Factores sociales asociados a la cultura de paz en Colombia ¿Estamos preparados para el reto?

Social factors associated with the culture of peace in Colombia ¿Are we ready to the challenge?

Margarita Lopera Chaves1, Liliana Marcela García Vega2

Universidad Nacional Abierta y A Distancia - UNAD

Resumen

La actual coyuntura histórico-política en Colombia ante un eventual post-acuerdo con uno de los grupos armados irregulares de mayor fuerza oposicional y vigencia en el tiempo, 60 años, representa una situación que permea e interviene en la consolidación de una cultura de paz. Desde esta perspectiva el presente estudio cuantitativo de tipo exploratorio, describe los factores asociados a la cultura de paz en Colombia centrando su atención en 5 factores sociales, como predisponentes al establecimiento de ésta. El estudio empleó un muestreo no probabilístico por conveniencia en el que participaron 3600 colombianos. Para recolectar la información se utilizó como instrumento una encuesta. Los resultados describen que los colombianos anhelan la paz como fin fundamental de la vida social, y la conciben como las relaciones armónicas con los demás (factor convivencia), pero también advierten en sus respuestas una alta desconfianza en los actores políticos lo que se asocia a un rechazo de las formas activas de ejercicio de la ciudadanía (factor participación ciudadana) y al acatamiento pasivo de la ciudanía (factor gobernabilidad). El mayor impacto de una vivencia tan prolongada de conflicto, es un alto nivel de intolerancia e indiferencia que se asocia a creencias y percepciones (factores de emociones e imaginario sociales). Aunque se encuentra una tendencia favorable a la cultura de paz, están firmemente arraigadas viejas prácticas sociales como la radicalización y polarización de posiciones, que deberán ser conjuradas, con un adecuado ejercicio de liderazgo y pedagogía ciudadana.

Palabras clave: cultura de paz, conflicto, convivencia, participación ciudadana, gobernabilidad, emociones e imaginarios.

Abstract

The current historical-political situation in Colombia before a post-agreement with one of the irregular armed groups greater oppositional force and effect in time, 60 years eventually, represents a situation that permeates and is involved in building a culture of peace. From this perspective, the present quantitative exploratory study describes the factors associated with the culture of peace in Colombia focusing on five social factors predisposing to establish this. The study used a non-probability sampling for convenience in 3600 involving Colombians. To collect the information was used as a survey instrument. The results describe that Colombians for peace as a fundamental to social life, and conceived as harmonious relations with others (coexistence factor), but also warn in their responses high distrust of political actors as which it is associated with a rejection of the active forms of exercise of citizenship (civic participation factor) and passive compliance with the ciudania (governance factor). The greatest impact of such a long experience of conflict is a high level of intolerance and indifference that is associated with beliefs and perceptions (factors of emotions and imaginary social). Although there is a favorable trend culture of peace are firmly entrenched old social practices such as radicalization and polarization of positions, to be conjured with a proper exercise of leadership and civic education.

Keywords: culture of peace, conflict, coexistence, citizenship, governance, emotions and imaginary.

Recibido: 24 de octubre de 2015

Aceptado: 15 de noviembre de 2015

Introducción

Acercarse a una descripción de la cultura de paz en un pueblo que ha sido sometido a la violencia desde diferentes tipologías, contextos e instituciones, demanda la comprensión del concepto de violencia asociado a la cultura de paz, previo a cualquier intento de exploración y descripción de sus percepciones y realidades. Desde esta orientación se encuentra que la violencia y la agresividad son dos manifestaciones humanas que se remontan al origen mismo del hombre; la agresión es la base de la sobrevivencia individual y de la especie, y la violencia marcada por la cultura, es una manifestación de dominio, control y poder de un individuo o de un colectivo sobre otros seres humanos.

Galtung (2004, p.3), explica el concepto de violencia a través de un esquema figura 1, resaltando que la violencia no es natural del hombre, es un potencial que desarrolla y está determinado por las circunstancias. Los efectores visibles de la violencia directa son fácilmente reconocibles: muertos, heridos, desplazados, refugiados, daños materiales. Pero los efectos invisibles pueden ser aún más devastadores: odio, deseo de venganza y prácticas deshumanizantes de obtención de poder, legitimación de la fuerza por parte de los triunfadores, además de miedo, abatimiento y desconfianza de las comunidades que están en medio del conflicto.

Relacionando el concepto de conflicto con la construcción de la cultura de paz, resulta pertinente retomar generalidades de la historia del conflicto armado en Colombia, y de esta manera establecer la cultura de paz como una ruta al fortalecimiento de la democracia y del desarrollo humano sostenible mejorando las condiciones de equidad, justicia y reconocimiento de la diversidad.

