Entrevista a Juan Carlos, el “Chato” Rivas, músico y productor musical

Interview with Juan Carlos, the “Chato” Rivas, musician and music producer

 

Jorge Alvarado*

Alvarado, J. (2019). Entrevista a Juan Carlos, el “Chato”, Rivas, músico y productor musical por Jorge Alvarado. Desbordes, vol.(número), pp. Doi:
Este trabajo se encuentra bajo la licencia Creative Commons Attribution 4.0.

Introducción

La presente entrevista busca indagar con el músico Juan Carlos Rivas todos aquellos elementos que intervienen en el desarrollo de su trabajo, en las diferentes facetas que desempeña en su ejercicio profesional. Así que, la presente conversación, en medio de su simpatía y cercanía, nos permite conocer de primera mano no solo su desarrollo estrictamente disciplinar como músico, sino también entender algunos aspectos personales (contextuales), y comprender mucho mejor los procesos en la creación y desarrollo del artista. De esta manera, en sus propias palabras, Juan Carlos Rivas nos cuenta sus inicios en la música y el desarrollo en su carrera profesional.

El “Chato”, como es conocido en medio musical, es un músico con una amplia trayectoria profesional, quien a sus 54 años de edad ha participado como interprete (bajista) en vivo y músico de sesión, productor, compositor y director musical, en diferentes proyectos y con múltiples agrupaciones musicales, entre las que podemos mencionar: Toto la Momposina, Distrito Especial, La Derecha, Side Stepper, Shakira, Marbelle, Maia, y su proyecto propio, La Chato Band. Así mismo, ha participado como músico invitado en grabación del grupo Binomio de Oro, y como productor de la agrupación de rock bogotana Poligamia y La Derecha (de esta última es también bajista y director musical). Además, como docente, ha compartido su conocimiento y experiencia en diferentes instituciones educativas como la Universidad Jorge Tadeo Lozano, en la dirección del ensamble de Jazz, la Academia de Música y Audio Fernando Sor, la Universidad Nacional de Colombia. También ha impartido talleres de ensamble musical y se ha desempeñado como docente de clases particulares.

Como podemos ver, su recorrido comprende varios géneros musicales, que van desde los tríos (interpretando serenatas), pasando por agrupaciones de música tradicional, hasta géneros como jazz, blues, rock y pop. De igual forma, se ha desempeñado en diferentes roles dentro de la industria de la música, lo que lo convierte en un músico muy versátil, con un lenguaje musical amplio, producto de su interacción con diversos formatos, géneros y épocas en los que ha podido participar y estar presente.

Introduction

The present interview seeks to investigate with the musician Juan Carlos Rivas all those elements that intervene in the development of his work, in the different facets that he plays in his professional practice. So, the present conversation, in the midst of his sympathy and closeness, allows us to know first-hand not only his strictly disciplinary development as a musician, but also to understand some personal (contextual) aspects, and to understand much more the processes in the creation and development of the artist. Thereby, in his own words, Juan Carlos Rivas tells us about his beginnings in music and development in his professional career.

The "Chato", as he is known in a musical medium, is a musician with extensive professional experience, who at his 54 years of age has participated as a live performer and session musician, producer, composer and musical director, in different projects and with multiple musical groups, among which we can mention: Toto la Momposina, Distrito Especial, La Derecha, Side Stepper, Shakira, Marbelle, Maia, and his own project, La Chato Band. Likewise, he has participated as a guest musician in recording of the Binomio de Oro group, and as a producer of the Bogota rock group Poligamia and La Derecha (from the latter he is also a bassist and musical director). In addition, as a teacher, he has shared his knowledge and experience in different educational institutions such as the Jorge Tadeo Lozano University, in the direction of the Jazz ensemble, the Fernando Sor Music and Audio Academy, the National University of Colombia. He has also taught musical ensemble workshops and has worked as a private lessons teacher.

As we can see, his path includes several musical genres, ranging from trios (performing serenades), through traditional music groups, to genres such as jazz, blues, rock and pop. Similarly, he has worked in different roles within the music industry, which makes him a very versatile musician, with a broad musical language, product of his interaction with various formats, genres and times in which he has been able to partake and be present.

Jorge Alvarado (ja). Maestro, en primer lugar, ¿puede hacer una presentación general y contarnos algo de su trayectoria, de sus inicios en la música?

