La frontera entre Colombia y Panamá se encuentra en medio de la región del Darién. Esta región se caracteriza por su densa selva y numerosos ríos. De hecho, pese a que la región de Chocó es el único territorio colombiano con frontera con Panamá y que el Golfo de Urabá haga de frontera funcional, no existe de momento una infraestructura vial entre ambos países, siendo esa, la única zona donde la carretera panamericana carece de continuidad en su cruce por el continente americano (Defensoría del Pueblo de Colombia y ACNUR, 2017). Esta discontinuidad le da el nombre de “Tapón del Darién”. Aquí conviene destacar que Panamá formó parte de Colombia hasta 1903.

En este contexto, la pavimentación para la unión de la ruta panamericana ha sido objeto de estudio y debate a lo largo del tiempo. La protección del medio ambiente, la protección de las comunidades indígenas, el desarrollo de la región, las dinámicas migratorias de área y el crimen organizado son puntos centrales de los debates y tomas de decisiones, tal como lo ejemplifica Korten (1995), Orozco y colaboradores (2012), Miller (2014), Rutkow (2019), entre otros autores.

Para entender el contexto conviene destacar acuerdos como la Declaración de Quito sobre Movilidad Humana (2018) o el Acuerdo Tripartito entre Colombia, Panamá y Estados Unidos para la lucha contra el tráfico de personas y el narcotráfico en la región (2016). Del mismo modo, es necesario conocer el estado del título 42 de Estados Unidos en el momento de la lectura, para comprender mejor la situación.

La frontera entre Colombia y Panamá es un punto clave en la migración irregular hacia Norteamérica (Defensoría del Pueblo de Colombia y ACNUR, 2017). En 2016, el huracán Matthew y la mejoría de las relaciones diplomáticas desde 2014 entre Cuba y Estados Unidos desviaron gran parte del flujo migratorio cubano y haitiano a Centroamérica, con el objetivo de llegar a Estados Unidos buscando el estatus de refugiados (Miraglia, 2016). Como los requisitos de visado son de difícil cumplimiento para las personas con bajos ingresos, muchas de ellas deciden reconfigurar su ruta para llegar a su destino (Franco y Valdivieso, 2023). En este aspecto, la mayoría de los migrantes que no provienen de Latinoamérica continental inician su travesía panamericana en Quito (Ecuador) o São Paulo (Brasil), por la laxitud de ambos países en materia migratoria. De hecho, en 2008, Ecuador abolió los requisitos de visado para los visitantes extranjeros que ingresan con propósitos turísticos, ofreciendo de este modo un punto de entrada accesible a las Américas (Miraglia, 2016). Esto configuró el perfil de los migrantes como sumamente variado, con gran presencia de las crisis próximas regionales como puede ser venezolanos, haitianos o cubanos, pero también yemeníes, chinos, indios o senegaleses entre otros (OIM, 2021).

La ruta que siguen los migrantes no es única ni tiene un solo inicio. Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) (2022), las rutas sur-norte por Sudamérica pueden pasar por una gran variedad de países como Chile, Brasil, Ecuador, Bolivia y Perú, culminando en el Tapón del Darién como única vía para llegar a Centroamérica y seguir su ruta hasta el norte. De hecho, el Grupo Interagencial sobre Flujos Migratorios Mixtos (GIFMM) y R4V (2022) alertaron el peligro de que la zona hiciera un efecto “cuello de botella” en el Darién. Estas rutas enfrentan una diversidad de factores que crean condiciones precarias y vulnerables para quienes viajan de manera irregular, lo que aumenta el riesgo de abusos y violaciones de derechos, trata y trata de personas, diversas expresiones de violencia y exposición adicional. El Tapón del Darién se destaca como un área particularmente peligrosa en este contexto (OIM, 2022).

El 97% de los migrantes que cruzan consideran la zona como la más peligrosa de su trayecto entero (MMC, 2022). Varias entidades, como Médicos Sin Fronteras (MSF), Cruz Roja Panameña, UNICEF y Human Rights Watch (HRW), han denunciado abusos físicos y sexuales, así como la fuerte peligrosidad por la presencia de grupos armados y la intransitividad de la selva (véase HRW, 2023 y ONU, 2023). Tanto es así, que, si en un buscador web se escribe “Tapón del Darién”, una de las primeras referencias que se encuentran es un artículo de la BBC titulado “El infierno de cruzar el Tapón del Darién, la región más intransitable y peligrosa de América Latina” (Millán y Estrada, 2019).

En mayo de 2023, ACNUR (2023) publicó los resultados de la monitorización de la situación de los migrantes. Según el informe, un 87% de ellos asegura haber sido víctimas de robos, fraudes o estafas, mientras que el 58% sufrió amenazas, y hasta un 30% vivió violencia dentro del paso por la jungla. La mayoría de ellos temen por su seguridad física en el paso por el Darién. Por otro lado, la presencia armada, representada en este caso por el Clan del Golfo, ejerce poder en la zona de forma paralela al Estado, siendo, a fin de cuentas, los máximos responsables del tráfico de personas de la región (Severiche et al., s, f.).