América Latina y en especial Colombia han vivido en su historia reciente y también antigua, de cruentos episodios de violencia fratricida que han marcado la cultura de una manera profunda e irreversible. Para León Escribano (2008): 

Figura 1. Triángulo de la violencia. Galtung (2004)

América Latina es hoy en día la región más insegura del mundo, al igual que la más desigual. La inequidad y la exclusión se traducen en altos niveles de violencia que afectan principalmente a mujeres, jóvenes, niños y poblaciones indígenas. El ejercicio de esa violencia es multicausal y multidimensional. La violencia es producto del impacto psicológico y pérdida del tejido social causado por los diversos conflictos armados vividos en la región; de la debilidad institucional y de la ausencia de políticas públicas incluyentes y equitativas.

De acuerdo al Informe de la Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas (2015, p. 45-48)

Más allá de su impacto en la pérdida de vidas y el desarrollo, en relación a la caracterización del conflicto en Colombia los expertos que conforman la mesa histórica del conflicto y sus víctimas (2015), proponen las siguientes características: Irregular (confrontación asimétrica entre el Estado Colombiano y las agrupaciones guerrilleras), prolongado, complejo (actores involucrados: el Estado, grupos guerrilleros y bandas paramilitares), discontinuo, con diferencias regionales, atroz (población civil la más damnificada), con raíces políticas; Económico, transforma también la cultura política y afecta los procesos democráticos.

Ante la ausencia de respuestas sociales y políticas efectivas a los elevados niveles de inseguridad pública, muchos ciudadanos abandonan la participación social y política. Se comienzan a valorar las actitudes autoritarias y aumenta la desconfianza en las instituciones y en los mecanismos legales, del mismo modo como crece al apoyo a figuras políticas autoritarias. Cruz (2000, p.132)

El conflicto armado interno en el tiempo tiene un impacto desfavorable y sutil en la vida cotidiana del país, estableciéndose una violencia cultural en la que la desconfianza en las relaciones sociales, el miedo ante las prácticas de dominio y control social formal e informal ejercidas por el Estado y por autoridades insurgentes legitimadas socialmente, la pérdida de valores ciudadanos por falta de representatividad del Estado y el debilitamiento de la justicia por señalar algunos.

En este orden de ideas, pensar la paz social desde el deseo es reconocer que se ha vivido lo contrario, esto es, que se han experimentado diferentes formas de violencia y que si bien hay periodos de relativa calma, esta se da en el marco de una búsqueda de paz estable.

Según la definición de las Naciones Unidas (1998, Res. A/52/13).

La cultura de paz consiste en una serie de valores, actitudes y comportamientos que rechazan la violencia y previenen los conflictos tratando de atacar sus causas para solucionar los problemas mediante el diálogo y la negociación entre las personas, los grupos y las naciones.

La Declaración y el Programa de Acción sobre una Cultura de Paz (1999, Res. A/53/243) identifica ocho ámbitos de acción para los actores al nivel local, nacional e internacional que proponen:

1. Promover una cultura de paz por medio de la educación.

2. Promover el desarrollo económico y social sostenible.

3. Promover el respeto de todos los derechos humanos.

4. Garantizar la igualdad entre mujeres y hombres.

5. Promover la participación democrática.

6. Promover la comprensión, la tolerancia y la solidaridad.

7. Apoyar la comunicación participativa y la libre circulación de información y conocimientos.

8. Promover la paz y la seguridad internacionales.

Para Fernández (2006, parr.58)

La paz se concibe en la actualidad como una realidad posible y positiva, como una conciencia social y una forma de vida caracterizada por el rechazo a la violencia como forma de resolver los conflictos, el diálogo, la cooperación, el respeto a uno mismo y a los demás, la adhesión a los derechos humanos, etc.

Los seres humanos conforman sociedades no exentas de conflictos ante la incompatibilidad de intereses que puedan presentar sus integrantes, en este sentido, las interacciones entren sus integrantes debenestar reguladas y consignada en los códigos de comportamiento (Constitución Política) y su no cumplimiento es sancionatorio; a esta dimensión o marco normativa o reglado, se ha llegado producto de la vivencia de la tensión y el conflicto en estas interacciones.

La cultura de paz es un ejercicio a varios niveles:

1. Es un valor supremo que debe ser reconocido por la sociedad.

2. Debe estar presente y consagrado en la Constitución Nacional como parte de un acuerdo fundamental e irrefutable.

3. Implica para los Gobiernos el compromiso de ser un garante para su cumplimiento.

4. Para los ciudadanos es un estilo acogido voluntariamente como un estilo de dirimir los conflictos.

5. Y finalmente debe ser razón principal del trabajo de la Educación.

La cultura de paz afianza una consciencia crítica de la sociedad que privilegia el bien colectivo, sobre los intereses particulares. Esto lleva a una transformación de la sociedad, de igual modo culturalmente lleva a resignificar el conflicto como oportunidad de transformación y no como perpetuación de formas dominantes y excluyentes de interacción con el otro. Esto genera nuevas dinámicas sociales más dialógicas y comunicativas. Barger y Little (2002) presentan un estudio sobre la importancia de la cultura del diálogo comunicacional y destacan la necesidad de entrenamiento en comunicación para mejorar la vida en comunidad. Conciben al diálogo como una forma libre de comunicación interpersonal y grupal para crear significados comunes. Todo esto no es posible pensarse sin la educación como elemento social que perpetúa y transforma la cultura.

