Pluralismo informativo: apuntes para su comprensi n

Informative Pluralism: notes for its understanding

 

Mauricio Vera S nchez[1]

 

Resumen

El art culo corresponde a una parte de la revisi n te rica alrededor del concepto de pluralismo informativo realizada por las consultoras Blue Note y Econometr a Consultores -de las cuales el autor hizo parte- para la Comisi n de Regulaci n de Comunicaciones (CRC), en el marco del Estudio de la Industria de Contenidos Audiovisuales en Colombia: producci n, agregaci n y difusi n de contenidos en televisi n abierta, cerrada y en plataformas de video por suscripci n bajo demanda (SVOD), adelantado en el a o 2020 y que motiv a la autoridad regulatoria a formular un modelo de evaluaci n al pluralismo informativo en los contenidos de la televisi n abierta en Colombia, denominado MEPI (Modelo de evaluaci n al pluralismo informativo).

La revisi n te rica, que se complement con entrevistas a expertos nacionales e internacionales en comunicaci n, informaci n y regulaci n, indica que este concepto se ha construido desde dos perspectivas: pluralismo externo y pluralismo interno. La primera define que existe pluralismo si hay una amplia y variada diversidad de medios con distintas posturas pol ticas y editoriales que garanticen que todas las voces de la sociedad tengan espacio para la generaci n y expresi n libres de sus opiniones, informaciones y contenidos, con baja intervenci n del Estado. La segunda plantea que as coexistan medios con propuestas editoriales diversas, se debe garantizar que sus contenidos sean plurales e imparciales, y que el Estado debe propiciar pol ticas para su regulaci n y fomento sin que estas impliquen restricciones a las libertades de expresi n, informaci n u opini n.

 

Abstract

The article corresponds to a part of the theoretical review around the concept of Informative Pluralism carried out by the consulting firms Blue Note and Econometr a Consultores -which the author was part of- for the Communications Regulation Commission (CRC), within the framework of the Study of the Audiovisual Content Industry in Colombia: production, aggregation and dissemination of content on open and closed television and on subscription video on demand platforms (SVOD), advanced in 2020 and which motivated the regulatory authority to formulate a model of evaluation of informative pluralism in the contents of open television in Colombia, called MEPI (Evaluation model of informative pluralism).

The theoretical review, which was complemented with interviews to national and international experts in communication, information and regulation, indicates that this concept has been built from two perspectives: external pluralism and internal pluralism. The first defines that pluralism exists if there is a wide and varied diversity of media with different political and editorial positions that guarantee that all voices in society have space for free generation and expression of their opinions, information and contents, with low intervention from the State. The second proposes that even if media with diverse editorial proposals coexist, it must be guaranteed that their contents are plural and impartial, and that the State must promote policies for their regulation and promotion without implying restrictions on freedom of expression, information or opinion.

 

Palabras clave: pluralismo informativo, audiovisual, televisi n, regulaci n, libertad de expresi n.

Keywords: Informative pluralism, audiovisual, television, regulation, freedom of expression.

Introducci n

Las perspectivas del pluralismo externo e interno han estado hist ricamente enraizadas y alimentadas a partir de concepciones ideol gicas y pol ticas distintas. El pluralismo externo es m s cercano, como lo proponen Albornoz y Garc a (2017), a la tradici n liberal, que lo asocia al funcionamiento del libre mercado y lo enlaza con la met fora del libre mercado de las ideas o free marketplace of ideas, mientras que el pluralismo interno se inspira en una concepci n pol tico-democr tica ligada a las diferencias y tensiones pol ticas, religiosas y ling sticas que deben regularse desde el Estado (p. 4).

As , la atenci n al pluralismo informativo y su garant a oscila entre, por un lado, las estructuras de propiedad de los medios, tal y como se postula desde la mirada del pluralismo externo, es decir: a mayor concentraci n menor pluralismo, a menor concentraci n en la propiedad mayor pluralismo; y, por otro lado, la diversidad de contenidos que permitan reflejar las distintas voces, opiniones y visiones de todos los sectores sociales.

En este orden, este art culo hace una breve revisi n sobre algunos de los conceptos conexos al tema del pluralismo informativo como el de libertad de expresi n, libertad de informaci n, opini n, derecho a la informaci n, censura y autonom a. Esta revisi n es ampliada y complementada con entrevistas realizadas a expertos (acad micos, defensores del televidente, asociaciones, comunicadores y periodistas), tanto nacionales como internacionales, desde las cuales se derivan algunos de los niveles y categor as de observaci n y evaluaci n del pluralismo consignados en el Modelo de evaluaci n del pluralismo informativo (MEPI), desarrollado para la Comisi n de Regulaci n de Comunicaciones (CRC) en el marco del Estudio de la Industria de Contenidos Audiovisuales en Colombia: producci n, agregaci n y difusi n de contenidos en televisi n abierta, cerrada y en plataformas de video por suscripci n bajo demanda (SVOD), adelantado en el a o 2020 y que motiv a la autoridad regulatoria a formular un modelo en el que se contemplan aspectos como la diversidad de contenidos, propiedad de los medios, mecanismos y criterios de financiaci n con recursos p blicos, mecanismos de participaci n ciudadana (defensor as, veedur as, ligas de consumidores), mecanismos de autorregulaci n de los medios, entre otros.

 

Metodolog a

Metodol gicamente, el trabajo de revisi n tiene como referencia el marco jur dico y normativo establecido en la Constituci n Pol tica de Colombia, que define en su art culo 20 que el Estado Garantiza a toda persona la libertad de expresar y difundir su pensamiento y opiniones, la de informar y recibir informaci n veraz e imparcial, y la de fundar medios masivos de comunicaci n. Estos son libres y tienen responsabilidad social (C.P., 2015).

Igualmente, la Corte Constitucional en la Sentencia T-327/10, al respecto del pluralismo indica que:

La salvaguarda del pluralismo informativo constituye uno de los principales valores constitucionales, en la rbita de los medios masivos de comunicaci n, por cuyo intermedio pueden reproducirse a gran escala las distintas corrientes de pensamiento y expresi n que conviven en una sociedad. Si no existiere o no fuera respetada, no ser a posible que los ciudadanos receptores de informaci n de cualquier tipo pudiesen elegir reflexiva y libremente dentro de las alternativas existentes, qu es lo mejor para s mismos, seg n sus convicciones. (Corte Constitucional [CC], 2010, p. 3)

Asimismo, se considera la regulaci n establecida en la Ley 1978 de 2019 en los aspectos referidos y conexos al tema del pluralismo y puntualizados en el Art culo 22, como funciones de la Sesi n de Comisi n de Contenidos Audiovisuales:

Garantizar el pluralismo e imparcialidad informativa, siendo el principal interlocutor con los usuarios del servicio de televisi n y la opini n p blica en relaci n con la difusi n, protecci n y defensa de los intereses de los televidentes (numeral 25); Establecer prohibiciones para aquellas conductas en que incurran las personas que atenten contra el pluralismo informativo, la competencia, el r gimen de inhabilidades y los derechos de los televidentes (numeral 26); Vigilar y sancionar aquellas conductas que atenten contra el pluralismo informativo, el r gimen de inhabilidades de televisi n abierta y los derechos de los televidentes, contempladas en el ordenamiento jur dico vigente. En estos casos, aplicar n las sanciones contempladas en el art culo 65 de la presente Ley (numeral 27); Promover y reglamentar lo atinente a la participaci n ciudadana en los temas que puedan afectar al televidente, especialmente lo referido al control de contenidos audiovisuales. (Ley 1978 de 2019, Art culo 22, numeral 28)

En este sentido, la revisi n responde al esp ritu de la Ley 1978, en tanto se reconoce que el pluralismo informativo es un elemento constitutivo de la promoci n del acceso a las tecnolog as de la informaci n y las comunicaciones b sicas; el respeto del libre desarrollo de las comunidades ind genas, afrocolombianas, palenqueras, raizales y Rrom; la promoci n de los contenidos multiplataforma de inter s p blico y, fundamentalmente, la promoci n de valores c vicos, el reconocimiento de las diversas identidades tnicas, culturales y religiosas, la equidad de g nero, la inclusi n pol tica y social, la integraci n nacional, el fortalecimiento de la democracia y el acceso al conocimiento.