Juan Carlos Rivas (jcr). Mi nombre es Juan Carlos Rivas, me dicen el “Chato” en el bajo Mundo). Tengo 54 años, soy de la ciudad de Bogotá, nací el 12 de diciembre de 1965. Los estudios que he realizado con la música realmente fueron muy pocos, tuve muy pocos profesores, porque en la época en que nosotros comenzamos a estudiar realmente no había escuelas de música moderna, todo era con un énfasis clásico. Tomé clases particulares con Lisandro Zapata, con Dennis López, y el resto fue autodidacta. La otra parte de mi formación fue seguir y seguir trabajando, pues lo hice aprendiendo de mis amigos, viendo a los demás. Realmente, en la época que yo empecé a estudiar no había tanto material didáctico ni visual como la hay ahora, nos limitábamos a los acetatos, a los discos, luego llegó el casete, posteriormente, llegó el betamax, y cuando llegó el betamax fue cuando pudimos ver algunos músicos que no podíamos tener a la mano y ahí fue una gran parte del estudio. También empezó a llegar material escrito, entonces, lo que hicimos en esa época fue crear como un grupo de estudio, en el que nos reuníamos a improvisar, a montar estándar y música. En esa época nos gustaba meternos dentro de la parte del jazz, que fue una de mis escuelas, realmente. Mi comienzo musical fue diferente, porque yo comencé no tocando bajo, sino tocando guitarra, anteriormente tocaba percusión (tocaba maracas y eso, tocaba en un trio y era el maraquero), y ya en ese punto, el guitarrista acompañante se fue y yo pase a tocar la guitarra, luego asumí el bajo. Fue como un sueño que teníamos con un amigo de barrio, de crear una banda, irnos a estudiar afuera y poder crear una banda, soñábamos hacer una banda de rock. Los dos tocábamos guitarra, entonces, tuvimos que decidir al cara y sello a ver quién tocaba el bajo, yo me lo gané y, desde ese momento, asumí el bajo como un instrumento y una responsabilidad muy importante dentro del sueño que teníamos inicialmente de crear una banda y lo asumí como tal, entonces fue como mi proceso de estudio. He asistido a varios talleres, no solamente de bajista, sino de músicos que han venido y que tuvimos la fortuna de conocer en ese momento, fue un poco como esa parte digamos de aprendizaje y obviamente lo que estudié con Lisandro y sobre todo con Dennis López fue algo muy especial, por qué me mostró el camino de lo que debía estudiar, de cómo debía trabajar, de la disciplina que tocaba adoptar para estudiar.

ja. Estos dos músicos con los que estudió, ¿en qué agrupaciones participaban?, ¿quiénes eran?

jcr. Lisandro tocaba por ejemplo con la mayor banda que surgía en el momento, por ejemplo, me refiero a Boranda, que era una banda como de jazz de la época, tocaba con Jaime Valencia. Ellos tenían una banda que se llamaba Bandido, también, que era una banda de covers, con Alexis Restrepo, Pacho Sánchez, con el maestro Zumaqué (Francisco). Él (Lisandro) trabajó en varios proyectos, porque era un músico de sesión, entonces, estaba todo el tiempo tocando, también tenía una particularidad, que aparte de tocar el bajo cantaba. Fue algo que se me pegó también a mí. Dennis López es percusionista de la filarmónica, todo su trabajo estuvo con Jaime Llano Gonzales, y con la mayoría de los músicos colombianos que se dedicaban a hacer música colombiana. Ella es una música clásica que me mostró muchas cosas, digamos técnicas y de teoría que me ayudaron a emprender el camino del instrumento.

ja. ¿Cómo fue su proceso e inicios en la música?

jcr. Todo el proceso de la música empezó como en el año 1984, fue cuando salí del colegio. Yo salí del colegio para estudiar música, me puse como en ese plan, siempre me gustó y dije: quiero dedicarme a tocar. En ese momento era muy difícil tomar una decisión de estas porque no era muy bien visto hacer música (de cualquier estilo), ni siquiera que uno tocara, digamos, música tropical o que tocara jazz o que tocara rock, obviamente el rock era más discriminado que todo. Dentro de todo este imaginario en torno a la música, por ejemplo, si uno tocaba serenatas o música colombiana, era uno un serenatero que se iba aponer a fumar y a beber. Si uno hacia música tropical, entonces, se iba a volver el rumbero. Si uno tocaba rock, se iba a volver mariguanero, etc. Todo estaba encasillado en que la música y el arte no requerían una disciplina y no requerían trabajo ni sacrificio de tiempo y de estudio para poder realizarse en esa profesión. Posteriormente, ya comencé a tocar con bandas y comenzó un proceso muy chévere que es aplicar lo que uno va aprendiendo y ponerlo a funcionar con canciones o temas que a uno le gustaba o que quería interpretar. Empezó ese montaje de música a la par con el jazz, pues iba muy ligado a la parte roquera, así uno no quisiera. Aunque nuestro país no tiene una tradición de rock, en el momento en que yo comencé a hacer música, ya existían varias bandas, como Génesis, Flippers, La Banda Nueva, entre otras, que ya algunas tocaban en vivo, otras sonaban en radio, a pesar de todo, porque fueron procesos súper difíciles, por que hacer rock en Colombia, por ejemplo, tenía que tener unos parámetros. El primer parámetro era que las canciones fueran en inglés o sino la gente no las aceptaba como rock, entonces, tuvimos que vivir todos esos procesos, eso fue hacia 1984. Ya este año son más de treinta años de hacer música, de comenzarla en serio, porque yo comencé como a los 15 años, pero, realmente, el tomar la decisión y comenzar a trabajar en la música fue en 1984.

ja. ¿Esa inclinación musical es familiar?

jcr. Viene de mucho tiempo atrás, por el lado de mi mamá, mis tíos tocan, ellos son campesinos y tocaban en el campo tiple, bandola. Había un ritual después de las labores y todo el día de trabajo, la gente se reunía en la cocina porque era como el lugar más cálido de la casa, entonces, los hombres comenzaban a tocar tiple, guitarra, bandola y las mujeres como estaban cocinando tocaban las cucharas, era el momento de reunión en el que se tocaba. Ese recuerdo lo tengo de niño (yo viví en el campo) y de ahí ese recuerdo de los sonidos de la naturaleza, yo creo que fue lo que más me llevo a hacer música. Mi mamá me cuenta que yo de niño tocaba tarros de galletas y estaba muy entusiasmado cuando veía músicos en vivo. Me dice que desde esa época había algo como marcado y que sentía una emoción por la música muy fuerte y, realmente, empecé a tocar como a los 15 años y decidí tocar guitarra, como en esa época. Tomé unos cursos de guitarra en el colegio y ahí inicié mis estudios de música, conocí a mi vecino, quien fue el que me metió en la música y me dio la mayor influencia. Ahí fue cuando comencé a meterme en el cuento de la música y cacharrear eso.