Como lo corrobora Fernández (2006, parr.59) al señalar que “la construcción de una cultura de paz requiere principalmente de un compromiso de todos los ciudadanos”. El mundo actual está urgido de una conciencia colectiva al servicio de la dignidad humana.

Para Gomariz (2010, p.8) “La cultura de paz concede una relevancia máxima a los aspectos educativos, psicológicos, sociales y evolutivos-culturales. Desarrolla asimismo, una perspectiva finalista o instrumental de la educación”. Una cultura de paz es una propuesta no impuesta, articulada desde la educación y asumida desde la autonomía como una elección personal de cada ciudadano por convicción y no por coacción.

Desde lo real la cultura de paz permite el manejo pacífico de conflictos, se constituye en un conjunto de prácticas que permiten alejar las salidas violentas. Es una perspectiva para afrontar conflictos basada en la cultura del dialogo comunicacional, el entendimiento, los acuerdos y la actuación de valores. (Rojas, Díaz, Arapé, Romero, Rojas y Rojas, 2006, p.54)

Desde lo contextual la cultura de paz atraviesa el “ser” al entrecruzar diferentes planos de experiencias en la vida personal, cotidiana, comunitaria y es en esencia transformacional. (Galtung 2004) Desde lo ideal es un anhelo, un reto, una predisposición y es la certeza de asumir un código ético fundamental en el que primen los derechos humanos y el respeto al otro, como una conquista humana fundamental. “La Paz como un derecho, es el requisito para un desarrollo equitativo basado en los mínimos de la justicia. No hay paz si hay injusticia”. (Cortina, 2006).

Evidentemente, el acercamiento al logro de una cultura de paz, exige la preparación y la sensibilización de las comunidades para ello, desde dicha orientación la educación representa la mejor alternativa para pensar, sentir y comportarnos en clave de paz.

Educar para una cultura de paz significa educar para la crítica y la responsabilidad, para la comprensión y el manejo positivo de los conflictos, así como potenciar los valores del diálogo y el intercambio y revalorizar la práctica del cuidado y de la ternura, todo ello como una educación pro-social que ayude a superar las dinámicas destructivas y a enfrentarse a las injusticias. Fisas (s.f. p.1)

Según la (UNESCO, 1995, citado por Fisas s.f) la educación para la cultura de paz, requiere fomentar la capacidad de apreciar el valor de la libertad y las aptitudes que permitan responder a sus retos. Ello supone que se prepare a los ciudadanos para que sepan manejar situaciones difíciles e inciertas, prepararlos para la responsabilidad individual. Esta última ha de estar ligada al reconocimiento del valor del compromiso cívico, de la asociación con los demás para resolver problemas y trabajar por una comunidad justa, pacífica y democrática.

Figura 2. Aproximaciones teóricas al concepto cultura de paz. Fuente propia.

La cultura de paz encierra un conjunto de elementos orientados a la construcción y transformación social en el que confluya la voluntad del individuo y de las colectividades, Ortega y Gasset (1983) citado por Tuvilla (2006, p.2) expresa que “no se puede ignorar que si la guerra es una cosa que se hace, también la paz es una cosa que hay que hacer, que hay que fabricar...”

La figura 2 presenta una serie de asociaciones que los autores determinan como posible ruta de delimitación de la categoría: cultura de paz

En síntesis, los problemas sociales que aqueja Colombia requieren de la acción concertada y comprometida de todas las ciencias, pero en particular las ciencias sociales son las llamadas a determinar las condiciones sociales para que un fenómeno como la violencia estructural y cultural ceda su espacio a una cultura de paz. Al elegirse por objeto de estudio la cultura de paz, todas las ciencias representadas en programas académicos deben aportar estrategias metodológicas, pedagógicas que favorezcan la respuesta al cuestionamiento objeto del presente estudio: ¿Cuáles son los factores asociados a la cultura de paz en los ciudadanos colombianos durante el primer semestre del 2016?

Método

Enfoque: estudio cuantitativo

Tipo: exploratorio – descriptivo - variables de naturaleza cualitativa.

Población: ciudadanos colombianos de 18 a 60 años.

Muestra: se utilizó un muestreo no probabilístico por conveniencia, de ciudadanos colombianos; la muestra total corresponde a 3600 personas.

Técnicas e instrumentos: encuesta.

Procedimiento: el estudio es elegido como proyecto de investigación de aula del curso de metodología de investigación, mediante estudio de la red docente y ajustes sugeridos a la propuesta presentada por la investigadora principal. Se diseña una encuesta, la cual es sometida a validación por jueces: investigadores grupo Cuchavira (Escuela de Ciencias Sociales, Artes y Humanidades) y red de docentes del curso de Metodología de la Investigación de la Universidad Nacional Abierta y a Distancia.

Los estudiantes participantes recibieron información y capacitación sobre la aplicación y tabulación de la encuesta, a partir de dos encuentros en línea (webconference) y acompañamiento técnico a través de la plataforma virtual de la universidad, específicamente en el foro colaborativo del curso de metodología de la investigación, orientado por los docentes de la red académica del curso.

