Familia, cultura y sociedad: factores determinantes del desarrollo humano

Family, culture and society: Determining factors of human development

DOI: https://doi.org/10.22490/25394150.4107

Lorena Cudris-Torres;1 Juan C. Bermúdez-Cuello;2 Adriana M. Rojas-Angarita;3
Mario R. Romero-Munive; 4 Giselle Olivella-López5

Resumen

Para comprender el desarrollo humano es necesario examinar las características heredadas que dan a cada persona un inicio especial en la vida. También es preciso considerar los diversos factores medioambientales o brindados por la experiencia que influyen en el desarrollo, en especial los contextos importantes como la familia, el vecindario, la posición socioeconómica, la raza o etnia y la cultura. El objetivo del manuscrito fue reflexionar sobre cómo la familia, sociedad y cultura son factores influyentes en el desarrollo humano saludable. Se llevó a cabo un estudio cualitativo que permitió la comprensión de un fenómeno de manera específica, a través de la investigación analítica, para estudiar conceptos y sucesos históricos como son los factores familiares, sociales y culturales que influyen para que el ser humano tenga un desarrollo saludable. Se realizaron búsquedas en las bases de datos bibliográficas Scopus y Psychology and Behavioral Science Collection (EBSCO), utilizando criterios de búsqueda predeterminados. Se consideraron los estudios de investigación publicados hasta diciembre de 2019 y, después de la evaluación, se incluyeron 25 artículos en la reflexión. Se concluye que las influencias en el desarrollo provienen de la herencia y el medio ambiente. Muchos cambios característicos de la infancia están relacionados con la maduración, y las diferencias individuales aumentan con la edad y según las experiencias con figuras representativas de la infancia.

Palabras clave: Familia, cultura, sociedad, desarrollo humano.

Abstract

To understand human development it is necessary to examine those inherited characteristics that give each person a particular point of departure in life. It is also necessary to consider the various environmental or experience-driven factors that influence development. Such particularly relevant contexts include family, neighborhood, socioeconomic status, race or ethnicity, and culture. The aim of this article is to reflect on how family, society and culture could be significant factors in a healthy human development. By way of a qualitative study and analytical research, it was possible to understand the phenomenon in a specific way in order to comprehend historical concepts and events such as family, social and cultural factors that lead human beings to have a healthy development. Research was carried on with the aid of bibliographic databases such as Scopus and Psychology and Behavioral Science Collection (EBSCO) using predetermined search criteria. Research results published until December 2019 were considered and, after being evaluated, 25 articles were included in the reflection. It is concluded that influences on development come from heredity and environment. Many characteristic childhood changes are related to maturation, and individual differences increase with age based on experiences shared with representative childhood figures.

Keywords: Family, Society, Culture, Individual, Human Development

Introducción

Los estudiosos del desarrollo consideran los procesos universales por los que pasan todos los seres humanos normales, pero también deben tener en cuenta las diferencias individuales en las características, influencias y resultados del desarrollo. Las personas varían por su sexo, estatura, peso y complexión; salud y nivel de energía; en inteligencia; y en temperamento, personalidad y reacciones emocionales. El contexto de vida, también, es diferente: la casa, comunidad y sociedad en que viven, las relaciones que cultivan, la escuela a la que concurren (si acaso) y a que dedican su tiempo libre (Adler et al., 2016).

Para comprender de manera integral el desarrollo humano, es necesario abordarlo en su complejidad, teniendo en cuenta las series complejas, teniendo en cuenta dos agentes: en el primero contempla los factores genéticos y lo innato y en el segundo el aprendizaje, la identificación y el ambiente, en estos últimos factores media la familia, sociedad y cultura y marcan una impronta en la personalidad del individuo. En importe tener en cuenta que, la herencia y ambiente se interrelacionan e influyen entre si y deben ser estudiados y contemplados con el mismo nivel de importancia, desde las visiones cientificistas, psicologistas y sociologistas, para llegar ocasionalmente y a través de un exhaustivo trabajo interdisciplinario a una visión integral y más válida del hombre y su problemática (Castellanos, 2013).