ja. Cuéntenos, ¿en qué momento llega el bajo eléctrico?, ¿hay otros instrumentos que ha interpretado o interpreta actualmente?

jcr. Lo primero que yo toqué fue la batería, porque tenía una batería, pero no como estudio, sino más bien como diversión y el bajo fue, como comenté, un “carisellaso” con mi amigo. Íbamos a hacer la banda y tocó decidir quién iba a tocar el bajo, así, yo decidí ir por el bajo (por carisellaso), pero fue en ese momento cuando empezó todo. Dentro del trabajo y el estudio, el piano también ha estado muy cercano; a la hora de escribir me remito a la guitarra, a veces, al piano. A veces, me toca grabar algunas cosas con batería, disfrutándolo y en los ensambles de la universidad. Si el baterista no llegó, yo me subo y trabajo, pero no como un baterista.

ja. ¿En qué áreas de la música se desempeña usted, por ejemplo, como productor, músico de sesión, compositor, arreglista, docencia, etc.?

jcr. Yo, realmente, soy músico, también trabajo como productor, tengo un estudio de grabación, produzco varias bandas y estilos, soy docente, en este momento, también músico de sesión. Ahora, trabajo como bajista de La Derecha y director de la banda de Maía. Tengo mi propio proyecto que se llama La Chato Band que está vigente, pues tocamos otro tipo de música como más crossover, pero estoy trabajando en mi disco también.

ja. ¿Cómo arreglista y compositor también trabaja?

jcr. Sí señor, el trabajo de producir en el estudio a veces exige también crear cosas, hacerles cambios a las canciones, y permite también involucrase con el producto final. Entonces es necesario arreglar y proponer ideas para que los chicos estén ahí siempre optimizando los trabajos.

ja. Y, ¿qué nos puede contar sobre su trabajo docente?

jcr. He trabajado como docente, mi primer trabajo como docente fue gratis, sin ánimo de lucro, comencé en el barrio —yo me crie en Santa Isabel—, y ahí comencé a ver mucha gente “desparchada” con guitarra en el parque, entonces, me acercaba y les preguntaba si conocían la escala de blues, si tocaban algo. En ese momento, comencé a tener algunos alumnos y a fomentar unas clases particulares para los chicos que yo veía “desparchados”y tenían ganas de tocar. Empecé a compartir lo poco que sabía y fue mi primera experiencia dando clases. Entre esos primeros alumnos puedo contar a Rodrigo Mancera y Germán Fernández de Morfonia, pero eran muy vagos porque no les cobraba y, entonces, no iban. Comencé a cobrar y ya empezó a tener un sentido más chévere, daba clases particulares, ese, fue mi primer contacto con la docencia. Luego me vinculé con la Universidad Jorge Tadeo Lozano para trabajar con la banda de jazz, eso fue en 1997, mucho más adelante. A partir de ahí, me vinculé también con la Universidad Nacional en la Fernando Sor. He trabajado de la mano de Pablo Bernal y Sergio Solano y he hecho varios talleres de ensamble y de instrumento, como tal, en varias instituciones tanto en Bogotá como en otras ciudades.

ja. ¿En qué proyectos musicales ha participado?

jcr. Las personas y proyectos con los que he trabajado, todos han sido muy satisfactorios, algunos de mayor escala y otros digamos de conocimiento menor del público. He tenido la fortuna de tocar con Toto la Momposina y estar en sus giras. También toqué, más o menos cuatro años, con Shakira, hicimos toda la gira del Pies Descalzos, en esa época dirigía y tocaba el bajo. Con Marbelle estuvimos de gira por Colombia, hice discos también con ella. Al lado de Distrito Especial hice un trabajo de laboratorio muy bonito, trabajé con ellos cinco años, más o menos, fue un proyecto muy especial porque fue un proyecto de estudio, Trabajé con Marcelo Cezan, como músico acompañante del Power Trio, que es una banda que tenemos con Pablo Bernal y Sergio Solano, con ellos hacemos algo de rock como progresivo, hacemos música que nos gusta, por ejemplo, covers y música que nosotros también hemos tocado, canciones de otros formatos que hemos traído al trio. Es una banda de eso, de diversión que es muy bacana, solo hemos grabado un disquito pequeño que hicimos que sí se publicó, pero no a gran escala, solo hicimos algunos conciertos. También, tuve la fortuna de grabar con el Binomio de Oro. Por otro lado, he desarrollado proyectos independientes que se han grabado en el estudio. Con La Derecha que ha sido un recorrido muy largo dentro del rock, ya este año cumplimos veinte años de trabajo. Puedo decir que tengo alma de jazzero y corazón de roquero, porque siempre mi escuela fue el jazz, pero mucho de mi desempeño fue en el rock. Por ejemplo, con Shakira salimos a girar y no salimos a tocar música colombiana, salimos fue a tocar rock, entonces, fue un reto chévere porque era salir a tocar rock a países y lugares donde hay una escena y un cuento roquero muy fuerte.