De la misma manera, se revisa una parte acotada de la profusa literatura que existe sobre algunas definiciones te ricas de autores relevantes, as como los lineamientos y pol ticas que sobre el pluralismo informativo, la libertad de expresi n o el rol del Estado en la regulaci n de los medios de comunicaci n han declarado distintos organismos multilaterales.

 

1. An lisis e integraci n de la informaci n

Uno de los asuntos centrales en el campo de los medios de comunicaci n se refiere al rol que estos cumplen en contextos democr ticos a trav s de agendas tem ticas y contenidos que permitan y reflejen las expresiones amplias de opiniones, informaciones e identidades de los distintos y diversos grupos que conforman una sociedad. En este orden, el pluralismo informativo, junto con la diversidad, la equidad, la transparencia, la libertad de expresi n, entre otros, se constituye en un valor fundamental para el sustento y la viabilidad democr tica de un pa s.

Es claro que los medios rigen su quehacer a partir de principios rectores de selecci n de temas o l nea editoriales sobre las cuales determinan, precisamente, agendas tem ticas que son trasladadas a las audiencias y se imponen como portadoras de los asuntos prioritarios de una sociedad. Se conjuga as la dimensi n que ordena y jerarquiza los temas desde los medios, a partir de lo cual se les otorga una relevancia que se espera sea percibida con inter s y genere debate en la agenda de las audiencias, lo que, a su vez, da lugar a la opini n p blica. Como lo se ala McCombs (2006), las personas no solo reciben informaci n a trav s de los medios sobre determinados temas o asuntos que ocurren en el mundo y son considerados prioritarios, sino que de ellos tambi n aprenden la importancia y el nfasis que les deben dar.

De manera simult nea, los medios no solo reflejan o presentan la realidad a manera especular o reflectiva, sino que su naturaleza tambi n es constructiva, es decir, construyen maneras de ver el mundo. Como lo propone Niklas Luhmann (2007), los medios no son meras instituciones que reflejan lo que sucede en las esferas de lo cultural, lo pol tico, lo social, lo econ mico o lo cient fico. Los medios son una esfera aut noma que interact a con las otras esferas de la sociedad para construir su propia realidad y proponerla a las audiencias. Por tanto, estos establecen principios de selectividad de aquello que es y no es informaci n, aquello que es o no relevante, factor que incide de manera directa en la existencia o no del pluralismo informativo.

Bajo esta premisa, surge el imperativo que desde el Estado y las pol ticas p blicas se dise en mecanismos de regulaci n que garanticen, efectivamente, la libertad de expresi n de los ciudadanos y la sociedad en general, en el entendido de que la regulaci n no es una limitaci n a la libertad de expresi n propia de los medios de comunicaci n, sino, m s bien, el mecanismo que la garantiza. Como lo se ala de manera contundente Guilherme Canela Godoy, asesor de la UNESCO en temas de comunicaci n para Am rica Latina, [h]ay que regular para garantizar la libertad (Qui ones, 2016, p.17), no solo de expresi n y de opini n, sino tambi n la libertad de informaci n y de derecho a esta. De all que el pluralismo informativo se sit e en la tensi n permanente entre la regulaci n y la libertad de expresi n.

Expertos como Guillermo Mastrini, doctor en Ciencias de la Informaci n e investigador argentino, definen el concepto de pluralismo como:

[u]n principio ya discutido ampliamente en el mundo, el cual apunta a la existencia de la diversidad de informaciones y opiniones que las audiencias pueden recibir de los medios, y del cual depende el funcionamiento de la democracia a trav s de un debate p blico robusto que solo puede ser alimentado mediante una pluralidad de opiniones e informaciones que permita a la poblaci n nutrirse para llegar a una conclusi n balanceada sobre el contexto pol tico, econ mico, cultural de la sociedad en el que habita . (Mastrini, comunicaci n personal, 21 de septiembre de 2020)

El investigador, realizador y ex comisionado de la Autoridad Nacional de Televisi n [ANTV] Gabriel Vieira, se refiere a una concepci n del pluralismo informativo ligada fundamentalmente a los contenidos de construcci n o narraci n de lo real, es decir, programas informativos, period sticos, de opini n, an lisis, noticieros, entre otros, en donde [e]l eje fundamental es la informaci n y, por tanto, la veracidad y la imparcialidad, que son los pilares sobre los cuales las audiencias pueden construir una perspectiva de su realidad y tomar decisiones (Vieira, comunicaci n personal, 2 de septiembre de 2020).

Desde Stephen Reese, quien ha desarrollado sus trabajos sobre la sociolog a de la producci n medi tica desde la teor a del framing o encuadre, se entiende que los medios encuadran el tratamiento de los contenidos desde determinados intereses culturales, pol ticos o econ micos, a partir de condicionantes de orden individual, organizacional y procedimental. Y que, una de las caracter sticas centrales de los medios, especialmente los period sticos, es que se encargan de encuadrar determinada situaci n, es decir, establecen un marco de referencia, un principio organizativo sobre el cual elaborar un contenido, plantear un discurso y un enfoque, y sentar un punto de vista que permita a las audiencias tener la informaci n adecuada y suficiente para la toma de decisiones sociales, pol ticas o culturales. Los medios as , dentro de las democracias, son posibilidad, oportunidad y lugares de poder.

Para Alfredo Sabbagh, ex defensor del televidente del canal p blico regional Telecaribe, investigador y ex comisionado de la Autoridad Nacional de Televisi n [ANTV]:

[e]l pluralismo informativo va ligado a las distintas maneras de entender los acontecimientos, las distintas miradas de lo que el televidente recibe y no a una nica manera. El pluralismo es presentar distintas aristas de la realidad, diversos encuadres o ideolog as para entenderla. Es contar los sucesos basados en los principios fundamentales del periodismo como el respeto al idioma o el contraste de datos, por ejemplo. Sin embargo, si bien el pluralismo es fundamental, puede contradecirse con el concepto de imparcialidad, ya que siempre habr parcialidad en la informaci n que se evidencia, entre otros elementos de la informaci n, en el uso de adjetivos en la noticia. (Sabbagh, comunicaci n personal, 18 de septiembre de 2020)

Existe, pues, una relaci n indisociable entre los medios de comunicaci n y los contextos culturales, pol ticos y sociales en los cuales operan. Los canales de televisi n, tanto en las modalidades de televisi n abierta y cerrada, los servicios a la carta como las OTT, as como las expresiones audiovisuales en general, deben entenderse no solo como tecnolog as, empresas u organizaciones econ micas, sino tambi n como proyectos culturales. A trav s de ellos, circulan distintos contenidos cuyas materias primas son de orden simb lico, de imaginarios sociales, de convicciones e intereses pol ticos y econ micos, de posturas ticas, propuestas creativas y est ticas, de diversas narrativas sociales, por lo que su producci n y apropiaci n requiere de dispositivos tecnol gicos, de pol ticas p blicas que los promuevan y regulen, de econom as de escala, o de estrategia de promoci n y comercializaci n.