Desde que nace, el ser humano se desarrolla en un contexto social e histórico, es semigregario, es así como la familia y/o cuidadores promueven o limitan procesos de aprendizaje y socialización que interfieren en el desarrollo humano y son el objeto de estudio del presente manuscrito.

La familia, es un grupo natural que con el curso del tiempo ha creado pautas de interacción con las cuales rige su comportamiento y recrea una determinada estructura. Según Minuchin (1974), la estructura familiar es “el conjunto de demandas funcionales encargadas de organizar la interacción de los miembros dentro y fuera del sistema. Dentro de esa organización y para que se produzca la interacción, se crean pautas y patrones de conducta, en los que están insertos, de forma implícita, toda una carga de valores, secretos, normas, sistemas de creencias, reglas, mitos., etc., que son introducidas en el sistema familiar de generación en generación, confirmando estructuras determinadas de comunicación sistémicas”. La estructura familiar no es una unidad observable en sí misma, se requiere que haya intercambios; sólo puede ser vista en movimiento; dinamizando a la familia como una unidad relacional e interdependiente, podremos averiguar su estructura interna, y en ella sus reglas, normas valores, costumbres, reforzamientos, castigos, liderazgo, empatía, aceptación, etc., y el tipo de comunicación que la familia utiliza para el reparto de las mismas, tanto interno como con los demás sistemas con los que se comunica, con la sociedad, el ambiente en que se desenvuelven día a día de acuerdo a las exigencias del entorno.

Es importante considerar que la estructura familiar actualmente ha cambiado ya que se ha encontrado un aumento de desintegración familiar, la participación de la mujer en el ámbito laboral y el nacimiento de nuevas formas de agrupamiento (Anabalón, 2008). Por lo tanto, podemos decir, que la familia se encuentra en un constante cambio donde se deja atrás a la constitución de la familia nuclear dando paso a nuevos tipos de estructura familiar del cual repercuten en el desarrollo de los niños. En los nuevos agrupamientos podemos encontrar a las familias uniparentales, familias ensambladas, familias reorganizadas, hijos que no conviven con sus padres, convivencias de miembros que no poseen lazos consanguíneos denominados “parientes sin nombre”(el hijo de la novia de mi papá, ex consuegros o ex cuñados), padres del mismo sexo, hijos engendrados en úteros ajenos, hijos de un padre del que sólo se requirió su esperma y todas estas nuevas estructuras se deben a los cambios que ha generado la sociedad. Al igual que se han construido familias uniparentales donde la mujer es quien se encarga de la crianza, la manutención, el cuidado y educación de los hijos (Baeza, 2000).

Bronfenbrenner (1987) argumenta que el proceso de desarrollo del ser humano, al igual que ocurre en cualquier otro organismo vivo, se enmarca en una serie de sistemas relacionados unos con otros, que son distintos escenarios de interacción con el ambiente. El autor ha considerado que la familia es el sistema que define y configura en mayor medida el desarrollo de la persona desde su concepción. En la organización familiar también están representados por microsistema, macrosistema y mesosistema como anteriormente se mencionaban están directamente relacionados con la estructura familiar. El microsistema es concebido como el conjunto de interrelaciones que se producen dentro del entorno inmediato. Las relaciones que se dan en el interior del microsistema a su vez reciben la influencia del exterior, aunque no se participe de manera directa y activamente en ellas. El macrosistema, es entendido como el conjunto de valores culturales, ideologías, creencias y políticas, da forma a la organización de las instituciones sociales. El mesosistema familiar es el conjunto de sistemas con los que la familia guarda relación, es decir, con los que mantiene intercambios directos, la influencia de la familia, las tensiones familiares se reflejan en el comportamiento del hijo en la escuela, y en otros contextos importantes en el cual mantiene interacción.