Pese a eso, el número de migrantes sigue creciendo. Según ACNUR (2023), las principales razones de los migrantes para dejar el país de origen o de residencia son la falta de oportunidades laborales en sus países. La misma fuente asegura, tras encuestar a la población migrante, que las oportunidades económicas del país destino son su mayor motivo de atracción. En 2023, las autoridades panameñas prevén la entrada de hasta 400 000 migrantes al país por el Darién (Domínguez, 2023). A pesar de ello, se conoce que las políticas migratorias de Estados Unidos y la cooperación por el control migratorio regional liderado por Estados Unidos, influyen hasta cierto punto en la llegada de los migrantes al Darién.

En el Tapón del Darién la ruta tampoco es única. Un entrevistado, representante de una entidad con presencia en el Darién¹, se refería a las distintas rutas como las rutas VIP y las rutas para pobres. También asegura que hay población migrante que ha cruzado a caballo (representante de una entidad en terreno, comunicación personal, 11 de junio de 2023).

El punto de partida de la travesía para los migrantes suele estar en Necoclí, Turbo o en la comunidad de El Tontuno (OIM, 2023). No obstante, es posible encontrar ofertas en grupos de WhatsApp o discusiones de Facebook públicas para recoger a grupos de personas 1 El representante de la entidad ha solicitado explícitamente su anonimato para la publicación del contenido de la entrevista, y también que no se mencione su entidad en Medellín. El trayecto comúnmente implica viajar por mar hasta Acandí, Capurganá o las comunidades de Carreto o Caledonia (OIM, 2022). Otros puntos de referencia son Canaán Membrillo y Bajo Chiquito, comunidades de acogida, y las Estaciones Temporales de Recepción Migratoria (ETRM) Lajas Blancas y ERTM de San Vicente en Metetí, que actúan como principales puntos de asistencia. Tras llegar a Acandí, Capugraná, Carreto o Caledonia, la ruta a través de la selva comienza. Dependiendo de la localidad inicial, los migrantes se dirigirán hacia distintos puntos de acogida y ETRM, utilizando canoas en varios puntos del viaje (OIM, 2022).

Según fuentes consultadas, los precios generalmente oscilan entre los $300 USD y $1000 USD. La mayoría de los migrantes busca minimizar los costos, al tiempo que procura viajes seguros y rápidos. Según un representante de una entidad que trabaja en campo, los traficantes de personas operan con una organización comparable a la de cualquier empresa legal, llegando a proporcionar a los migrantes “pulseras de colores con diferentes servicios, similares a las de parques temáticos, como Portaventura²” (representante de una entidad en terreno, comunicación personal, 11 de junio de 2023). Sin embargo, el representante enfatiza que existen diferencias signifi- cativas en la calidad y limpieza de los distintos puntos de acogida y asistencia, como las ERTM de San Vicente y Lajas Blancas, siendo la primera generalmente considerada superior (representante de una entidad en terreno, comunicación personal, 11 de junio de 2023).

En el terreno y como parte de la respuesta, se encuentran diferentes organizaciones con distintos mandatos y funciones. Entre ellas, las que tienen más presencia son: Hebrew Immigrant Aid Society (HIAS), que se ocupa principalmente la de atención psicológica; la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), que tiene como implementador al Norwegian Refugee Council (NRC), principalmente en materia de protección; el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), que tiene como implementador a RET internacional; la Cruz Roja Panameña, que se centra en agua, saneamiento e higiene, así como protección y salud; Médicos Sin Fronteras (MSF), que hace como referente de la acción médico-huma- nitaria; la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), que realiza una tarea de monitorización de migrantes (Displa- cement Tracking Matrix [DTM]); el sistema europeo de gestión del tráfico ferroviario (ERTM, por sus siglas en inglés), que provee comida y artículos no alimentarios (NFIs, por sus siglas en inglés); por último, se destacan algunas entidades locales que dan soporte a toda la respuesta humanitaria. También es relevante la tarea del Servicio Nacional de Fronteras (Senafront) en la recolección de datos en el terreno (G. Loprete, comunicación personal, 23 de mayo de 2023; coordinador(a) de terreno de una entidad, comunicación personal, 7 de junio de 2023; director(a) regional de una entidad, comunicación personal, 8 de junio de 2023; L. Eguiluz, comuni- cación personal, 11 de junio de 2023; representante de una entidad en terreno, comunicación personal, 11 de junio de 2023).