La base de datos es procesada a partir de un archivo Excel diseñado a partir del recurso Macros que facilita el análisis descriptivo definido a partir de variables de naturaleza cualitativa y agrupados en: información sociodemográfico, variables contextuales afectación directa e indirecta con el conflicto armado en Colombia, variable de naturaleza cualitativa: Factores Asociados (Participación Ciudadano, Convivencia, Gobernabilidad, Emociones, Imaginarios), variables asociadas: conocimiento de la categoría Cultura de Paz y nivel de aceptación de una eventual cultura de paz.

El estudio fue realizado por estudiantes de la Universidad Nacional Abierta y A Distancia UNAD, al considerarse ésta, como la universidad pública con mayor cobertura geográfica y poblacional en el país, abierta a todo colombiano sin ningún tipo de distinción. Es la UNAD, con su particular estructura teleológica, pedagógica y tecnológica una entidad que moviliza condiciones propicias para el desarrollo de una cultura de paz, abierta a nuevas dinámicas de interacción que permitan superar la violencia estructural y cultural secuela de tanto tiempo de conflicto interno armado, de la injusticia e inequidad social.

Resultados

El presente estudio evidencia la siguiente información sociodemográficas. El 54% de la población encuestada es femenina. Por edades el mayor porcentaje está representado en la franja de edad de 21 a 29 años con el 31%, seguido por los colombianos de 30 a 39 años con un porcentaje de 28%. Luego con porcentaje menores se encuentra en su orden las franjas de edad de 40 a 49 años con 18%, de 50 a 59 con el 10%. Lo anterior indica que la muestra por edades de este estudio es prioritariamente de adultos jóvenes y medios, que están en plena expresión vital, que representa para la sociedad la fuerza laboral y la ciudadanía activa en relación al cumplimiento de deberes y el ejercicio de derechos.

Así mismo, el departamento de mayor representación responde al de Cundinamarca que incluye a Bogotá D.C., con un 22,36% de los encuestados, seguida por los residentes del departamento del Valle del Cauca 16,10% quienes duplican los habitantes de Antioquia con un porcentaje de 8,94% y de Nariño con el 7,15%. Los demás departamentos de Colombia tienen menos del 5%. Figura 3.

Figura 3. Distribución de la muestra por regiones y departamentos de Colombia

 

La tabla 1, en la siguiente página, expresa el tratamiento otorgado a los factores asociados a la cultura de paz en Colombia.

Continuando con el análisis de resultados el estudio buscó describir la predisposición de los factores asociados (participación ciudadana, convivencia, gobernabilidad, emociones e imaginarios) en la cultura de paz internalizada en la población colombiana, de cara a la coyuntura socio – histórica y política que vive el país ante la negociación del gobierno con el grupo insurgente no vencido las FARC EP.

Los valores obtenidos en escala de 1 al 5, revelan de acuerdo a la naturaleza cualitativa de las variables estudiadas, una valoración a partir del 4.0 que se denominara FUERTE, en el rango de 3 a 4 se denominará DISCRETO e inferior a 3 una valoración DÉBIL. A continuación se realizará una descripción por factor de cada uno de los hallazgos encontrados.

Tabla 1. Tratamiento de variables.

1. Factor de convivencia

En la figura 4, el factor de convivencia se ubica como el de mayor fuerza para la cultura de paz, debido a que se encuentra una tendencia más homogénea y un comportamiento similar de los atributos seleccionados. Se resalta en el factor convivencia una sutil diferencia entre la respuesta de cortesía (4,26) que implicaría la acción social activa como lo es saludar en contraste con de buscar ayuda a su vecino. Esto indicaría que una respuesta activa de menor compromiso relacional como el saludo es más fácilmente realizada por los ciudadanos que una que implique un mayor nivel de compromiso en este caso la búsqueda de ayuda, como lo evidencia el atributo de gestión (3,27).

2. Factor de participación ciudadana

En relación al factor de participación ciudadana (Figura 5), se encuentra una mayor debilidad al asociarlo con la cultura de paz, también se expresa una tendencia homogénea con leves contrastes entre la acción de reclamar un derecho a la participación en los planes de desarrollo de su localidad. Este factor hace alusión a la débil incorporación de una ciudadanía activa, y confirmaría que los colombianos se inclinan a ejercer un liderazgo pasivo, en el que prevalezca una mínima interacción con el Estado y las organizaciones que lo representan.

3. Factor de gobernabilidad

En el factor gobernabilidad (Figura 6) se destacan dos atributos por su significativa fuerza: la autorregulación del comportamiento y el cumplimiento con los deberes ciudadanos, hallazgo que evidencia la incorporación de una socialización positiva por parte de los ciudadanos. Pero se destaca nuevamente el liderazgo social y el reclamo por sus derechos como dos atributos de relacionamiento discreto.