Existen diversos panoramas para las familias a nivel general, en diversas sociedades encontramos diversificación en la composición de las familias, y la figura de la familia tradicional que estaba compuesta por diversos miembros.  En muchas sociedades de Asia, África y Latinoamérica y entre las familias estadounidenses que remontan su linaje a esos países, la forma familiar tradicional es la familia extendida (una red multigeneracional de abuelos, tíos, primos y familiares más distantes). Muchas, o la mayoría de las personas, viven en hogares de familia extendida, donde tienen contacto cotidiano con los parientes. A menudo, los adultos comparten las responsabilidades de la manutención y crianza de los niños, a la vez que otros hijos se encargan de los hermanos menores. Es frecuente que estos hogares estén encabezados por mujeres (Papalia et ál., 2012).

Actualmente, en algunos países en desarrollo el hogar de familia extendida se ha vuelto menos característico debido a la industrialización y la migración hacia los centros urbanos (Rice, 1997). Mientras tanto, en Estados Unidos, las presiones económicas, la escasez de vivienda y los hijos fuera del matrimonio contribuyeron a fomentar una tendencia a hogares familiares de tres e incluso cuatro generaciones. En 2008, aproximadamente 16% de los hogares podían caracterizarse como multigeneracional (Hitlin, Brown y Elder, 2006).

Los hogares multigeneracionales se han vuelto más comunes en los años recientes por diversas razones. Primero, tanto los hombres como las mujeres se están casando a edades más tardías, por lo que suelen permanecer en casa por más tiempo de lo que se acostumbraba. Esto se ha vuelto particularmente común con las crisis recientes en la economía estadounidense. Segundo, desde 1970 se ha dado una afluencia de poblaciones inmigrantes, las cuales muestran una probabilidad mayor que las familias nativas a buscar hogares multigeneracionales por razones tanto prácticas como de preferencia. De hecho, incluso entre los no inmigrantes, la raza y el origen étnico juegan un papel relevante. Los latinos, afroamericanos y asiáticos son más proclives que los blancos a vivir en familias multigeneracionales. Además, la gente es más longeva y los padres ancianos en ocasiones pueden beneficiarse de su inclusión en los hogares de sus hijos (Hitlin, Brown y Elder, 2006).

La posición socioeconómica (PSE) de una familia se basa en el ingreso familiar y en los niveles educativos y ocupacionales de los adultos. La posición socioeconómica se relaciona con procesos de desarrollo (como las interacciones verbales de las madres con sus hijos) y con los resultados del desarrollo (como la salud y el rendimiento cognoscitivo). La posición socioeconómica influye indirectamente en estos procesos y resultados, a través de factores relacionados como el hogar y el vecindario donde viven las personas, la calidad de la nutrición, atención médica y escuelas a las que asisten. Más de una cuarta parte de la población mundial (25.7%) vivía con menos de 1.25 dólares al día en 2005, que es el último año del que se tienen datos. Si bien esta cifra equivale a un considerable 1.4 millares de millones de personas, es inferior a los 1.9 millares de millones medidos en 1981. Además, la disminución es todavía más sorprendente cuando se excluye del análisis a los africanos subsaharianos y a los habitantes del sur de Asia. La expansión de la economía global es uno de los principales factores que contribuyen a la disminución general de la pobreza (Banco Mundial, 2018; Papalia et ál., 2012).

En Estados Unidos, donde los umbrales de la pobreza dependen del tamaño y composición de la familia, 15.6 millones de niños (21% de todos los niños menores de 18 años) viven en la pobreza y 7.41 millones de niños (alrededor de 10%) viven en la pobreza extrema. La recesión actual acabó prácticamente con todo el progreso alcanzado en relación con la pobreza infantil desde 1974 (Naciones Unidas, 2018; Papalia et ál., 2012). La pobreza, sobre todo si es duradera, es perjudicial para el bienestar físico, cognoscitivo y psicosocial de los niños y su familia. Los niños en condiciones de pobreza tienen más probabilidades de sufrir problemas emocionales o conductuales, además de que su potencial cognoscitivo y su rendimiento académico tiende a disminuir (Naciones Unidas, 2018; Papalia et ál., 2012).  Los daños ocasionados por la pobreza pueden ser indirectos, por ejemplo, afectar el estado emocional de los padres y los métodos de crianza, así como influir en el ambiente doméstico. Las amenazas al bienestar se multiplican si, como suele ocurrir, están presentes varios factores de riesgo que condicionan y aumentan la probabilidad de resultados negativos en el desarrollo.