As , el tema del pluralismo resulta de la mayor relevancia para las democracias, en tanto se reconoce el enorme poder e influencia que tienen los medios, y en el caso particular que nos ocupa, la televisi n, en la configuraci n de la opini n p blica, la representatividad y la libertad de expresi n. En este sentido, los organismos que conforman la Plataforma de reguladores del audiovisual de Iberoam rica [PRAI], y que incluye pa ses como Brasil, Colombia, Chile, M xico, Per , Uruguay, Argentina, Portugal y Espa a, han sido contundentes al afirmar al un sono que sin pluralismo no hay democracia. Sin pluralismo no se puede hablar de libertad:

Lo que parece una verdad clara, no resulta tan obvio, ya que las voces que tienen acceso preferencial a los medios son pocas y pertenecen casi siempre a los grupos de poder econ mico y pol tico que controlan los grandes medios. ( ) La mayor parte de las empresas de medios supone que es correcto y normal presentar una visi n parcial de las cosas y que las otras visiones deben ser presentadas por otros medios, -sin embargo- ( ) esos otros medios suelen estar concentrados en las mismas pocas manos. La inmensa mayor a de la poblaci n de Am rica Latina no tiene la posibilidad de generar contenidos propios. (Qui ones, 2016, p. 81)

Para Gustavo G mez, director ejecutivo de Observacom, el pluralismo tiene dos caras: 1) la concentraci n, ya que [e]stamos viviendo hoy una fuerte concentraci n en materia de televisi n, no solamente en la propiedad, sino que eso se acompa a de una centralizaci n muy fuerte de contenidos ( ) marcando y homogenizando la agenda informativa y de acceso a opiniones ; 2) el acceso: [e]l acceso a la producci n y la inclusi n en los contenidos es el punto m s delicado pues remite a din micas que la regi n sufre desde la Colonia: el elitismo y la discriminaci n, sumados a la pobreza privan a millones de personas de la oportunidad de dar sus versiones y ver sus identidades representadas en las pantallas (G mez, 2015, como se cit en Qui ones, 2016, p. 82).

En la misma l nea de G mez respecto a la concentraci n, Guillermo Mastrini refiere que

[l]a concentraci n de la propiedad es per se una forma de regulaci n que tiene la comunicaci n y la cultura; la concentraci n de la propiedad es una regulaci n econ mica de facto, que ha organizado durante muchas d cadas, en muchos lugares del mundo, y en particular en Am rica Latina, la estructuraci n de los procesos sociales, de producci n y circulaci n masiva de informaci n, de entretenimiento, o sea, de los procesos de comunicaci n. (Mastrini, 2015, como se cit en Qui ones, 2016, p. 85)

 

1.1 Pluralismo, pluralidad y diversidad

Ahora bien, en t rminos conceptuales es necesario matizar la diferencia entre el pluralismo, tal como se ha expuesto hasta este punto, y la pluralidad y la diversidad, conceptos asociados al rol que cumplen los medios al interior de los reg menes democr ticos y que se correlacionan. Para el reconocido investigador boliviano Erick Torrico (como se cit en Qui ones, 2016), el

[p]luralismo no equivale a pluralidad; va mucho m s all de un sentido de cantidad. La pluralidad supone la existencia de muchos medios, en cambio, el pluralismo puede darse incluso con un menor n mero de medios si entre ellos existen diferencias de propiedad, de puntos de vista, de posiciones, de interpretaciones de la realidad. (p. 82)

Por su parte, Mart n Becerra, doctor en ciencias de la informaci n, investigador y docente argentino, experto en medios de comunicaci n e industrias culturales, anota que la pluralidad hace referencia al n mero de actores distintos dentro del sistema de medios, mientras el pluralismo implica no solo la existencia de m ltiples actores, sino la diversidad de producciones o contenidos. Sin embargo, en Am rica Latina hay, en general, una excesiva centralidad geogr fica de los canales y los temas. Los contenidos son poco diversos, tanto en t rminos geogr ficos como en representaci n de las distintas etnias, lenguas, religiones, etc. As , la diversidad es una deuda desde la cual surge un doble desaf o: para la autoridad regulatoria y para el mismo medio (Becerra, comunicaci n personal, 5 de octubre de 2020).

El pluralismo informativo no lo garantiza una pluralidad de medios de comunicaci n. Asimismo, el beneficiario del pluralismo no es tanto quien lo produce sino, m s bien, quien recibe la informaci n, por esto se convierte en un derecho que debe ser protegido en tanto se entienda -desde este ngulo- que los medios en su funci n de ser garantes del pluralismo informativo son, en muchos casos, meros instrumentos y no fines en s mismos. Por esta raz n deben soportar medidas regulatorias tendientes a fortalecer el pluralismo y garantizar el derecho a la informaci n, la disposici n de contenidos diversos que enriquezcan los procesos deliberativos de la sociedad y la consolidaci n de la democracia.

Ahora bien, la diversidad sigue operando m s en el plano te rico que en el pr ctico. Si bien en lo constitucional se establece su garant a, en la pr ctica diversos grupos sociales como los j venes, colectivos de mujeres, personas con sexualidades diversas, creencias religiosas distintas, activistas ambientales, entre otros, siguen desatendidos o mal interpretados por los medios de comunicaci n, es decir, existe una significativa crisis de pluralismo (Qui ones, 2016).

Con el fin de promover la diversidad y el pluralismo, en la Declaraci n conjunta sobre diversidad en la radiodifusi n (2007) de la Organizaci n de Estados Americanos (OEA), se se ala que la diversidad de medios es compleja e incluye tipos de medios de comunicaci n (comerciales, de servicio p blico y comunitarios), tipos de fuentes (relacionada la propiedad de los medios), tipos de contenidos (que son el producto de los medios) y tipos de alcance o cobertura geogr fica.

Igualmente, la expresi n de la diversidad implica reconocer elementos como: la relevancia que tiene la diversidad para la democracia y la cohesi n social para la toma de decisiones de los ciudadanos; el papel de las nuevas tecnolog as para la promoci n de la diversidad; el aporte que el ecosistema de medios -p blicos, privados, comunitarios- hace a la diversidad en contextos locales, nacionales e internacionales; la amenaza que para la diversidad implica la concentraci n en la propiedad y la imperiosa necesidad de que los rganos reguladores est n por fuera de interferencias pol ticas para su ejercicio. En s ntesis, se reconoce:

[l]a importancia fundamental de la diversidad en los medios de comunicaci n para el libre intercambio de informaci n e ideas en la sociedad, en t rminos de dar voz y satisfacer tanto las necesidades de informaci n como otros intereses de todos y todas, de conformidad con la protecci n que brindan las garant as internacionales del derecho a la libertad de expresi n. (Organizaci n de Estados Americanos OEA, 2007)

Para Edison Lanza, Relator de la UNESCO para la Libertad de Expresi n en Am rica Latina, los principios de diversidad y pluralismo suponen obligaciones concretas para los Estados tales como: garantizar la competencia en igualdad de condiciones; lograr la inclusi n de diversos grupos que hist ricamente han estado, por diversas razones ya analizadas, excluidos de la comunicaci n, como el caso de los pueblos ind genas, el sector social, el solidario, el comunitario, el universitario; y generar tolerancia y apertura hacia la cr tica y la informaci n que es desfavorable (Lanza como se cit en Qui ones, 2016, p. 92).