Figura 4. Descripción del factor de convivencia. Fuente propia

Figura 5. Descripción del factor participación ciudadana. Fuente propia

Figura 6. Descripción del factor de gobernabilidad. Fuente propia

Nuevamente se observa que comportamientos sociales que impliquen un nivel mayor de compromiso social no son acogidos por los ciudadanos y asume los de obligatorio cumplimiento ante los costos que podría tener el negarse a cumplirlo. El temor al castigo ejercería un eficiente control de comportamiento.

4. Factor emociones sociales

La figura 7 expresa dos elementos significativos en la población encuestada, evidenciándose un alto grado de aceptación en actitudes ambientalistas, de cuidado y respeto por los recursos naturales, así como en la identidad territorial e identificación positiva con la nacionalidad; los anteriores atributos se describen como fuertes. De igual manera, sobresale el escaso interés en la política, junto a la identificación del temor como emoción que prevalece en la población, estos dos atributos: política y temor se ubicaron como débiles.

5. Factor imaginarios sociales

En la figura 8, se observa la presencia y prevalencia de imaginarios negativos en la población colombiana (sentimientos de rencor – venganza y un alto grado de desconfianza por los actores políticos). De igual modo, resalta en el estudio que los encuestados, tienden a confiar en sus próximos (82%), siendo éste

Figura 7. Representación gráfica del factor emociones. Fuente propia.

Figura 8. Explicación del factor imaginarios sociales. Fuente propia.

el hallazgo más significativo en el factor imaginarios sociales.

Resulta interesante, que imaginarios orientados a la autorrealización del individuo como trascender (41%) y aperturarse (31%), se mantienen en un nivel discreto lo que puede estar relacionado con la consolidación de imaginarios sociales como rencor y deseo de venganza (75%), que puntuaron como fuerte.

De acuerdo a la figura 9, y con un porcentaje cercano al 30% dos actitudes lideran las percepciones de los colombianos: Intolerancia e Indiferencia. Seguida de la desconfianza y el poco interés en la política. Este hallazgo es significativo porque advierte las tendencias en relación a las interacciones que realizan los colombianos hacia los demás y cómo se evidencia en estos datos más del 80% de los colombianos perciben al “otro” de una manera negativa, lo que indican que no están dispuestos a aceptar o respetar las diferencias o vivencian desconfianza o en el peor de los escenarios han perdido interés por su cercano.

La vivencia tan prolongada de un conflicto armado en Colombia, ha hecho de la guerra una cultura relativamente estable, lo que podría indicar un acostumbramiento a los estados de tensión, uno activo: Intolerancia 29,84% y uno pasivo Desconfianza 22,70% y un rasgo deshumanización representado en la Indiferencia 29,12%.

Figura 9. Porcentaje de afectación indirecta frente al conflicto armado en Colombia. 

Según la figura 10, sobre la afectación directa del conflicto armado en la población Colombiana el mayor resultado representado es ninguna afectación con el 42,12%, este hallazgo podría ser considerado alentador, sin embargo el que el 13.06% de los colombianos haya perdido al menos un familiar en el conflicto armado en Colombia, que el 6,20% hayan sido desplazados de su territorio y que 6,34% se hallan sentido abandonados por el Estado describe el impacto del conflicto en la población.

Figura 10. Porcentaje de afectación directa frente al conflicto armado en Colombia.

Para terminar este apartado de resultados, el estudio también indagó por el conocimiento que los colombianos tienen en relación a la Cultura de Paz, en la figura 11 se revela una interesante apreciación en la que expresiones como: “Relaciones armónicas entre los ciudadanos” obtiene el mayor porcentaje con un 33,87%, seguido de “Perdón y Reconciliación” con el 24,41%, así como de “Desarrollo sostenible del país” con el 20,78%, este hallazgo señala que la nueva cultura de paz requiere de unos claros valores, como lo son el respeto, la equidad y la recuperación de la confianza; el común denominador en estos valores es la resurrección de un “otro”, en donde se supere la percepción del “otro” como un enemigo y se recupere al aliado indispensable para la sobrevivencia, la convivencia y el desarrollo humano y social.

Figura 11. Definiciones acerca del concepto cultura de paz

Discusión

El estudio se centró en el análisis de los factores sociales asociados a la cultura de paz en Colombia, en la tabla 2 se presenta el potencial relacionamiento de cada uno de los factores (participación ciudadana, convivencia, gobernabilidad, emociones e imaginarios sociales) de acuerdo a los atributos valorados por cada uno de éstos y pronosticando la inclinación a uno de las dos polaridades posibles (fuerte-débil). Se determina que la suma del mayor porcentaje obtenido en el atributo más el porcentaje obtenido en el valor discreto es superior al 80% marcaria la tendencia fuerte o débil. Este tratamiento de los datos permite observar que la polarización de los atributos es posible y la casi desaparición de la tendencia discreta del resultado permite analizar prospectivamente el comportamiento de la variable de naturaleza cualitativa: Factores asociados a la variable: Cultura de Paz.