La composición del vecindario en el que viven también afecta a los niños. Vivir en un barrio pobre con muchos desempleados disminuye las probabilidades de que cuenten con apoyo social solvente (Del Rio y Álvarez, 2014). Con todo, el desarrollo puede ser positivo a pesar de factores de riesgo graves. Por ejemplo, existen los casos de la ganadora del premio Pulitzer, Maya Angelou, de la cantante del género country Shania Twain y del expresidente estadounidense Abraham Lincoln, quienes crecieron en la pobreza (Del Rio y Álvarez, 2014; Papalia et ál., 2012).

Hay que señalar que, la riqueza no necesariamente protege a los niños. Algunos hijos de familias acomodadas son presionados para sobresalir y a veces son descuidados por sus padres, demasiado ocupados. Estos niños tienen índices elevados de drogadicción, ansiedad y depresión (Papalia et ál., 2012; Saldívar, 2001). Aunque las familias pobres suelen ser menos positivas respecto a sus vecindarios y sentirse menos seguras en ellos, es posible encontrar una serie de fortalezas dentro del contexto familiar inmediato. Los padres afirman sentirse muy cercanos a sus hijos, asistir muy a menudo a la iglesia con sus familias, encontrarse tan seguros en el hogar y la escuela como las familias más acomodadas, así como comer en familia más a menudo que en el caso de estas últimas. Puede ser que la comunidad científica se haya enfocado demasiado en los efectos negativos de la pobreza y no haya prestado suficiente atención a la resiliencia y las fortalezas encontradas en los hogares con una posición socioeconómica inferior (Saldívar, 2001).

La cultura se refiere a la forma de vida total de una sociedad o grupo, con sus costumbres, tradiciones, leyes, ideas, valores, idioma y productos materiales, desde las herramientas hasta las obras de arte, así como a todas las conductas y actitudes que son aprendidas, compartidas y transmitidas entre los miembros de un grupo social. La cultura cambia de manera constante, muchas veces por el contacto con otras culturas. Hoy en día, el contacto cultural se ha mejorado gracias a las computadoras y telecomunicaciones. El correo instantáneo y los sistemas de mensajes instantáneos ofrecen una comunicación inmediata en todo el planeta, y servicios digitales como iTunes permiten el acceso de personas de todo el mundo a todo tipo de música y películas (Bradley et ál., 2011; Bradley y Taylor, 2013).

Un grupo étnico consta de personas unidas por una cultura, antepasados, religión, idioma u origen nacional que las distingue y les aporta un sentimiento de identidad común, además de actitudes, ideas y valores compartidos. Se pronostica que para 2040, la población minoritaria aumente a 50% (Baquero y Rendón, 2011). La proporción de niños de los grupos minoritarios está creciendo incluso más rápido; para 2023 conformaran más de la mitad de la población infantil, por encima del 44% que representaban en 2008. Para 2050, se espera que 62% de los niños del país sean miembros de los que ahora son grupos minoritarios, y la proporción de niños hispanos o latinos (39%) sobrepasará el 38% de blancos no hispanos (Baquero y Rendón, 2011). Casi una cuarta parte de los pequeños que asisten al jardín de niños y una quinta parte de todos los alumnos de jardín de niños a preparatoria son hispanos (Baquero y Rendón).