Diego De Charras (2015), en el art culo Apuntes sobre pluralismo y diversidad en los servicios de comunicaci n audiovisual , reconoce que no hay definiciones absolutas sobre ambos conceptos. All el autor subraya la idea de diversidad expuesta por McQuail, que implica la variabilidad massmedi tica (fuentes, canales, mensajes y audiencias) de acuerdo con las diferencias relevantes en la sociedad (pol ticas, geogr ficas, socioculturales, etc.) (p. 15). As , desde esta perspectiva, la diversidad se convierte en la herramienta que permite alcanzar el pluralismo.

As , para Ferr n Tom s Olalla:

El pluralismo aplicado a los medios de comunicaci n audiovisual se manifiesta en la posibilidad de todo ciudadano por acceder de manera equitativa al m ximo de opiniones, ideas e informaciones; el pluralismo es un valor que asegura a los ciudadanos la diversidad informativa. Esta no se refiere exclusivamente a las informaciones pol ticas sino a todo tipo de programas y contenidos. (Como se cit en De Charras, s.f., p. 13)

Ahora bien, para Juan Carlos de Miguel:

La pluralidad que es lo que caracteriza a lo social hace referencia a los factores presentes en una determinada sociedad, que deben ser fomentados como mecanismo b sico para la constituci n de una democracia. El pluralismo se refiere a los medios de comunicaci n como instrumento para asegurar dicha pluralidad. Es decir que la pluralidad de los medios es lo que puede denominarse pluralismo. En determinados casos pueden aparecer ciertos impedimentos que dificulten dicho reflejo ( ) El pluralismo es perfectible. Como m nimo debe mantenerse el nivel actual, siendo deseable que sea promovido de cara a ser incrementado. (Como se cit en De Charras, s.f., p. 13)

Por su parte, Carles Llorens plantea que:

Las medidas que pueden promocionar el pluralismo no deben limitarse a las que afectan a las concentraciones de propiedad, porque si no se cae en un reduccionismo peligroso: identificar pluralismo con pluralidad. El concepto de pluralidad arrastra la carga sem ntica del n mero, de la cantidad: mientras que el t rmino pluralismo se asocia m s a la diversidad entendida como variedad. (Como se cit en De Charras, s.f., p. 14)

El incremento de pluralismo, complementa entonces el autor:

Aparece entonces como algo permanentemente deseable o buscado y la idea de diversidad como el mecanismo aunque no el nico ni bajo una l gica causal que con mayores resultados permite avanzar en esa direcci n. Sin embargo, vale se alar que el pluralismo no se agota o constituye plenamente en los medios de comunicaci n. Por el contrario, el pluralismo desborda los contenidos de los medios de comunicaci n tanto como la noci n de espacio p blico, con la cual est ntimamente ligado, desborda la idea de espacio medi tico. (Como se cit en De Charras, s.f., p.14)

Un aspecto interesante que se plantea y orienta la construcci n de la Metodolog a de evaluaci n del pluralismo de la CRC, en el nivel de observancia del contenido, tiene que ver con la taxonom a elaborada por Giuseppe Richeri y Mar a Cristina Lasagni -citada por De Charras (s.f.)- sobre las dimensiones de diversidad asociadas a los ejes horizontal y vertical de la oferta de contenidos disponible para las audiencias en la programaci n televisiva. Estas dimensiones permiten establecer indicadores de pluralismo y calidad, que pasan por la exposici n de diversos temas y opiniones en el mbito de lo social, cultural, pol tico, etc. (diversidad sustancial); la variedad en g neros y formatos (diversidad de tipo de programa); la relaci n de los distintos programas entre s -eje vertical de la programaci n-, as como de estos con los programas de los dem s canales -eje horizontal- (diversidad de palimpsestos); la riqueza est tica y narrativa en los contenidos (diversidad estil stica); los contenidos segmentados de acuerdo con las caracter sticas, gustos y preferencias de las audiencias (diversidad en la audiencia) y la diversidad en las nociones de calidad que proponen los contenidos (diversidad de la calidad).

Como se ha definido hasta este punto, el pluralismo informativo, y en especial las nociones de diversidad, hacen parte del debate contempor neo de las sociedades. En ese sentido, la televisi n se presenta como un espacio p blico para el desarrollo de dicho debate y como un factor determinante para las expresiones p blicas y la visibilidad, as como para la promoci n y garant a de la diversidad de identidades, culturales, de g nero, religiosas, ideol gicas, pol ticas, est ticas, ling sticas, tnicas, etarias, tanto en el plano individual como en el colectivo. La diversidad, refieren Albornoz y Garc a (2017), [g]uarda una relaci n directa con la cuesti n de la identidad y con la protecci n y promoci n de grupos minoritarios. La antropolog a ense a que la noci n de diversidad se encuentra ntimamente asociada a la idea del Otro (p. 2).

En McQuail (2013, como se cit en Albornoz y Garc a, 2017), la noci n de diversidad en el mbito de lo audiovisual exhibir dos versiones contrapuestas entre s :

Una versi n negativa que presenta la diversidad como el resultado natural del funcionamiento de los mercados medi ticos y de sus complejos sistemas de producci n y distribuci n . Y una versi n positiva que guarda relaci n con el establecimiento y cumplimiento de normas en el mbito social y cultural . Esta versi n positiva abre las puertas a la intervenci n del poder p blico con el fin de alcanzar los resultados deseados en t rminos de diversidad. As , para muchos Estados la diversidad surge como uno de los principios rectores de las pol ticas de comunicaci n y cultura. (p. 4)

Se entiende pues que la diversidad en el espacio medi tico contiene en s misma una dimensi n pol tica, en tanto implica una perspectiva democr tica de acceso (poder producir) y visibilizaci n (hacer presencia en los contenidos) en el contexto de los sistemas audiovisuales, as como la posibilidad de encontrar en estas distintas informaciones narrativas y cosmovisiones para el actuar cotidiano de los ciudadanos. Por ende:

[u]na caracterizaci n de este espacio desde la perspectiva de la diversidad tiene una evidente importancia para los responsables de pensar y poner en pr ctica pol ticas p blicas. Por lo tanto, una formulaci n sobre la diversidad de un sistema audiovisual debe reconocer la categor a sociopol tica de ciudadanos -en desmedro de otras categor as usualmente empleadas en la literatura sobre la industria audiovisual, como la de consumidor- pues sta es la m s adecuada para una industria cuyos actores sociales alimentan la circulaci n de contenidos simb licos en el espacio p blico. (Albornoz y Garc a, 2017, p. 4)

Philip Napoli (1999), uno de los autores m s relevantes en los estudios sobre media diversity, advierte que la diversidad audiovisual tiene como objetivo deseable aportar al buen funcionamiento democr tico, por lo que puede ser entendida desde elementos como la diversidad de fuentes (que incluye diversidad de propietarios, productores, distribuidores, perfil laboral); diversidad de contenidos (g neros y formatos); diversidad demogr fica (que incluye diferencias raciales, tnicas, g neros); diversidad de ideas (distintos puntos de vista pol ticos, culturales) y diversidad de audiencias o exposici n (selecci n de contenidos que realizan los ciudadanos, fragmentaci n de audiencias y patrones de consumo).