ja. Cuéntenos, ¿cómo fueron esos inicios en el rock?

jcr. Yo tocaba jazz, estaba en el proceso de aprendizaje, entonces, conocí a Camilo Ferrans, él fue mi profesor de rock and roll y de blues. Empezamos a tocar, a montar clásicos y música conocida de ese estilo. Luego tuve la oportunidad de tocar con Génesis —no con el Génesis completo—, pero hubo un momento de acercamiento fuerte. Hacia los años noventa cuando estaba tocando con Camilo Ferrans, comencé a conocerme con ellos y a acercarme a las bandas que, en ese momento, sonaban como Bandido, Génesis, entre otras. En esa época estaban como esas bandas sonando y fue ahí cuando empecé a trabajar entre el rock y el jazz.

ja. Según lo conversado, maestro, ¿fue primero el rock o el jazz?

jcr. Realmente, iban de la mano, porque mi primer acercamiento con la música fue con la radio. En esa época, Caracol, por ejemplo, colocaba de todo, colocaban jazz, eso era lo que se escuchaba en casa en una radiola vieja que todavía funciona. Mi padre escuchaba de todo, un canal con programación de jazz y programación de rock también. De niño me gustaba la canción de plaza sésamo, eso era muy jazz, por ejemplo, como “mana mana patiii patipi mana man pati pati” (canta), eso fue lo primero que se me quedó de música. Mi mamá me decía que yo cantaba solo un loop de la piragua (canta), entonces, esa fue la primera vez que hice un loop. Siempre hubo como música alrededor, pero digamos que lo primero que yo hice fue tocar maracas en un trio, tocábamos música de los carrangueros, boleros, música colombiana, pero en ese punto, yo hacía maracas. Después pasé a tocar la guitarra acompañante de algunas para dar serenatas. Posteriormente, empecé a escuchar rock, bandas como Pink Floyd, Genesis, Yes, Black Sabbat, Alice Cooper, Depp Purple, de todo, porque comenzó a llegar un poco la música. La primera banda que tengo como tal fue por accidente porque el bajista no fue. Yo estudiaba con un amigo, teníamos un grupo de estudio, yo era su guitarrista acompañante para que él estudiara sus ejercicios. Él me enseñaba a leer los cifrados y a partir de esto él improvisaba, entonces, ya con esos aprendizajes en un ensayo de un septeto de jazz, el bajista no fue, entonces, me invitaron a tocar el bajo, al final de ensayo me decidí y fue la primera vez que toqué. Ahí arrancó el cuento del bajo, entonces, me invitaron a que hiciera parte del grupo y empecé a trabajar. Formé mi primera banda de jazz, es lo primero que toqué, tuve la oportunidad de interpretar jazz en muchos lugares, aprendiendo de mis amigos de la escuela —mis amigos fueron mis maestros, realmente—. He tocado en la ciclovía, que se convirtió en un punto chévere para la gente que pasaba, le recreábamos el paseo. En esto, conocí a Einar Escaff, que pasaba haciendo deporte y para escuchar a la banda, me propuso que hiciera una audición para una banda que se llama Distrito Especial y me invitó a hacer parte de esta. Ya había tocado a la par del jazz con Camilo Ferrans, y había hecho este recorrido de tocar con quien me llamara, por aprender y/o para devengar un poco de dinero dentro del proceso, ahí conocí a Einer, hice la audición y entré a Distrito Especial, banda con la que hice unos conciertos en la Plaza de Toros. Más adelante, conocí a Mario Duarte, quien me invitó a hacer parte de La Derecha. Después de eso, una cosa llevó a la otra, en la grabación del disco con La Derecha, Richard Blair, me invitó a hacer parte de Toto La Momposina, ahí formamos un grupo que se llamó K-Banda, conformado por Teto Ocampo, Pablo Bernal, Gilber Martínez, Arnold Rodríguez. A la par con Distrito, se gestó el Bloque de Búsqueda, posteriormente, Teto empezó a ser parte de Carlos Vives y La Provincia, entonces, se formó el Bloque con la Provincia. Yo estaba con La Derecha y Toto La Momposina, y me invitaron a ser parte de la banda de Shakira, después de terminar ese proceso, empecé con la banda de Marbelle y, estando ahí, me invitaron a ser parte del grupo que acompaña a Maía, fue algo así mi proceso.

ja. ¿De qué manera cree usted que el trabajo realizado en estos proyectos ha influenciado y aportado en el desarrollo de su trabajo como bajista eléctrico?

jcr. Todos, realmente, todos me han influenciado, porque en cada uno de los proyectos he tenido que aprender cosas e interiorizar estilos. Por ejemplo, en la banda de Marbelle, se podría creer que tocar ranchera es fácil, pero no. La ranchera y los corridos tienen elementos muy complejos de interpretación y de música que se deben trabajar y estudiar. Una vez me encontré con elementos de compases compuestos dentro de la ranchera y no fue fácil.

ja. ¿Cuál cree que es su rasgo distintivo o sello personal en su estilo de tocar el bajo?