Los sistemas étnicos y culturales afectan el desarrollo porque ejercen influencia sobre la composición de un hogar, en los recursos socioeconómicos, en el comportamiento y relación entre sus miembros, lo que comen, lo que juegan los niños, como aprenden, cuanto aprovechan en la escuela, los trabajos que desempeñan de adultos, y las ideas y visión del mundo de quienes integran las familias (Rendón, 2007).

Antes, los científicos del desarrollo prestaban poca atención al contexto histórico, a la época en que vivía la gente. Luego, a medida que los estudios longitudinales de la niñez se extendieron hasta los años adultos, los investigadores comenzaron a enfocarse en la forma en que ciertas experiencias, ligadas a un tiempo y lugar, repercuten en el curso de la vida de las personas; de manera que, el contexto histórico es una parte importante en el estudio del desarrollo.

Para entender las semejanzas y diferencias del desarrollo, tenemos que considerar dos tipos de influencias normativas: las biológicas y los sucesos medioambientales que afectan de manera semejante a muchas personas de una sociedad, así como los acontecimientos que tocan solo a unos individuos (Castellanos, 2013).

Las influencias normativas de la edad son muy parecidas para las personas de un grupo de edad determinado. El momento de los eventos biológicos son muy predecibles dentro de ciertos márgenes; por ejemplo, la gente no pasa por la pubertad a los 35 ni por la menopausia a los 12 años.

Por otra parte, las influencias normativas de la historia son eventos significativos del entorno (como la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial) que forman la conducta y las actitudes de una generación histórica, es decir, un grupo de personas que experimentan durante sus años formativos un mismo evento que les cambia la vida. Por ejemplo, las generaciones que crecieron durante la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial tienen un sentimiento fuerte de confianza e interdependencia social que no es evidente en generaciones más recientes (Deval, 1994; Papalia et ál., 2012). Dependiendo de cuándo y donde vivan, generaciones enteras pueden sentir el impacto de las hambrunas, explosiones nucleares o ataques terroristas. En los países occidentales, los avances médicos aunados a las mejoras en nutrición y servicios de salubridad han reducido considerablemente la mortalidad de infantes y niños. En la actualidad, conforme los niños crecen son influidos por las computadoras, la televisión digital, internet y otros desarrollos tecnológicos. La vida familiar se ha visto alterada notablemente por cambios sociales como el aumento en el número de madres que trabajan y el incremento en los hogares monoparentales.

Una generación histórica no es lo mismo que una cohorte de edad, es decir, un grupo de personas nacidas más o menos al mismo tiempo. Una generación histórica puede contener a más de una cohorte, pero las cohortes solo forman parte de una generación histórica si experimentaron eventos históricos importantes en un punto formativo de su vida (Deval, 1994; Papalia et ál., 2012).

Las influencias no normativas son sucesos inusuales que tienen un gran efecto en la vida de un individuo porque alteran la secuencia esperada del ciclo vital. Son eventos típicos que ocurren en un momento atípico de la vida (como la muerte de un padre cuando el hijo es pequeño) o bien, eventos atípicos (como sacarse la lotería). Algunas de estas influencias no son controladas por la persona y representan oportunidades insólitas o graves dificultades que dicha persona interpreta como momentos decisivos. Por otro lado, a veces las personas crean sus propios eventos no normativos; digamos, como cuando decide tener un hijo a los cincuenta y tantos o si practica un pasatiempo peligroso como volar en planeador, participando así, de manera activa en su propio desarrollo. Tomadas en conjunto, los tres tipos de influencias —influencias normativas de la edad, influencias normativas de la historia y las no normativas— contribuyen a la complejidad del desarrollo humano, así como a los retos que enfrentan las personas mientras tratan de construir su vida (Izquierdo, 2002; Linares, 2007; Montaño et al., 2009; Moreno, 2011; Muñoz, 2005; Oliva, 2006; Ramírez, 2005; Vanegas, 2006).

