, ¿de dónde son las más de 1.6 millones de publicaciones científicas al respecto? La respuesta se puede sospechar: los países industrializados y los Estados Unidos, junto con China y Rusia. Lo realmente preocupante es que los latinoamericanos, africanos y asiáticos tengan tan baja participación en temas tan trascendentales como lo es la inteligencia artificial. En cuanto al cyborg, estos informes no detallan incursiones en este tipo, lo que resulta extraño pues en el mundo ya se está dando este fenómeno.
En este sentido, si se quiere pensar el futuro de un pueblo, de un continente o de un país, es necesario hacer una evaluación de sus alcances y limitaciones en el conocimiento de la tecnología, no como algo determinante, pero sí como algo que influye bastante en su progreso.
Esas tecnologías han experimentado un enorme crecimiento en los dos últimos decenios: su valor total de mercado era de 1,5 billones de dólares de los Estados Unidos en 2020, y de aquí a 2030 este podría alcanzar los 9,5 billones de dólares. De esta última cuantía, en torno a la mitad corresponde a la Internet de los objetos (IoT), que abarca una amplia gama de dispositivos en múltiples sectores. Esas tecnologías son suministradas principalmente por unos pocos países, entre los que destacan los Estados Unidos de América, China y países de Europa Occidental. (Organización de las Naciones Unidas [ONU], 2023, p. 3)
Esta confirmación de la sospecha anterior emite un panorama preocupante y desalentador para el resto del mundo. Está bien pensar que una vez se instaura la novedad tecnológica todos se benefician de ella, sin embargo, no todas estas tecnologías guardan intereses altruistas y solidarios, la mayoría están gestadas con fines económicos, de enriquecimiento nacional y apoyado por pensamientos instrumentalizados hacia una verdad irrefutable que denominaron progreso.
En este mismo sentido, la investigación en tecnología parece estar monopolizada de manera perpetua por las potencias del mundo:
Las empresas constituyen 26 de los 30 principales solicitantes de patentes, mientras que solo cuatro son universidades o instituciones públicas de investigación. Este patrón se aplica a la mayoría de las tecnologías, aplicaciones y sectores que recurren a la IA. Por otra parte, 12 de las 20 empresas principales que presentan solicitudes de patentes relacionadas con la IA están radicadas en el Japón, tres proceden de los EE. UU. y dos de China. Las empresas japonesas de productos electrónicos de consumo están ampliamente representadas. (Organización Mundial de Propiedad Intelectual [OMPI], 2019, p. 8)
Es decir, la bandera de lo que va a suceder en el mundo en términos tecnológicos, que vienen siendo los definitorios de las otras dimensiones humanas, está monopolizada por tan solo 4 universidades. Estos datos son realmente lamentables para el mundo en general, pareciera entonces que se está esperando que estas instituciones salven el planeta, planteen el molde por el cual el humano debe pasar (bioética) para conseguir su identidad y determinen de manera radical los caminos e iniciativas por las cuales deberá atravesar el devenir humano. En este sentido, el cyborg se ha utilizado en campañas políticas feministas y de manera sensacionalista, al igual que muchas modas y tendencias.
Algunas de las premisas que defiende esta reflexión, han sido advertidas por los organismos internacionales desde hace varias décadas:
Las innovaciones tecnológicas para hacer frente a la crisis climática mundial deberían generarse cada vez más a escala transnacional o incluso mundial. Sin embargo, la cooperación ha sido limitada, incluso en cuestiones en las que los países de la misma región suelen enfrentarse a problemas similares. (ONU, 2023, p. 20)
De este modo, es lamentable pensar en el distanciamiento entre las sociedades cuyas finalidades están imbricadas en sus propios intereses, principalmente económicos, pero también dominantes y por el poder, frente a otras que resisten el sistema impuesto y sobreviven con dignidad en el mundo. Esta tendencia se puede justificar por los idealismos que surgen de filosofías apresuradas que no están teniendo en cuenta movimientos globales que son necesarios para el progreso de todos. Así, es peligroso que un gobierno pueda crear un ejército de cyborgs que, sin duda, acabaría fácilmente con un ejército humano.