jcr. Un poco el slap, que ha sido parte de mi elemento rítmico. De pronto, la sencillez también, tocar pocas notas y tratar de buscar un riff acomodado a la canción. No sé, es difícil analizar lo que uno hace. He tenido varias influencias y las he tratado de aplicar a la música, me gusta tratar de buscar elementos nuevos que puedan funcionar dentro de la música que esté haciendo. Por ejemplo, en una canción como “Sombras”, la gente no esperaría que aparezca un caminante en una canción que después se va a convertir en un pogo, pero funciona. Una vez que hablábamos con Iván Benavidez, él decía que cada bajista tenía un elemento especial y por eso era tan bonita la música, entonces, que no todos los bajistas digamos tocan igual, porque si no, no existiría la riqueza y diversidad que tiene cada uno. Hay unos que se destacan por su sonido, otros por su ritmo, otros por su virtuosismo de poder con un tema solista y, así. El feeling fue un tema que comentábamos con él y eso es algo que no se ve, pero se siente; es, por ejemplo, cuando yo estoy tocando una línea o una canción, trato de conectarme mucho con el público y estoy pensando mucho en el ritmo, en el groove, en cómo se grabó, y trato de tener esa conexión, esa mística. Si uno hace un La (nota musical) y se queda en esa nota, que tenga algo de uno, que tenga corazón. Ese es un elemento que trato de tener en cuenta, que el sonido del bajo sea redondo, que acompañe, siempre voy escuchando la voz, para mi es importante escuchar y seguir al cantante, porque el cantante es el que te lleva, te sube, te baja, entonces, si tu acompañas esto, la banda se siente unida. En este punto es eso, tratar de unificar con mi trabajo el de la banda, tratar de unificar las energías y como ¡hey vamos tocando juntos!, como el acompañamiento no solo rítmico, sino también espiritual, porque para mí la música es eso, algo muy místico, muy espiritual, que la toco con todo el respeto y el amor que se merece, porque me ha traído cosas muy bonitas a mi vida.

ja. ¿Cómo describe su estilo y su manera de tocar?

jcr. Yo pienso mucho en la parte rítmica, que sea una línea que la gente pueda seguir, que no incomode ni al guitarrista ni al baterista, eso es importante. Son conceptos que por teoría o por patrón musical se deben seguir, pero cuando se toma esa conciencia de cómo tocar, por qué tocar, es cuando se comienza a hacer la diferencia. En parte, también, por maestros que conocí y gente que me mostró muchas cosas, por ejemplo, yo duré engañado mucho tiempo pensando que tocaba blues, llegó alguien que sí lo hacía y me dijo: “¡estás mal, eso es otro rollo, esto va más allá de tocar la escala o tocar unas notas, y eso tiene un sentimiento muy especial!”. Cuando se conoce de dónde vienen las cosas o el porqué, es posible darle esa dinámica, porque la diferencia entre nosotros y otro tipo de músicos, a veces más empíricos y más populares, a veces es eso, es que tienen más espiritualidad y más feeling y hacen cosas hermosísimas, en ocasiones, sin saber qué tocan, pero eso no importa, porque lo que importa es lo que tocan y cómo lo tocan o por qué lo tocan, eso es lo lindo en la música. A veces, hay gente que estudia mucho, pero no trasmite nada, entonces, la idea es trasmitir, así sea una nota, pero que esa nota la toques con tanto cariño, que se vuelva importante, que ese poro de la piel se mueva, eso es algo un poco de lo que pienso yo como bajista.

ja. ¿De qué manera los diferentes músicos que lo han influenciado se ven reflejados en su estilo de tocar?

jcr. Yo tengo primero que oír y después ver a los artistas. En la época en la que empecé a tocar no había videos ni nada de eso, entonces, no había oportunidad de verlos tocando y tocaba imaginarlos; eso hacía que uno se los imaginara de maneras muy diferentes a cómo eran realmente, porque escuchabas tantos sonidos y tantas cosas que decías: pero ¿cómo toca esto a esta velocidad? Tuve que aprender a partir de la sensibilidad, también fue a partir de oír e imaginar que era uno el que tocaba y buscar formas cómodas, fue ahí cuando empecé a observar cómo sonaba la cuerda (interpreta un ejemplo). Por ejemplo, en el pop yo pellizcaba la cuerda, cuando, en realidad, era halándola. En el slap empecé a tocar con el pulgar hacia abajo y después me di cuenta que era otra la postura. Con los armónicos, pensaba: “¿qué instrumento era ese?, ¿qué era lo que lo hacía?, ¿será un teclado o un piano, que será?” Como no había video, entonces, la percepción era más auditiva, de tratar de buscar los sonidos o, por ejemplo, escuchar un sonido, una nota (toca Re en la quinta cuerda), pero surgían preguntas sobre cómo sacar algunos sonidos, si el bajo de cuatro cuerdas no lo tenía. Era empezar a descifrar las respuestas, en el caso del bajo, reducir medio tono o un tono para poder hacer ese tipo de sonidos, así se iban encontrando todos esos elementos rítmicos, acordes y percutidos. Así, a partir de la misma necesidad de reproducir lo que se escuchaba, se iban descubriendo estos elementos, entonces, así son esas cosas que empecé a encontrar en bajistas como Luis Johnson, Stanley Clark, Marcus Miller, Francis Roco Prestia. Lo importante es saber disfrutar de cada sonido y ponerlo en función de lo que se necesita para cada canción. Aquí lo importante, muchas veces, es identificar qué aporte se necesita del bajo en la canción, que no sature, que acompañe, que haga que el groove sea mucho más contundente, que acompañe mucho más al piano o a la guitarra en la armonía. Eso es muy importante. No puedo dejar de nombrar a bajistas como Sting, por ejemplo, ya que una de mis pasiones ha sido cantar y con él se observa la independencia del bajo y la voz, por otro lado, Paul McCartney, es un bajista que no se ve tanto con ese instrumento, pero que es un súper bajista. Ese tipo de personajes y de íconos de la música se comienzan a encontrar a medida que se empieza a disfrutar de la música. Esas influencias son como alimento para el alma y para la creatividad, porque entre más se conoce, más se aprende de este tipo de músicos. Hay elementos clave que, de pronto, resultan perfectos para una canción, para poder utilizarlos en la grabación o en vivo.