La tabla 2, indica además, que la lectura de los atributos fuertes y débiles encontrados revela hallazgos de mayor relevancia para la investigación, la cual se describirá a partir de los cinco factores sociales de interés para la investigación:

El factor participación ciudadana (tabla 2) expresa una debilidad en los cinco atributos, lo cual indicaría que los colombianos no asumen una ciudadanía activa que les implique algún tipo de compromiso personal con los diferentes escenarios de participación, incluso en lo referente al ejercicio activo de sus derechos. Este indicador revela la importancia de la educación para la cultura de paz entendida como:

“La autonomía suficiente para que pueda razonar y decidir con toda libertad…Ello supone que se prepare a los ciudadanos para que sepan manejar situaciones difíciles e inciertas, prepararlos para la responsabilidad individual. Esta última ha de estar ligada al reconocimiento del valor del compromiso cívico, de la asociación 

Tabla 2. Análisis comparativo por factor y atributo

con los demás para resolver problemas y trabajar por una comunidad justa, pacífica y democrática” (UNESCO, 1995, citado por Fisas 2011, p.6).

Los ciudadanos al estar inmersos en un modelo económico capitalista, en el que se prioriza el poder

en relación al tener, causa como consecuencia una tendencia al individualismo, limitando la capacidad de sensibilidad hacia al otro, esto explicaría el porqué de la frialdad ante el compromiso con el otro, y la imposibilidad de un servicio desinteresado, que redunde en acciones como el cooperativismo y el trabajo en comunidad. Ema (2009, p.224) refiere al respecto que el “capitalismo funciona articulado con un discurso sobre la libertad de elección y la autonomía individual que, finalmente, nos hace menos libres y más incapaces de transformar lo que ya está naturalizado como el único horizonte de lo posible”.

De igual manera, encontramos que los seres humanos ante la carencia de sus mínimos vitales, tienden acudir al otro para resolver sus dificultades, es en situaciones de adversidad donde el ser humano reconoce la importancia de sus semejantes y puede actuar en acciones colectivas inspiradas en el bien común, más que en el beneficio personal. Borda 1959, citado por Montero 1984, p.398-399, expresa los siguientes principios característicos del desarrollo comunal:

La autonomía que significa la centralización en el grupo del inicio, control, dirección y realización del desarrollo; prioridad que consiste en el establecimiento por el grupo de las necesidades a acatar, estableciendo su jerarquización; realización, es decir la obtención de logros concretos inmediatos que permitan alcanzar la meta última, el cambio social....

El factor convivencia (tabla 2), evidencia cómo los atributos que lo conforman tienen una tendencia fuerte, lo que implicaría que sería el factor que más propiciaría la cultura de paz. Sin embargo, podemos evidenciar que las respuestas pese a que son positivas, encierran en su contexto la evitación a la confrontación con el otro, lo que se hace evidente en las respuestas de temor al conflicto.

Este factor describe una situación ideal, en la que se prioriza la armonía en las relaciones con el otro y se puede asumir que la paz está orientada a la no confrontación y la evitación del conflicto, aunque para ello se sacrifiquen sus derechos.

Las consecuencias de un conflicto sociopolítico tan prolongado hace que los ciudadanos busquen negar el conflicto e instalarse en imaginarios de convivencia armónica, que favorezca el manejo de la tensión que se deriva de las distintas violencias. La violencia cultural sirve también para paralizar a la gente, para infundirle el miedo, para hacerla impotente frente al mundo, para evitar que dé respuestas a las cosas que la oprimen o le producen sufrimiento.

La situación de violencia estructural, sumado a la prolongación de un conflicto no resuelto en tantos años, nos hablan de una dificultad de convivencia permanente que contrastaría con este hallazgo de clara tendencia positiva (tabla 2), lo que corrobora que las respuestas se instalaron más en el ideal, que en la realidad actual. Según Cruz (s.f p. 133):

La violencia social que prevalece en nuestra región tiene un carácter propio que la diferencia de los otros tipos de violencia. Puede aparecer en cualquier lado y victimizar a cualquier individuo, esto es, resulta impredecible y difusa. Ello provoca en los ciudadanos sentimientos de incertidumbre e inseguridad, sobre todo cuando el problema se vuelve endémico y cuando el Estado se muestra incapaz de lidiar con la violencia, cuando no la tolera tácitamente.

El factor gobernabilidad (tabla 2) responde al acatamiento del orden establecido y de los mecanismos para el fortalecimiento del Estado. En este factor se encontró una tendencia fuerte de los colombianos en lo correspondiente al cumplimiento de deberes y la confianza en las instituciones del Estado, esta última como una opción para la resolución de sus conflictos; del mismo modo se observa, que en la población existe un alto control social por parte del Estado frente al cumplimiento de deberes socioeconómicos como el pago de impuestos y demás.

Y atributos como el uso de derechos y liderazgo comunitario, se muestran como débiles, probablementepor la falacia de seguridad que describe a la población encuestada, como expresa Cruz (sf, p. 140) “la gente está menos dispuesta a asociarse y a escuchar las iniciativas de sus pares y tiende a depender más de sus propios recursos aunque sean limitados”. Pese a que el otro o cercano, se percibe con confianza, no existe un real involucramiento que favorezca la transformación social, lo cual afecta la participación ciudadana y la convivencia libre de violencia urbana.