Por otro lado, existe gran precariedad en la forma como los países llevan a cabo sus políticas comerciales y constitucionales. Cada día más hay mayor necesidad de entender el mercado y el sistema desde una perspectiva armónica con el medio ambiente:
La capacidad de la mayoría de los países para llevar a cabo una transición hacia productos más complejos y ecológicos dependerá del comercio, esto es, de cómo puedan encajar en las cadenas globales de valor. Al participar en las cadenas globales de valor, los países se pueden diversificar produciendo y exportando piezas y componentes de productos finales, o ascendiendo en la cadena agregando mayor valor a su producción actual. (ONU, 2023, p. 11)
Esta transición se aleja de Latinoamérica, debido a sus arraigos culturales e ideológicos del siglo XX, las políticas y los gobiernos son anticuados y no han podido revitalizar el sentimiento nacionalista en uno que pueda trascender las fronteras y unirse al mundo. En este sentido, Europa y el centro ha venido haciendo el mundo, pero sin la participación de sus homólogos del sur: pensadores, intelectuales y científicos que puedan dar cuenta de una cooperación necesaria para la resolución de las problemáticas actuales. Por tal, no pueden seguir acaparando el progreso: “Los países también necesitan reducir la fuga de cerebros, retener a los profesionales calificados y atraer a expatriados calificados” (ONU, 2023, p. 17). Se debe fomentar la lucha endémica del pensamiento independiente, no se puede seguir relegados a unas visiones de patria prometedoras y adormecedoras, sino que se debe activar la esperanza de los pueblos marginados y de las periferias y, así, aparecer en la escena mundial con propuestas innovadoras que puedan aportar no solamente a la aldea global, sino a sus propios países.
En este sentido, desde la perspectiva de las Epistemologías del sur, Giraldo (2008) plantea que:
[l]a tarea, por tanto, no consiste en descubrir lo que somos, sino en rechazar el tipo de individualidad que se nos ha impuesto durante siglos. La ontología histórica de nosotros mismos en el presente nos propone como tarea de reflexión el análisis crítico del mundo en que vivimos. Lo primero que podemos usar como estrategia es liberarnos de nosotros mismos, pues, la relación con nosotros mismos es ontológicamente primera. (p. 99)
En consecuencia, existen dos premisas de vitalidad eminente: la primera tiene que ver con el horizonte ético político desde la biotecnología, y la segunda está relacionada con la necesidad de combinar las tecnologías para sacar el mayor provecho posible a las distintas innovaciones tecnológicas.
En efecto, las promesas de la biotecnología en el mundo contemporáneo deben apuntar a un horizonte ético-político basado en el principio de cooperación (el ser humano está inscrito en una red de organismos y sistemas de vida inteligentes y auto productivos con los cuales debe interactuar de manera inteligente), y no ya en el principio de dominación que ha sido el resultado de la metafísica clásica y del humanismo. (Méndez, 2013, p. 183)
En cuanto al horizonte ético político desde la biotecnología, el Pensamiento latinoamericano para la integración ha realizado distintos tratados en los que los países del sur se vean beneficiados en acuerdos de cooperación que involucren hallazgos tecnológicos que puedan aportar al desarrollo de la región. Al menos en este sentido, ya no se está esperando que Occidente solucione las problemáticas con innovaciones tecnológicas, sino que ya existe un camino por el cual está transitando el conocimiento latinoamericano.
De esta forma, para proponer una postura latinoamericana respecto a los retos tecnológicos en la actualidad, se debe defender la idea de terminar con los principios de dominación que han perdurado en el mundo y que aún hoy siguen vigentes en filosofías con arraigos individualistas y poco cooperativistas. Así pues, una línea para la investigación cyborg sería ayudar a innovar sobre prótesis que las personas necesiten.
Por otro lado, existe una necesidad de optimizar los avances tecnológicos, sobre todo cuando se habla de Inteligencia Artificial:
Casi el 70% de las invenciones relacionadas con la IA mencionan una técnica, aplicación o campo en combinación con otro. Las combinaciones más frecuentes en las solicitudes presentadas son: el aprendizaje profundo y la visión por computadora; la visión por computadora y el transporte, las telecomunicaciones y la seguridad; la ingeniería ontológica y el procesamiento del lenguaje natural; y el aprendizaje automático y las ciencias médicas y de la vida. Esas combinaciones apuntan a los sectores que hay que seguir para observar rápidas novedades en la IA a corto plazo. (OMPI, 2019, p. 7)
Aunque en Latinoamérica no se tenga muy clara esta visión necesaria de la tecnología, se debe ahondar en esfuerzos para hacer conocer estos caminos de conocimientos e innovación tecnológica que puedan aportar al desarrollo de las sociedades subyugadas y marginadas en las periferias del mundo. Es cuestionable pensar que estos avances en la educación no logren conocerlos los países latinoamericanos; sin embargo, desde estas premisas, se deben hacer esfuerzos para avanzar en este importante aspecto del aprendizaje.
De esta forma, son frente de acciones sostenibles que deben impregnar el espectro epistemológico y ontológico de las acciones humanas en la educación, la política, la ciencia, la medicina y demás disciplinas que no se deben seguir viendo como las salvadoras del mundo, sino como dimensiones que se deben unir y cooperar para develar los problemas y las posibles soluciones a estas, desfragmentando el conocimiento -teniendo en cuenta la totalidad de los pueblos del planeta- y dando cabida siempre al pensamiento diferente con el fin de entablar diálogos que permitan obtener conclusiones aptas para un mundo más justo y en el que todos podamos vivir.