ja. ¿Cuál cree que es papel que desempeña un bajista en un grupo? y ¿cómo lo desarrolla usted?

jcr. Eso depende mucho de qué te permitan hacer, por ejemplo, hay grupos en los que el bajista se limita a tocar lo simple. Yo siempre arranco desde lo más simple para no interferir, porque en el proceso creativo lo primero es buscar el groove. En el caso del bajo, no toda las canciones empiezan a componerse a través del bajo, sino que arrancan por otro instrumento. Muchas veces, el bajo redondea para que esa fusión de las dos cosas se articule y funcione en la canción. Hay canciones que han salido a partir del bajo, por ejemplo, el riff de “¡Ay!, qué dolor”; el coro comenzó y salió el riff del bajo y arrancó de ahí. También, me he basado en lo que está sonando, precisamente, en La Derecha una canción que se llama “¿Por qué?” (interpreta el riff) —compuesta hace veinte años— es un riff bastante sencillo, pero que cuando se une a la batería, los instrumentos se articulan muy bien, una batería que va al doble y funciona. Muchas veces eso (la composición musical) aparece en un ensayo, entonces,  es un proceso creativo para el cual  es necesario estar abierto de mente y corazón, a lo que pueda pasar. Hay cosas que se pueden proponer, pero no funcionan, y otras que sí, ese es el proceso. Muchas de las cosas también que yo he creado, las propongo para mi comodidad, para cantar, pero funcionan chévere, aunque más sencillo. Hay otras cosas que van apareciendo y las voy guardando a ver en qué momento se pueden utilizar y ver si funcionan bien. Entre más elementos se tengan, entre más música diversa se escuche, se abren espacios más chéveres para buscar más posibilidades.

ja. ¿En qué se basa usted para desarrollar sus líneas de bajo?

jcr. Básicamente en la melodía de la voz, mi matrimonio es con la melodía, yo tengo que buscar la melodía, así sea un riff sencillo. Tiene que haber alguna melodía, el bajo tiene que cantar, a mí me gusta cantar, entonces, lo hago muchas veces con el instrumento y trato de buscar eso, aunque es difícil, hay música que lo permite y hay otra que no lo permite tanto. En algunas canciones solo se necesita hacer una sola nota y ya, por ejemplo, yo pienso mucho en el sonido, el timbre, el apagado, voy siempre con la intención del momento, para que cada parte de la canción ya sea estrofa, pre coro o puente, tenga algo especial. Muchas veces se trata de quedarme quieto, otras abrirme y otras es ser líder. Otras veces, al escuchar mi música, me he dado cuenta que no tengo solos de bajo ni nada; no es que no me guste, sino que la música que compongo no está hecha para un bajista solista o para que existan solos dentro de la música que compongo, pero hay canciones que he hecho más hacia el jazz que permiten que si lo haga. Con el Power Trio, como solo somos tres, nos permite eso espacios. También, retomo algunos elementos previamente adquiridos, y los utilizo en ciertos momentos en vivo o en estudio para buscar recursos. Me gusta hacer versiones de las canciones no como regularmente se tocan, sino uniendo unas con otras, porque pienso que toda la música es una. Se trata de buscar la compatibilidad de nuestra música, también con la que me gusta, entonces, usamos acordes de séptima y de novena.  De hecho, hay gente que ha descubierto esas fusiones, alguien me decía una cosa un día, “lo que más me gustó de la versión de “Estoy verde”, es que le metió birdland.

ja. ¿Cree usted que ha ayudado al desarrollo de un lenguaje en el bajo eléctrico?, y de ser así, ¿cuál ha sido ese aporte, ya sea de carácter creativo o interpretativo?