Así mismo la tabla 2, en lo correspondiente al factor emociones sociales se logra evidenciar que los atributos temor e interés por la política se perciben como débiles, lo cual corrobora que la población tiende a mostrar una actitud de confianza hacia el otro, lo que no ocurre con la política, debido a que dicho escenario es poco interesante. Se continúa observando en el estudio una respuesta con tendencia a la neutralidad cuando se habla de las relaciones entre individuos, caracterizada por un escaso involucramiento que redunde en ausencia de conflicto, así como poco interés por el conocimiento y la participación en política como lo indica Tuvilla (2006, p. 9).

El déficit democrático de las sociedades actuales demanda poner especial énfasis en la capacidad de los ciudadanos y ciudadanas para saber “vivir juntos” en una época como la nuestra, caracterizada por el pluralismo de valores y de culturas, el ascenso del individualismo, los desafíos de la globalización y la proliferación de diferentes conflictos que amenazan la cohesión social.

Contrasta en el estudio que los ciudadanos presentan una fuerte tendencia a la autorregulación, convirtiéndose éste en un indicativo que describe la orientación de los individuos al fortalecimiento de competencias internas que favorezcan la convivencia y la armonía social, este elemento podría explicar el por qué en varias oportunidades los ciudadanos expresaron confianza en la institucionalidad, así como en su próximo, lo cual podría también relacionarse con la identificación territorial, atributo que igualmente puntuó fuerte evidenciando que pese a la problemática social, al poco interés por la política que redunda en la falta de participación ciudadana, los colombianos se identifican favorablemente con su país y su nacionalidad.

De igual manera no se descarta que la autorregulación esté relacionada con mecanismos de control social y estructuras de poder consolidadas y legitimadas culturalmente, a través de sistemas sociales como la escuela y la política.

Finalmente l factor imaginarios sociales según la tabla 2, indica como fuerte los atributos de confianza por el otro, aperturarse, trascender, que representan en los colombianos elementos que favorecen la consolidación de una cultura de paz, mediante el ejercicio de los derechos individuales y colectivos. Desde esta perspectiva, algunos autores describen que los esfuerzos realizados por los individuos por vivir en una sociedad más armónica y tolerante, responden a necesidades internas derivadas de la comprensión de la violencia, al respecto Jiménez (2012, p.5) refiere que:

La violencia generada por estos comportamientos y los deseos desmesurados haya calado tanto en nuestras vidas privadas y colectivas, es decir, se haya vuelto tan cotidiana, que se debe hacer un gran esfuerzo para “comprenderla” en todas sus dimensiones y, a partir de ahí, intentar reducirla al máximo.

Resalta en este factor dos atributos con puntuación débil, específicamente rencor-venganza y desconfianza por los actores políticos, éste indicador destaca en la población, la necesidad de que sistemas sociales como la escuela, la familia, la religión, las organizaciones públicas y privadas eduquen para la paz:

Significa educar para la crítica y la responsabilidad, para la comprensión y el manejo positivo de los conflictos, así como potenciar los valores del diálogo y el intercambio y revalorizar la práctica del cuidado y de la ternura, todo ello como una educación pro-social que ayude a superar las dinámicas destructivas y a enfrentarse a las injusticias. Fisas (s.f. p.1)

Por otra parte, realizando un análisis global de los factores asociados (figura No 11), se encuentrainteresantes hallazgos que se presentan empleando la polaridad fuerte – débil, en relación a la asimilación de una cultura de paz que favorezca la internalización de los cambios sociales derivados del pos-acuerdo en la población objeto de estudio.

Vemos en la figura 12, los resultados marcando en tendencia lineales, los resultados de cada atributo de cada factor asociados, para evidenciar su posición relativa en relación a la polaridad elegida.

En contraposición con este hallazgo se observa que tiene un nivel débil de relacionamiento el factor participación ciudadana. Mientras que los factores gobernabilidad, emociones e imaginarios presentan más dispersión, pero en tendencia se equilibran quedando con una fuerza de asociación discreta.

Dos factores que presentan un mayor nivel de significación, (convivencia e imaginarios sociales) tendrían un relacionamiento fuerte y favorable al fortalecimiento de una cultura de paz. Los factores de tendencia discreta tendrían una inclinación fuerte o débil no determinable. Este hallazgo coincide mayormente con una posición expectante y de incertidumbre que podría inclinarse indistintamente a uno u otro extremo de acuerdo a la secuencia de sucesos relacionados con situaciones socio-políticas derivados de las negociaciones que actualmente se realizan entre las contrapartes Gobierno y FARC-EP.