En la misma l nea, para Albornoz y Garc a (2017), el an lisis de la diversidad en los sistemas audiovisuales lleva a diferenciar entre dos tipos de diversidad: la ofertada y la consumida.

La primera se relaciona con la diversidad de bienes y servicios audiovisuales que un conjunto de agentes proveedores pone a disposici n de otros agentes y/o de los ciudadanos. Por lo tanto, un proveedor puede ser tanto un creador de contenidos audiovisuales como cualquier otro agente intermediario del sector audiovisual (una empresa distribuidora, por ejemplo). (p. 15)

Por su parte, la diversidad consumida o disfrutada:

guarda relaci n con la diversidad de aquellos bienes y servicios audiovisuales efectivamente aceptados y usufructuados por los agentes y/o ciudadanos. El acto de usufructo depende, entre otros factores, tanto de la disponibilidad de dichos bienes y servicios como de la selecci n que realizan los agentes y/o ciudadanos. En el seno de las sociedades capitalistas, los Estados y el mercado, a trav s de sus pol ticas y estrategias y de distintos instrumentos (cuotas de exhibici n cinematogr fica y televisiva, l neas editoriales de programaci n, subsidios a la producci n y promoci n, etc.) tienen la capacidad de impulsar la elecci n de determinados contenidos y servicios audiovisuales influyendo en la creaci n de p blicos. (p. 15)

Los autores precisan que para el entendimiento de la diversidad y el pluralismo informativo en la industria audiovisual debe considerarse, entre otros, que:

[l]a capacidad de producci n, distribuci n y exhibici n/emisi n de contenidos audiovisuales no est concentrada en un n mero reducido de agentes, y que stos se caractericen por tener diferentes tipos de titularidad, tama o y origen geogr fico.

Los contenidos audiovisuales exhiban diferencias de variedad, balance y disparidad en t rminos de valores, identidades y est ticas. Tales contenidos deben reflejar la multiplicidad de grupos que conviven en una determinada sociedad y hacerse eco de las expresiones de culturas for neas.

Los ciudadanos puedan acceder y elegir entre un elevado n mero de contenidos audiovisuales, e, incluso, puedan crearlos y difundirlos. (Albornoz y Garc a, 2017, p. 15-16)

En consonancia con lo que se plantea desde la Plataforma de reguladores del audiovisual de Iberoam rica [PRAI], el fomento de la diversidad y el pluralismo debe enmarcarse en pol ticas regulatorias (legislaci n antimonopolio, pol ticas p blicas de fomento y producci n de contenidos de calidad) centradas m s en el fomento que en la imposici n. Esto a trav s de est mulos a los distintos actores que promuevan el pluralismo informativo y la diversidad, especialmente a los peque os y medianos productores y organizaciones comunitarias para que puedan tener sustentabilidad y viabilidad econ mica y puedan producir contenidos de calidad y, de manera paralela, estimular a los grandes medios para que hagan una oferta audiovisual cada vez m s plural y responsable (Qui ones, 2106, p. 94).

Tal como se ha anotado hasta este punto, la perspectiva de trabajo sobre el pluralismo informativo abarca los dos enfoques (pluralismo externo y pluralismo interno) sobre los cuales se ha estudiado y planteado en t rminos de legislaci n y regulaci n. Por ahora es importante anotar -de la mano de Guillermo Mastrini- que ambos enfoques son viables. Si bien en el contexto de Am rica Latina, y por supuesto en el de Colombia, no hay mucho pluralismo interno en los grandes medios de comunicaci n, este s se da de manera razonable e ideal en casos como el de la BBC en Inglaterra o en los medios escandinavos. En Latinoam rica no ha funcionado para los privados y, en muchos casos, tampoco para los p blicos, que son muy dependientes del gobierno. Lo que s ha operado es un pluralismo externo relacionado con la concentraci n de medios y la poca intervenci n del Estado (Mastrini, comunicaci n personal, 21 de septiembre de 2020)

1.2  Pluralismo externo.

El principio conceptual b sico del pluralismo externo define que para fomentar la libertad de expresi n se debe tener una amplia y variada diversidad de medios, con ideolog as, orientaciones, posturas pol ticas y l neas editoriales distintas que garanticen que todas las voces de la sociedad tengan espacio para la generaci n y expresi n libre de sus opiniones, informaciones y contenidos, con baja intervenci n del Estado. Se plantea que existe una correlaci n e incidencia directa entre el mayor n mero de medios y la mayor garant a del pluralismo informativo. Es decir, como lo plantea el profesor Jhon Charney Berdichewky:

[l]a forma adecuada de garantizar el pluralismo informativo es a trav s de la existencia de una pluralidad de medios de comunicaci n, donde cada uno, al tener su propia l nea editorial, contribuir a a configurar un sistema que, en su conjunto, representar a la totalidad (o un n mero significativo) de las visiones e ideas existentes en la sociedad. (2019, p. 127)

Este enfoque se inscribe en una concepci n liberal, en tanto se minimiza la intervenci n de Estado a favor de la libertad de expresi n del individuo. Desde la mirada m s economicista y pragm tica, esta perspectiva es cercana a aquella que considera a los medios de comunicaci n como empresas u organizaciones econ micas, centralmente, y que se ala que la libertad de expresi n guarda una directa relaci n con la libertad de empresa, por tanto, el mercado act a en buena medida como un regulador org nico del sistema, que determina el tipo de contenidos que las audiencias demandan, su calidad y cobertura, as como las pr cticas monop licas y el control de los excesos y acumulaciones de los distintos competidores.

En el pluralismo externo o de sistema, como lo define Mart n Becerra, la variable central es la pluralidad relativa a la propiedad. As , el pluralismo ser a la sumatoria de la diversidad m s pluralidad, por tanto, a la hora de definir criterios est ndar para evaluar el pluralismo informativo, es conveniente combinar las dos miradas. Ahora bien, en Am rica Latina el pluralismo externo funcion como coartada por parte de muchos medios, especialmente los de naturaleza privada, para justificar su libertad de expresi n -y de empresa- por fuera de la intervenci n del Estado y de un marco regulatorio (Becerra, comunicaci n personal, 5 de octubre de 2020).

Sobre esta misma l nea -puntualiza Gabriel Vieira- se entiende que:

[l]a informaci n es un negocio, es uno de los eventos de mayor pauta, por los horarios y anunciantes, es la gallina de los huevos de oro , por tanto el compromiso de los canales es con quien paga la pauta, lo que vicia cualquier imparcialidad en la informaci n, o una pretendida objetividad y pluralidad. (Vieira, comunicaci n personal, 2 de septiembre de 2020)

En su texto Broadcasting Pluralism and Diversity: A Comparative Study of Policy and Regulation, Lesley Hitchens (2006) define que el pluralismo externo se manifiesta en la estructura de los medios de comunicaci n mediante la existencia de una diversidad de organizaciones, cada una de las cuales controla un medio de comunicaci n en el que refleja sus puntos de vista y opiniones particulares. La suma de estos medios representa los puntos de vista y opiniones de los distintos grupos y tendencias existentes en una sociedad. El pluralismo externo puede obtenerse mediante una estructura de medios en la que conviven diversas formas de propiedad, organizaci n jur dica y econ mica, como por ejemplo, aquellos que combinan televisi n p blica y televisi n privada.