En los informes mundiales son pocas las referencias que se realizan hacia los países más desposeídos y desfavorecidos por el sistema, sin embargo:
los países pequeños y vulnerables también tienen mercados internos limitados para atraer inversiones locales o internacionales a la fabricación de bienes relacionados con la innovación ecológica. Los países en desarrollo más avanzados tecnológicamente deberían aumentar e intensificar sus esfuerzos para promover la cooperación regional y la cooperación Sur-Sur en materia de innovación ecológica. Los países desarrollados pueden apoyar a los centros regionales de excelencia para las tecnologías verdes y la innovación, como el Centro de Servicios Científicos de África Meridional sobre el Cambio Climático y la Gestión Territorial Adaptable (SASSCAL) y el Centro de Servicios Científicos de África Occidental sobre el Cambio Climático y el Uso Adaptado de la Tierra (WASCAL). (ONU, 2023, p. 21)
Como los grandes tratados del hombre, se lee demasiado idealista y alentador; sin embargo, al voltear la mirada a la realidad, se encuentra simplemente la guerra comercial, cultural, psicológica y social de unas sociedades por otras para alcanzar las carreras tecnológicas. Solo observan su propio carril como una carrera de obstáculos, pero no se han dado cuenta que entre más se instaure la competencia más se va a reproducir el individualismo, que es una premisa contraria a las necesidades del actual siglo. El cooperativismo, como enuncia la ONU debe dejar de estar viciado por el sentido utilitarista de las potencias y se debe permear de solidaridad y compromiso frente a un mundo que exige reivindicaciones humanas justas para algunos pueblos excluidos.
Conclusiones
Para concluir esta reflexión, vale la pena realizar varias preguntas que pueden ser ejes orientadores para concepciones futuras de lo que significa ser humano desde un sentido epistemológico y ontológico, las implicaciones para la salud de la tendencia cyborg y las tendencias antinatura transhumanistas que dan cuenta de un caos o desorden en las concepciones de lo que es ser humano.
Los lugares de enunciación en la actualidad forman un contexto que de cierta manera particulariza cada concepción, sin embargo, ¿es prudente proponer una filosofía onto-antropológica desde un mismo lugar de enunciación? Por otro lado, esa vuelta a la modernidad y el sensacionalismo de protagonistas de la historia genera ciertos cuestionamientos: ¿hasta cuándo el mito de la modernidad permeará las filosofías y estas seguirán siendo un instrumento al servicio de la hegemonía dominante de pensamiento? Además, en relación con esos sentimientos de nación que agobian el orgullo patrio y dividen el mundo en burbujas que rebotan entre sí ¿se pueden o mejor se debe seguir interpretando las sociedades como intentos nacionalistas y vanaglorias raciales ontológicas, olvidando las premisas problemáticas de la primera y la segunda guerra mundial?, ¿será que finalmente se entenderán las complejidades de la esencia humana como un ente diverso y preso de las subjetividades?
Por otro lado, es fundamental cuestionarse si las concepciones epistemológicas de lo que se llama tecnologías tienen un acuerdo mundial por el que se movilicen o ¿se puede considerar la tecnología una ciencia globalizada, entendiendo la situación actual de los continentes periféricos? En este sentido, y atendiendo a las realidades del mal llamado Tercer mundo, ¿cómo se puede lograr la combinación de la tecnología con el ser humano, cuando en algunos lugares del mundo ni siquiera existe tecnología en el sentido estricto de las potencias? Dado que existen ideologías que permean toda una racionalidad de la vida en la que se cierran las posibilidades de sociedades interconectadas, ¿hasta qué punto las nuevas visiones del mundo y del ser humano estan viciadas por interés personales o dominantes que intentan apropiarse del diseño y modelo de ser humano? Es necesario cuestionar, entonces, lo que hasta el momento el ser humano ha llegado a construir a través de su historia y develar las significaciones que ponen en juego la ética y la realidad compartida que se tiene de un mundo que aún está por abrirse a todos y a todas.
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[1] Magíster Juan David Gutiérrez Ramírez, Licenciado en Filosofía, Pensamiento político y económico de la Universidad Santo Tomás, Magíster en Educación Inclusiva e Intercultural de la Universidad Internacional De la Rioja, Diplomado en Liderazgo, Docente de la Universidad Nacional Abierta y a Distancia, UNAD, Adscrito a la Escuela de Ciencias Sociales, artes y humanidades, miembro de la red de ética y ciudadanía y miembro del semillero de investigación Inflexiones Fenomenológicas de la misma Universidad.