Materiales y métodos

Procedimiento de búsqueda y medidas de revisión

La búsqueda se realizó entre febrero y abril del año 2020 en las bases de datos Scopus y Psychology and Behavioral Science Collection (EBSCO). Se tuvieron en cuenta los “Descriptores en Ciencias Sociales” de “familia”, “sociedad”, “cultura” y “desarrollo humano”. Finalmente, la búsqueda sistemática se realizó utilizando las combinaciones de descriptores “familia, sociedad, cultura y desarrollo humano” en español; y “family, society, culture and human development" en inglés. La revisión inicial se realizó sólo de títulos y abstracts arrojando un total de 538 artículos. Sin embargo, teniendo en cuenta los criterios de inclusión y exclusión, 25 artículos fueron seleccionados para su análisis a profundidad (ver Figura 1), los cuales se organizaron empleando el programa de referencias bibliográficas ®Mendely reference manager.

Figura 1. Proceso de selección de artículos.

Figura 1

Fuente: elaboración propia

Criterios de inclusión

En la búsqueda de información se tuvieron en cuenta las publicaciones que contemplaran investigaciones cuya evidencia científica mostrara la influencia que ejerce la familia, sociedad y cultura como factores determinantes del desarrollo humano, sin importar el modelo teórico y las técnicas utilizadas. Se contemplaron investigaciones de tipo descriptivas, correlacionales y longitudinales. Los estudios tenidos en cuenta en el análisis debían ser de los últimos 20 años.

Criterios de exclusión

Las investigaciones tenidas en cuenta para este estudio no debían contemplar factores diferentes a los estudiados (familia, sociedad y cultura), ni de años distintos a los últimos 20 años; se excluyeron revisiones bibliográficas, análisis de casos, revisiones sistemáticas y metaanálisis.

Conclusiones

Las influencias en el desarrollo proceden de la herencia y del medio ambiente. Muchos cambios característicos de la niñez se relacionan con la maduración, y las diferencias individuales aumentan con la edad.

La posición socioeconómica incide en los procesos y resultados del desarrollo por la calidad del ambiente doméstico y vecinal, la nutrición, atención médica y escolarización. Numerosos factores de riesgo aumentan la probabilidad de que los resultados sean negativos.

Hay importantes influencias medioambientales de la cultura, raza, etnia y contexto histórico. La mayoría de los estudiosos consideran que la raza es un constructo social. Además, las influencias pueden ser normativas (de la edad o de la historia) y no normativas.

Existen evidencias de periodos críticos o sensibles en ciertos tipos de desarrollo temprano (diferencias individuales, herencia, medio ambiente, maduración, familia nuclear, familia extendida, posición socioeconómica, factores de riesgo, cultura, grupo étnico, brillo étnico, normativo, generación histórica, cohorte, no normativo, impronta, periodo crítico, plasticidad, periodos sensibles, entre otros).

Referencias


1 Psicóloga, PhD en Ciencias de la Educación, Investigador Asociado Minciencias, Colombia. ORCID: https://orcid.org/0000-0002-3120-4757E Correo electrónico: lorepsique@hotmail.com 

2 Psicólogo, Magíster en Psicología. Docente Programa de Psicología Universidad Popular del Cesar, Colombia. ORCID: https://orcid.org/0000-0002-1098-1346 Correo electrónico: juanbermudez@unicesar.edu.co

3 Psicóloga, Magíster en Psicología Clínica, Líder Nacional Psicología Universidad Nacional Abierta y a Distancia, Colombia. ORCID: https://orcid.org/0000-0001-8273-4865 Correo electrónico: adriana.rojas@unad.edu.co

4 Sociólogo, Magíster en Gerencia de Recursos Humanos, Director CEAD Valledupar Universidad Nacional Abierta y a Distancia, Colombia. ORCID: https://orcid.org/0000-0001-9201-7130 Correo electrónico: mario.romero@unad.edu.co

5 Psicóloga, Magíster en Psicología Clínica. Docente Fundación Universitaria del Área Andina, Colombia. ORCID: https://orcid.org/0000-0002-4809-9092  Correo electrónico: golivella2@areandina.edu.co