jcr. Yo he tratado de compartir lo poco que sé con las personas que me lo han permitido y creo que lo más gratificante es ver que mis estudiantes siguen tocando, que adquirieron amor y respeto por la música y que lo que hacen, lo hacen con cariño y con corazón, que siguieron evolucionando y aprendiendo. Es bonito ver que uno contribuyó con eso, pero no sé hasta qué punto haya una influencia, por lo que tú decías, que soy un bajista sencillo. Hago mucho énfasis en el sonido, en el tono, en la parte rítmica, es algo en lo que trato de ser muy juicioso, en ese punto. Cuando se toca, no se analizan esas cosas o en los momentos de descanso, la música no te permite muchos espacios, no se tiene mucho espacio para pensar hasta qué punto se influencia a alguien, porque se hace simplemente por gusto y con cariño y, simplemente, no se mide eso, hasta dónde va a llegar. Cuando trabajábamos con Distrito Especial nunca pensamos que ese trabajo llegara a ser tan relevante para que de ahí salieran sonidos y cosas que influenciaron mucho la música que escuchamos ahora, y que de ahí haya salido ese elemento de fusión para otras propuestas musicales, pero, en ese momento, éramos conscientes de que estábamos haciendo cosas diferentes. Tal vez, nosotros hemos sido copia de cosas, pero esos elementos son los que se toman de aquí y de allá y se va creando un estilo propio. Un día me dice un amigo: “escuché que día esto (interpreta un riff muy característico del “Chato”) y dije ese es el “Chato” (risas). De ahí el cliché de esas cositas que tu naturalmente haces que se vuelven tuyas, se vuelven identificables dentro de lo que tú haces. Entonces, siempre es como esa búsqueda en torno a qué podemos meter, se trata de buscar esa notica chévere, sobre todo qué otro elemento puede aparecer para recrear el acorde (interpreta un acorde de D#dim). Todos estos son elementos que están ahí, y lo importante es el hecho de no quedarse con un solo argumento para tocar, sino que si se quiere estar vigente y activo, es necesario estar estudiando y tocando. Un amigo me decía: “‘Chato’ es el mejor bajista de una sola nota” (risas), y es eso, es disfrutarse una nota, quedarse en una sola nota, a veces, es bonito y saberlo hacer, también tiene su cuento, en eso está el feeling. Hay una cosa con la que se pelea siempre y es tratar de entrar en la canción, yo lo defino como cuando los niños están jugando a saltar el lazo y es el saber entrar, en el momento justo y preciso, porque si se va a tocar la cuerda, o a hacer que se pierda el ritmo, no funciona. Si se aumenta la velocidad, al entrar es necesario saber entrar a esa nueva velocidad e ir a esa misma velocidad, entonces, cuando se adquiere cierta destreza, ejercicio y práctica, es cuando es posible entrar mucho más tranquilo. Esa es una de mis preocupaciones, poder entrar y aportar en la canción el elemento rítmico que va hacer que la canción baile, así sea una balada, o sea lo que sea, que hace que la gente sienta, que la gente lo pueda llevar. El instrumento es un instrumento que no es muy audible, entonces, hay que sentirlo, si es para bailar que lo baile, si es algo más emocional que lo perciban así. Se trata de buscar en los diferentes recursos como los armónicos, por ejemplo, que a veces salen fluidos y a veces toca buscarlos, pero, en realidad, es eso.

ja. Para finalizar, ¿qué equipos utiliza?

jcr. En grabación no uso amplificadores, lo mando siempre por línea, utilizando siempre un preamplificador (un Camilo Silva), lo mando directo y da un tono muy chévere, muy cálido. También, una tarjeta adl de tubos, es muy chévere, no la utilizó regularmente para el bajo porque tiene bastante potencia y engorda bastante el bajo (por los tubos), entonces, según la canción que vaya a grabar, la uso o no. En vivo uso amplificadores Ampeg, la mayoría de las veces utilizo el svt 4 pro; los vintage también me gustan; cabinas 6x10, por lo general. En mi equipo personal, tengo un cabezote Trace Elliot con una cabina Hartke de 4x10, ese es mi hardware en mi casa, pero he usado todos. He usado Hartke, Galien Kruger, swr (es de los que más me gustan), Peavey (Basic 60, obviamente), lo usé durante mucho tiempo y lo grabé también, entonces, tienen una connotación muy chévere, pero con la marca que más he trabajado y me he acomodado es Ampeg, que me ha permitido encontrar un tono chévere para la música que hago.

En bajos, tengo mi Alembic (de seis cuerdas), que lo adquirí hace rato, también tengo un Honner B2A (headless), pues ese bajito es anterior. Mi historia de bajos ha sido muy muy corta, mi primer bajo fue un Reckenbacker, y lo vendí porque moverme con él era muy difícil. En esa época, tocaba andar en buseta con bajo más amplificador, más atril, más todo y en buseta, era un bajo muy grande y muy incómodo de cargar, entonces, simplemente fue por eso, no fue por el sonido. Luego, salió la opción de los bajos Honner, que eran muy pequeños y tenían un sonido muy chévere. Alguien en Barranquilla me propuso cambiar el bajo y me daba un dinero extra también, obviamente llegó después el arrepentimiento, porque sabe uno lo que está vendiendo, una joya. Ese fue el primer bajo estéreo, con la fortuna de que el bajo Honner que compré también era estéreo y, con una particularidad, tiene una salida xlr de micrófono, entonces, lo podía conectar en muchos lados. Se volvió mi compañero de trabajo, aún lo conservo porque con él giré mucho, es decir, toqué en todo lado con él, era muy fácil de llevar y de instalarme. De hecho, cuando no había amplificadores, me metía por línea o por entrada de micrófono, me salvó la vida muchas veces, en conciertos grandes me ayudó a solventar líos heavy, luego de ese bajo compré un Dean Markley de cinco cuerdas, excelente, con ese giré mucho con Shakira, después del uso y el desuso se dañó, lo tuve que mandar a arreglar. Después, compré un Samick Fretless —esos dos bajos ya los vendí—. Más adelante, apareció el Alembic —que fue mi gran inversión, lo que quedó de toda la gira de Shakira—, un bajo muy versátil, que me ayudó muchísimo, grabé mucho, giré mucho con él. Me encanta su sonido, un sonido muy pastoso, muy jazzero, me permitió tocar rock, toqué rock con La Derecha, toqué rock con muchas bandas, grabé y toqué con ellos. Después del Alembic, tenía mis dos bajos y decidí comprar otro, compré un Lakland 5501 Skay Line, muy chévere muy contento con él, ese fue medio reciente. Con ese bajo, ya haciendo todo lo que había hecho, apareció el patrocinio de Warwick y compré un Corvette de cinco cuerdas y, luego, conseguí uno igual, pero Fretless, excelente instrumento. Ahora, estoy detrás de cuatro cuerdas; Warwick tiene una línea que es china también, entonces, tengo un Rrockbass de cuatro que lo utilizo para tocar ciertas cosas.