A la definici n ya expresada por Albornoz y Garc a (2017), respecto a que el pluralismo informativo en la tradici n liberal se asocia al funcionamiento del libre mercado (econ mico de ideas), habr a que agregarle lo que ampliamente describe Charney Berdichewky (2019) al respecto de la libertad como no interferencia:

La configuraci n sist mica del sistema de televisi n debe ser el producto del libre juego de los agentes del mercado, un juego que debiese quedar, hasta donde sea posible, libre de la interferencia estatal. Ese es el modo de garantizar la libertad empresarial de los canales, su autonom a como cuerpos intermedios de la sociedad, el respeto al principio de la subsidiariedad, y la libertad de expresi n. Esto significa que, manteniendo el Estado el control sobre el sistema de concesiones de las se ales de radiodifusi n televisiva, su finalidad debiera ser incentivar la entrada de nuevos operadores, bajo condiciones competitivas que permitan un uso eficiente de las posibilidades de negocios que la digitalizaci n de la televisi n abre. Los canales de televisi n, desde esta perspectiva, no debiesen estar sujetos a modos de regulaci n distintos a los de cualquier otro mercado. En la medida en que as sea, la libre competencia en el mercado televisivo generar una multiplicidad de operadores que desarrollar n, a su vez, contenidos diversos. Por estas razones, desde esta perspectiva, se ha preferido el pluralismo externo por sobre el pluralismo interno de los medios de comunicaci n. (p. 139)

Como se ha descrito, si entendemos que los canales de televisi n son simult neamente empresas y, especialmente, proyectos culturales, podemos agregar que existe una relaci n intr nseca, precisamente, entre la econom a y la cultura en tanto esta ltima es puesta en valor y utilizada como un recurso y fuente de riqueza, tal como lo plantea George Y dice (2002). Es decir, en el pluralismo externo se reconoce la importancia de la televisi n como industria cultural y su posici n como sector estrat gico para el desarrollo del capital, de las iniciativas privadas que dependen, entre otros factores, de la propiedad intelectual, la creaci n de econom as de escala, creando conglomerados y estructuras mono u oligop licas. As , como lo se alan Albornoz y Garc a, es posible identificar el poder que ejerce el capital econ mico en el campo audiovisual:

Los grandes conglomerados audiovisuales con posiciones dominantes en los mercados nacionales, regionales e internacionales intentan conservar y aumentar su poder por medio de la elaboraci n de diferentes tipos de barreras de entrada econ micas y regulatorias (a trav s de su influencia sobre los responsables de la toma de decisiones), las cuales en muchos casos act an impidiendo la presencia de otros agentes o disminuyendo la visibilidad y el disfrute de otros contenidos. Como han puesto de manifiesto numerosos estudios sobre el sector de los medios de comunicaci n ligados a la perspectiva de la econom a pol tica cr tica de la comunicaci n, estos conglomerados se estructuran de una forma muy bien organizada y poseen gran fuerza pol tica. (2017, p. 15)

Como se se ala en el documento Concentraci n y pluralismo en el sistema de medios de comunicaci n. Est ndares, experiencia internacional y recomendaciones para Ecuador, publicado por el Observatorio Latinoamericano de Regulaci n de Medios y Convergencia Observacom [OB], Cooperaci n Alemana [CA] y DW Akademie [DWA] (2019), en un mercado audiovisual tienden a constituirse estructuras monop licas u oligop licas cuando no hay un control y una regulaci n efectiva, lo que afecta, ciertamente, el pluralismo informativo y la diversidad en un r gimen democr tico, colocando barreras al ejercicio de la libertad de expresi n y el derecho a la informaci n. Esto:

se convierte en un obst culo para que otros sectores de la poblaci n puedan difundir su pensamiento a trav s de medios de comunicaci n y, a la misma vez (sic), para que la sociedad pueda recibir opiniones e informaciones de fuentes diversas [ ] Los monopolios u oligopolios de la informaci n y la comunicaci n no s lo afectan la pluralidad informativa, sino que al permitir el control de la informaci n y permear a la opini n p blica tambi n pueden adquirir un poder incluso superior al que ejercen las instituciones democr ticas, convirti ndose en poderes f cticos que influyen la agenda p blica incluso para favorecer sus intereses, pues se trata de grupos que, a su vez, suelen integrar otras actividades econ micas y comerciales. (Observacom, Cooperaci n Alemana y DW Akademie, 2019, p. 2)

En el mismo documento se citan las posiciones que con respecto a la concentraci n en la propiedad de los medios tienen varios estamentos:

La Comisi n Interamericana de Derechos Humanos [CIDH], amparada en el principio 12 de la Declaraci n de Principios sobre Libertad de Expresi n:

Los monopolios u oligopolios en la propiedad y control de los medios de comunicaci n deben estar sujetos a leyes antimonop licas por cuanto conspiran contra la democracia al restringir la pluralidad y diversidad que asegura el pleno ejercicio del derecho a la informaci n de los ciudadanos.

La Corte Interamericana de Derechos Humanos, amparada en la Opini n Consultiva OC-5/85, p rr. 230:

La libertad de expresi n se puede ver tambi n afectada sin la intervenci n directa de la acci n estatal. Tal supuesto podr a llegar a configurarse, por ejemplo, cuando por efecto de la existencia de monopolios u oligopolios en la propiedad de los medios de comunicaci n se establecen en la pr ctica medios encaminados a impedir la comunicaci n y la circulaci n de ideas y opiniones.

El Comit de Derechos Humanos de la ONU, amparado en la Observaci n General N. 34 de 2011, Nota Nro. 40, p rr. 40:

Se requieren medidas eficaces para impedir un control de dichos medios que lesione el derecho de toda persona a la libertad de expresi n los Estados partes deber an adoptar medidas adecuadas, en forma compatible con el Pacto, para impedir un excesivo predominio o concentraci n de los medios de comunicaci n por grupos medi ticos bajo control privado, en situaciones monopol sticas que pueden menoscabar la diversidad de fuentes y opiniones.

La Relator a Especial para la Libertad de Expresi n de la Comisi n Interamericana de Derechos Humanos, a parir del caso Granier vs Venezuela, p rrafo 39:

Cuando la omisi n del Estado conduce a la existencia de monopolios u oligopolios o impide el libre flujo de las ideas, da lugar a una forma de restricci n indirecta Los Estados tienen la obligaci n de intervenir ante la concentraci n excesiva, bajo los medios autorizados por la propia Convenci n y adecuar el funcionamiento de los medios de comunicaci n social que utilizan frecuencias a los requerimientos de la libertad de expresi n. En ese sentido, la existencia de un sector comercial en la comunicaci n no alcanza, per se, para tener un sistema democr tico con diversidad y pluralidad de voces, por ello es necesario promover la convivencia de medios de comunicaci n de distinto tipo de propiedad y naturaleza.

As como la Corte Interamericana de Derechos Humanos [CIDH], amparada en la Convenci n Americana de Derechos Humanos: Los Estados deben de tener una conducta activa para evitar la concentraci n, considerando que, dada la importancia del pluralismo en una sociedad democr tica la protecci n del pluralismo es no solamente un fin leg timo, sino, adem s, imperioso (Como se cit [OB], [CA] y [DWA], 2019).