La cortesía, la gestión, la asertividad, a tolerancia, la sensatez, el cumplimiento de los deberes, la confianza en la institucionalidad, la autoregulación, la identidad territorial, la actitud ambientalista, la confianza en el otro, su receptividad al cambio, y la convicción de trascendencia del ser humano serán grandes aliados para el establecimiento de una cultura de paz. Los mecanismos socializadores empleados por los distintos sistemas sociales (educación, justicia, trabajo, medios de comunicación) siguen siendo efectivos en el control del comportamiento, que se ha fortalecido el sentido de pertenecía patriótico, que hay una confianza en las interacciones sociales cercanas y una esperanza centrada en lo humano y su potencialidad de evolucionar para mejorar lo existente.

Que en cambio los siguientes atributos serán contrarios a la cultura de paz: Uso mecanismos de participación ciudadana, el liderazgo social, la participación en los planes de desarrollo y en las políticas públicas, el reclamo de los derechos vulnerados, el temor, el deseo de venganza y el pobre interés

Figura 12. Descripción general de los factores asociados a la cultura de paz. Fuente propia.

por la política y la desconfianza en los actores políticos. Estos hallazgos hacen referencia a las graves consecuencias que una vivencia prolongada de conflicto armado interno deja en los ciudadanos. Es evidente la pérdida de representatividad del ejercicio político y de lo público. También es significativa la escasa cultura política de los ciudadanos colombianos.

Conclusiones

Ante el cuestionamiento: ¿estamos los colombianos preparados para la paz? Que da origen a este estudio, podríamos señalar que si bien es cierto hay un anhelo general instalado en el ideal social en relación a la paz, visto como las relaciones armónico con sus semejantes; no podemos desconocer los graves daños que en la cultura ha causado una historia de conflictos fratricidas que marcan muchas generaciones de colombianos. Prácticas sociales que se hacen presentes en la solución de conflicto familiares, comunitarios y sociales, señalan como la violencia estructural se hace estilo de vida y que hay un acostumbramiento a la misma. Se ha perdido la capacidad de asombrarnos e indignación ante los abusos e impera una actitud evasiva e indiferente. Al perder el ciudadano su capacidad de control social se da origen a que grupos irregulares apliquen formas de dominio en la que el miedo, la intimidación y la violación vulneran los derechos humanos.

El ciudadano asume sus deberes (Sistema de control social ejercido por el Estado), pero no ejerce sus derechos por desconfianza a los mecanismos del Estado y por falta de legitimidad de las Institucionalidad. El estudio señala que no hay confianza en los líderes políticos y que si bien conocen los mecanismos de participación hay poco interés por emplearlos, así como una escasa apropiación de búsqueda de garantías orientadas al ejercicio de los derechos.

El gran reto de la paz en Colombia no es que se firme un acuerdo con una fracción irregular, es que se dé una verdadera transformación en las formas como los colombianos asumen a un “otro” a un semejante y re-humanicen sus percepciones y no se obstinen en conservar posiciones irreflexivas y emocionales en las que se asume al otro como un enemigo potencial. Desde esta perspectiva el estudio advierte que los colombianos no solo desean la paz, también la vivencian cuando pueden convivir con relativa armonía en sus familias y vecindarios, cuando se tejen relaciones solidarias y resilientes.

Los hallazgos de este estudio no son diferentes a lo que los observadores sociales han señalado en múltiples ocasiones, lo que si aporta es claridades en relación a una pedagogía para hablar y pensar en una paz perdurable, si se desconoce lo que los colombianos imaginan y sienten en relación a la paz, es utópico avanzar hacia su consolidación de la misma. La paz en palabras de Ramírez (2013) es:

Una necesidad imperiosa. Pero no se trata de una paz cualquiera, sino de una paz de carácter estructural que supere las secuelas producidas tanto por la violencia directa, como por los efectos inherentes a otras formas de violencia indirectas o encubiertas. De manera que la ausencia de guerra o conflicto armado sea concomitante a la superación de las desigualdades extremas, la integración de las poblaciones excluidas y el goce efectivo de los derechos ciudadanos para toda la población.

La cultura de paz cómo lo advierten la ONU: requiere de una gran transformación social en la cual los ciudadanos se apropien de valores, actitudes y comportamientos que rechacen la violencia como práctica social cotidiana, es por esto que será una tarea ardua que se debe emprender como una unidad. Es necesario que surjan liderazgos claros que direccionen este esfuerzo y generen nuevamente confianza. La UNAD como universidad incluyente y comprometida con las comunidades podría ejercer un papel importante en estas transformaciones, a partir de su pedagogía humanista y autónoma, para liderar desde la formación de jóvenes y adultos este gran anhelo nacional.

El escepticismo y la incertidumbre en el que están los colombianos, advierte un momento históricotrascendental, en el que se juegan cosas más grandes que la oposición de los líderes políticos de turno. Un país resiliente como Colombia no puede olvidar su historia para construir su futuro, que tantas lecciones aprendidas sean camino, que tantos esfuerzos dispersos al unirse sean la dinámica que debe imponer al proceso; para que la cultura de paz sea posible debe partir de las bases sociales y no solamente de las intenciones del gobierno. La Paz no es la ausencia del conflicto es la humanización del mismo. “La paz no se escribe con letras de sangre, sino con la inteligencia y el corazón”. San Juan Pablo II. 

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