ja. En cuanto a la configuración de los bajos, por ejemplo, preamplificadores ¿hay alguna preferencia, o con los que vienen incorporados los bajos?

jcr. En el caso de los bajos que he tenido, todos han tenido muy buenos preamplificadores, me he guiado mucho por la disposición del instrumento como tal, cómo se acomoda el brazo, cómo se acomoda toda mi mano. Por ejemplo, antes de comprar el Alembic, los probé todos: Music Man, Yamaha, y con el bajo con el que más me acomodé tanto en sonido como ergonómicamente, fue con el Alembic. Yo había tocado un Warwick antes y no me acomode mucho con él, el bajo que yo me soñaba era un Tobías, pero cuando lo probé no me sentía muy bien ergonómicamente. El Warwick era muy parecido, pero, con los cambios que hicieron, ahora es un bajo que se acomoda muy bien, no extraño ni el Alembic ni el Lackland, en ese sentido, son bajos muy bien construidos y con cambios para buscar la comodidad y el tono. Todos han tenido muy buenos preamplificadores, la mayoría los uso pasivos, en realidad, es un tono que me gusta, el preamplificador se vuelve un poco ruidoso, pues se gana un poco en potencia, pero gana uno también en ruido. En grabación hicimos un ejercicio con Nathalie Gampert —que fue haber coproducido del disco de Bajos Distintos—, probamos muchas posibilidades —ella utiliza un Warwick—, probamos muchos cabezotes (swr, Tace Elliot, gk), y no es porque no sean funcionales, sino porque los tonos y los sonidos de bajo que estábamos buscando, los conseguíamos directo al preamplificador, sonaba contundente, limpio, definido. También cuando hicimos el trabajo con Tacha (Ricardo) y Edilson (Sánchez), de grabar los bajos, nos dimos cuenta que los tonos también eran directo a la pedaleadera, hay pedaleras muy favorables y pedales análogos que también lo son. Yo casi no he usado pedales análogos, al principio, tratando de imitar a Jaco (Pastorius), me compré un Chorus y fue mi Chorus de los preferidos, de los viejitos, dentro de los pedales que uso lo tengo, tengo Boss; en este momento, tengo unos análogos Boss, tengo un auto Wha, tengo el afinador, obviamente, y tengo un Delay muy sencillo, no es análogo, un electro Harmonix, es un filter. Son pocos pedales los que he usado, pero muchas veces me gusta el tono natural y buscar los efectos sobre la marcha, hay efectos que logras con cambiar un preset que tenga la técnica que estés utilizando.

ja. Y micrófonos, ¿Single Coil, Hambucker, Jazz? (sencillos, dobles, tipo jazz)  

jcr. Yo soy muy cacharrero, pero no de cambiar los bajos, los que me he encontrado en el camino, me han enamorado por su sonido. Tuve la oportunidad de probar dos días completos los bajos en Miami, pasando por todas las tiendas), ahí me di cuenta, por ejemplo, que el Music Man tiene un sonido espectacular. También identifiqué lo que paso con el Alembic, tiene un sonido directo, contundente y me permitía tocar cosas que con otros no, a pesar de que era un bajo de seis cuerdas, entonces, el tipo de micrófono que trae el instrumento no he querido transformarlo ni variarlo, porque tengo amigos que son muy cacharreros. Siempre he ido de la mano con Alfonso (Robledo), en ese sentido, de hecho, a él le gustó mucho el Alembic y le gustó la parte electrónica y el trabajo que traía, porque son instrumentos muy pulidos, trabajados al detalle, por eso, no los he modificado, porque traen un tipo de micrófonos. El Bartolini me gusta mucho, emg también, en este caso los hh que traen los Corvette, porque yo estaba buscando un sonido como el del Music Man. Cuando comencé a producir un disco de rock y puse a prueba mis bajos, ninguno funciono para el rock, entonces, me tocó alquilar y pedir prestados un Fender y un Music Man, este último triunfó más en el disco, fue el más grabado en el disco, pero ahí noté que sí había que cambiar o tener otra alternativa de instrumento para ese tipo de música, porque toqué con mis bajos y no daban el tono, el peso, el color y, simplemente, con cambiar de instrumento ya sonaba diferente, la ecualización y todo hacían que las canciones sonaran más contundentes.


* Maestro en Artes Musicales, Universidad Francisco José de Caldas, Facultad de Artes (asab). Docente Programa de Música, Universidad Nacional Abierta y a Distancia (unad).

Correo electrónico: jorge.alvarado@unad.edu.co