Por su parte, los Relatores de Libertad de Expresi n de las Am ricas, Europa, frica y Naciones Unidas, en su Declaraci n Conjunta de 2007 enumeran los distintos tipos de concentraci n indebida:

En reconocimiento de la particular importancia que la diversidad de los medios de comunicaci n tiene para la democracia, para prevenir la concentraci n indebida de medios de comunicaci n o la propiedad cruzada de los mismos, ya sea horizontal o vertical, se deben adoptar medidas especiales, incluyendo leyes anti-monop licas. Tales medidas deben implicar el cumplimiento de estrictos requisitos de transparencia sobre la propiedad de los medios de comunicaci n a todos los niveles. Adem s deben involucrar un monitoreo activo, la consideraci n de la concentraci n de la propiedad, en caso que sea aplicable, en el proceso de concesi n de licencias, el reporte con antelaci n sobre grandes combinaciones proyectadas, y la concesi n de autoridad para evitar que tales combinaciones entren en vigor:

1. La existencia e implementaci n de leyes anti-monopolio tanto para un sector integraci n horizontal y vertical) como para varios sectores de los medios de comunicaci n (propiedad cruzada).

2. La necesidad de contar con normas sobre transparencia en la propiedad de los medios, as como la obligatoriedad de hacer p blicas las grandes combinaciones previstas que permitan un monitoreo sistem tico.

3. Una vigilancia en los procesos de otorgamiento de frecuencias a radiodifusores ya existentes.

4. Un monitoreo activo sobre la propiedad de los medios que permita realizar los an lisis necesarios para impedir la formaci n de grandes combinaciones de medios. (Como se cit en [OB], [CA] y [DWA], 2019, p. 4)

Si bien la concentraci n de medios y la concepci n de la libertad como no interferencia del Estado afecta el pluralismo informativo, y muchas veces las concesiones televisivas no producen, necesariamente, diversidad de contenidos y visiones, hay un aspecto importante a subrayar: el excedente digital, generado por la transici n hacia tecnolog as TDT, tiende a favorecer un pluralismo externo positivo en tanto se dispone de m s espacio en el espectro para dar cabida a m s medios, ampliando las oportunidades de que m s voces tengan cabida en el ecosistema de televisi n y de lo audiovisual en general. As , se favorece una dispersi n en la propiedad m s democr tica e incluyente, lo que constituye un presupuesto b sico de la libertad al reducir las relaciones de dominaci n existentes.

Como lo se ala Jorge Iv n Bonilla, investigador y director del Departamento de Comunicaci n de la Universidad EAFIT, la democracia es un sistema de oportunidades dentro del cual los medios compiten por formas de ver el mundo. Es la emisi n de las distintas voces, a trav s de distintos canales, lo que da la perspectiva de pluralismo, y en este contexto la intervenci n del Estado debe ser para regular la equidad. El pluralismo externo, as , permite diversidad de voces y medios, con diferentes puntos de vista y modos de entender y acercarse a la realidad, en coherencia con los valores informativos como la diversidad de fuentes, temas, actores (Bonilla, comunicaci n personal, 7 de septiembre de 2020).

Diego De Charras (s.f.) coincide con esta perspectiva al referir que a mayor n mero de actores en el sistema mayor es la probabilidad de que existan diferentes contenidos y puntos de vista, y que es necesario considerar factores como el tama o del mercado, los recursos disponibles, la estructura del sistema medi tico y las capacidades competitivas de los diferentes actores.

1.3 Pluralismo interno.

El enfoque del pluralismo interno, si bien se opone en ciertos aspectos al pluralismo externo, en tanto alude fundamentalmente a la diversidad de contenidos m s que a la propiedad de los medios, opera igual desde un trasfondo ideol gico y pol tico que es necesario se alar. Como se anotaba con Albornoz y Garc a (2017), este tipo de pluralismo se inspira en una concepci n pol tico-democr tica ligada a las diferencias ideol gicas, culturales o identitarias propias -y necesarias- de los sistemas democr ticos.

El pluralismo interno est m s ligado a una visi n de la libertad desde la concepci n republicana, en tanto se entiende que la intervenci n del Estado a trav s de la regulaci n de los contenidos de los medios no es incompatible con la libertad de expresi n y favorece el derecho a la informaci n. En palabras de Charney Berdichewky:

El pluralismo interno ( ) es aquel en el que el pluralismo se manifiesta en los contenidos de cada medio de comunicaci n en particular. En este sistema todos los medios deben transmitir las opiniones y visiones que representen a los distintos grupos y tendencias existentes. Este concepto ha sido utilizado de dos maneras por la literatura. La primera se relaciona con el gobierno interno de los medios de comunicaci n. Se da especialmente en la televisi n, cuando sus directorios u rganos de gobierno y administraci n est n compuestos por miembros que representan todo el espectro pol tico. La segunda corresponde a aquellos sistemas en los cuales los medios de comunicaci n evitan conexiones institucionales con grupos pol ticos y buscan transmitir contenidos neutros o balanceados. (2019, p. 138)

Sin duda, anota Guillermo Mastrini, el pluralismo interno es m s confiable para informarse como ciudadano que, quiz s, la mercantilizaci n de la informaci n propia de los medios privados. Esta ltima es la caracter stica prevalente en Am rica Latina, en donde la mayor parte de los contenidos informativos, por ejemplo, pasa por las pantallas de los operadores concesionados privados, a diferencia de lo que sucede en buena parte del norte de Europa (Alemania, Inglaterra, Suecia), en donde las fuentes informativas son los medios p blicos, que a lo largo de los a os han ganado credibilidad (Mastrini, comunicaci n personal, 21 de septiembre de 2020).

La injerencia del regulador en Europa, y en particular en los pa ses escandinavos, es m s alta por lo que existe un pluralismo interno m s eficiente. Igualmente, hay una connotaci n de la autorregulaci n que no es simplificada y herm tica como en nuestros pa ses, en tanto no es potestad solo del medio, sino abierta, en la cual cada medio convoca distintos actores de su entorno de influencia y se toman en cuenta sus opiniones para definir colectivamente los criterios -m s que de auto, de co-regulaci n, como se da en Suecia, por ejemplo, con la C mara de anunciantes-. En este sentido, hay posibilidades de articular en t rminos sist micos un pluralismo externo con uno interno para darle voz a los territorios, especialmente a trav s de las televisiones locales y regionales (Becerra, comunicaci n personal, 5 de octubre de 2020).

La concepci n del pluralismo interno se corresponde con una mirada sobre los medios en su dimensi n sociocultural y su contribuci n a la construcci n y consolidaci n de ciudadan a, as como a la protecci n de los valores propios de la democracia. Esto implica, apunta Jorge Eduardo Urrea, realizador, investigador y exgerente del canal regional Telecaf , que el pluralismo, m s que entregar canales o emisoras a todas las comunidades, por ejemplo, se trata m s bien de abrir espacios en la programaci n para que las comunidades se expresen, darles capacidad de acceso, tener polifon as en los contenidos. En esa medida, la labor de los medios es considerar la participaci n de la ciudadan a, la vinculaci n de la academia, las universidades, etc. (Urrea, comunicaci n personal, 16 de septiembre de 2020).

Igualmente, es claro que la sociedad, como un todo, tiene que elaborar su propia s ntesis (salvo casos de periodistas o investigadores que se dedican al an lisis de la realidad), por lo que los medios gestionados desde el Estado, por ejemplo, tienen una funci n m s importante en el pluralismo interno: estos deben albergar la elaboraci n de la s ntesis y ofrecerle a la sociedad perspectivas distintas (diversidad m s pluralidad) y niveles anal ticos diferenciados (Becerra, comunicaci n personal, 5 de octubre de 2020).

Por su parte, Diego de Charras (s.f.) define que

[e]l pluralismo puede ser interno, a trav s de una amplia gama de valores, opiniones, informaciones e intereses que encuentran un veh culo de expresi n en el seno de un actor determinado del sector de los medios o bien externo a trav s de un cierto n mero de estos actores, cada uno de ellos expresando un punto de vista particular. Lo habitual entonces es que el pluralismo interno se regule a partir de ciertos requisitos de contenido cuotas de origen de programaci n, protecci n al menor, l mites publicitarios, etc. y luego admita un grado de autonom a que habilite la autorregulaci n period stica e informativa, mientras que el pluralismo externo supone los l mites a la propiedad de los medios de comunicaci n. (p. 16)

La compatibilidad entre libertad de expresi n y regulaci n, que es posible dentro de un esquema que priorice el pluralismo interno, como lo se alan diversos autores (Albornoz y Garc a, 2017), pone de relieve que la ausencia o la fr gil presencia de agentes guiados por la noci n de servicio p blico y/o por un sentido comunitario en el paisaje audiovisual atenta contra la diversidad. Es decir, la existencia de medios audiovisuales que mediante su actuaci n escapen a la l gica mercantilista imperante en las sociedades contempor neas y posean independencia en relaci n con los poderes pol ticos y f cticos, es un seguro para la diversidad. En numerosos pa ses (Jap n, Francia, Reino Unido, Canad o Australia) los tradicionales operadores que obedecen al mandato de servicio p blico desempe an un papel clave en la prestaci n de los servicios de radio y televisi n y est n sujetos a regulaciones espec ficas Albornoz y Garc a, 2017, p. 17).

Finalmente, medir el pluralismo es, efectivamente, un principio en el que los distintos actores del sistema audiovisual estar an de acuerdo; sin embargo, el reto del regulador y en este caso de la Metodolog a de evaluaci n del pluralismo informativo desarrollada para la CRC a trav s del MEPI es definir cu les son los niveles adecuados de pluralismo en t rminos de la diversidad de contenidos, si bien los grandes medios ofertan una gama amplia de informaci n, puede no ser suficiente desde una perspectiva cr tica, ya que el pluralismo alcanzado puede no ser conveniente para garantizar el respeto de los valores c vicos anotados en la Ley 1978 de 2019 (reconocimiento de las diversas identidades tnicas, culturales y religiosas, la equidad de g nero, la inclusi n pol tica y social, la integraci n nacional, el fortalecimiento de la democracia y el acceso al conocimiento, especialmente en las comunidades ind genas, afrocolombianas, palenqueras, raizales y Rrom), as como los niveles de pluralismo en el orden de lo period stico, pol tico, cultural, ling stico, etc.

En este escenario se cruza, como lo plantea Guillermo Mastrini, la emergencia de Internet, que es una plataforma que garantiza supuestamente mayor pluralismo, pero la mayor parte del consumo est focalizado en una peque a parte de las plataformas ofertadas, es decir, se da una concentraci n de alcances globales (Mastrini, comunicaci n personal, 21 de septiembre de 2020).

El mismo Mastrini hab a alertado sobre la necesidad de tener en cuenta los nuevos medios que est n emergiendo en el ecosistema mundial (Netflix, Facebook, Google), asombrosamente concentrados, pues dan cuenta de que hay un escenario de concentraci n global que, sin duda, es tambi n una amenaza para el funcionamiento de la diversidad de las sociedades y de las econom as nacionales (Qui ones, 2016, p. 87).

 

Referencias

Albornoz, A. L. y Garc a, M. T. (Ed.). (2017). Diversidad e industria audiovisual. El desaf o cultural del siglo XXI. Fondo de Cultura Econ mica.

Charney Berdichewky, J. (2019). Libertad de expresi n y pluralismo informativo: compatibilidades y tensiones en el contexto de la televisi n. Revista Derecho del Estado, (42), 117-148. https://doi.org/10.18601/01229893.n42.05

Comisi n de Regulaci n de Comunicaciones [CRC]. (2020). Compilaci n y simplificaci n en materia de televisi n y contenidos. Comisi n de Regulaci n de Comunicaciones [CRC].

Congreso de la Rep blica de Colombia. (25 de julio de 2019). Ley 1978 de 2019. DO: 51.025

Constituci n Pol tica de Colombia Actualizada con los Actos Legislativos a 2015 [C.P]. (2015). Corte Constitucional, Consejo Superior de la Judicatura, Sala Administrativa. Cendo.

Corte Constitucional de Colombia. (10 de mayo de 2010). Sentencia T-327 de 2010. [M.P: Pinilla, N.].

Corte Interamericana de Derechos Humanos. (13 de noviembre de 1985). Opini n Consultiva OC-5/85. https://www.corteidh.or.cr/docs/opiniones/seriea_05_esp.pdf.

De Charras, D. (2015, 1 de octubre). Apuntes sobre pluralismo y diversidad en los servicios de comunicaci n audiovisual. Revista voces en el F nix. https://vocesenelfenix.economicas.uba.ar/apuntes-sobre-pluralismo-y-diversidad-en-los-servicios-de-comunicacion-audiovisual/

Departamento Nacional de Planeaci n [DNP]. (2016). El futuro del sector audiovisual en Colombia: Necesidad de pol tica p blica y reformas normativas en el marco de la convergencia tecnol gica y las tendencias del mercado [Informe final]. Departamento Nacional de Planeaci n. https://colaboracion.dnp.gov.co/CDT/Prensa/Publicaciones/Informe%20convergencia%20dyd%20rev_STEL%2018-01-2017CEVC.pdf

Hitchens, L. (2006). Broadcasting Pluralism and Diversity: A Comparative Study of Policy and Regulation. Hart Publishing.

Luhmann, N. (2007). La realidad de los medios de masas. Anthropos.

McCombs, M. (2006). Estableciendo la agenda. El impacto de los medios en la opini n p blica y en el conocimiento. Paid s Ib rica.

Napoli, P. (1999). Deconstructing the Diversity Principle. Journal of Communication 49(4), 7-34.

Observacom [OB], Cooperaci n Alemana [CA] y DW Akademie [DWA]. (2019). Concentraci n y pluralismo en el sistema de medios de comunicaci n. Est ndares, experiencia internacional y recomendaciones para Ecuador. Observatorio Latinoamericano de Regulaci n de Medios y Convergencia. https://www.observacom.org/wp-content/uploads/2019/07/Concentracio%CC%81n-y-pluralismo.pdf

Organizaci n de Estados Americanos [OEA]. (2007). Declaraci n conjunta sobre diversidad en la radiodifusi n. https://diversidadaudiovisual.org/declaracion-conjunta-sobre-diversidad-en-la-radiodifusion-2007/

Qui ones, B. (Ed.). (2016). Libertad de expresi n, regulaci n de medios y pluralismo. Reflexiones sobre la comunicaci n como derecho desde la regulaci n del audiovisual en Iberoam rica. Universidad Externado de Colombia.

UNESCO. (2005). Convenci n sobre la protecci n y la promoci n de la diversidad de las expresiones culturales. https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000142919_spa

Y dice, G. (2002). El recurso de la cultura. Usos de la cultura en la era global. Gedisa Editorial.



[1] Ph. D. L der del grupo de investigaci n Fisura Universidad Nacional Abierta y a Distancia. Director del Proyecto Saber Pro M dulo de Procesos Comunicativos. AFACOM (Asociaci n Colombia de Facultades y Programas de Comunicaci n).