Por otro lado, en relación con los mecanismos de coordinación en Colombia, se encuentra el Grupo Interagencial sobre Flujos Migratorios Mixtos (GIFMM), coordinado por la OIM y ACNUR. Sin embargo, en la ayuda humanitaria, la coordinación la suele hacer Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), mediante el Inter Agency Standing Commitee (IASC). Sin embargo, las organizaciones aseguran que este tipo de agencias no están presentes en el terreno y que ni siquiera hay reunión de donantes para el contexto.

El triple nexo humanitario es una aproximación teórica que surge como respuesta a la necesidad de una intervención humanitaria menos asistencialista, más integrada y sostenible en el tiempo para los contextos de crisis. El enfoque busca unir tres componentes fundamentales: la acción humanitaria, el desarrollo y la construcción de paz (Rey et al., 2022), con el objetivo de pasar de estrategias aisladas a resultados más unificados (Barakat y Milton, 2020; Nguya y Siddiqui, 2020). La acción humanitaria ha sido objeto de críticas a lo largo de su historia. La principal crítica hace referencia al asisten- cialismo que suelen brindar las intervenciones, y también se debate sobre los planteamientos prácticos en el terreno.

A partir de los años ochenta y durante varias décadas, el concepto conocido como “vinculación entre la ayuda humanitaria, la rehabi- litación y el desarrollo” (VARD o LRRD, por sus siglas en inglés) ha sido el foco de interés de múltiples entidades humanitarias y de desarrollo. Este ha generado un considerable volumen de literatura tanto en el ámbito académico como en términos de aplicaciones prácticas (Rey, 2020). Este enfoque (VARD) no tuvo el impulso ni los incentivos necesarios para lograr un cambio sistemático a largo plazo (Thomas y Voice, 2019, citados en Mena et al., 2022). Uno de sus principales puntos débiles era que enmarcaba la ayuda y la recuperación como un continuo: que se puede pasar de la crisis humanitaria/la ayuda de emergencia al desarrollo (Harmer y Macrae, 2004; Mena y Hilhorst, 2021, citados en Mena et al., 2022). La aplicación simultánea de los tres componentes del nexo puede ayudar a superar una visión lineal de la intervención y a pasar a una lógica de contiguum (Rey et al., 2022).

El vínculo entre el aspecto humanitario y la construcción de la paz, incluyendo en particular el potencial impacto de las acciones humanitarias sobre los conflictos violentos y las circunstancias posbélicas, ha sido también objeto de estudio desde hace bastante tiempo, generando inevitables debates. El triple nexo humanitario es uno de los enfoques más recientes, aunque para muchos académicos es solamente un debate típico en la disciplina con nueva forma (Rey, 2020).

A nivel conceptual, aunque con consecuencias prácticas, el triple nexo se origina para beneficiarse de las ventajas distintivas de cada área: humanitaria, desarrollo y paz (Rey et al., 2022). El enfoque admite que el desarrollo, la paz y la estabilidad evolucionan de manera no secuencial y en situaciones particulares, y que las comunidades no poseen necesidades exclusivas y segregadas (CIC, 2019).

El triple nexo humanitario es multifactorial y multinivel. Su utilidad es transversal y esto se ejemplifica en que abarca tanto la propia ayuda humanitaria, como el desarrollo y la construcción de paz. Por ejemplo, el triple nexo puede y debe ser conectado en las respuestas que tienen que ver con el cambio climático (Mena et al., 2022). Por otro lado, se ha evidenciado la eficacia de las respuestas basadas en el nexo en materia de reducción de riesgo de desastres (DRR, por sus siglas en inglés) (UNDRR, 2023). La incorporación de todos los enfoques al triple nexo y su operacionalización en los distintos contextos debe ser una fusión que respete las líneas de actuación y los derechos de los titulares de derechos, tratando de seguir, como razón última de cualquier adaptación y mejora de las interven- ciones humanitarias, el principio de no hacer daño (Do No Harm) y la buena práctica humanitaria. Por lo tanto, es esencial que el triple nexo se adapte y fomente la participación de las comunidades, las autoridades locales, regionales y nacionales (WeWorld, 2020, citado en Rey et al., 2020)

Es importante destacar que este no es un enfoque unidimensional. Su implementación debe ser flexible y adaptarse a los contextos específicos. Además, debe respetar los principios humanitarios de humanidad, neutralidad, imparcialidad e independencia, y garantizar que la asistencia llegue a quienes más la necesitan (ICVA, 2022).

Como se puede apreciar, los componentes del triple nexo no parten de definiciones únicas, y sus desarrollos académicos y definiciones actuales son más transversales gracias a evoluciones conceptuales de los términos con procesos de ampliación. La acción humanitaria y el nuevo humanitarismo tienden, en cierto modo, a la acepción del desarrollo como estrategia de prevención de nuevas crisis, del mismo modo que con la paz. El desarrollo precisa de una estabilidad, en la cual una capacidad de respuesta humanitaria y la seguridad son necesarias. También la construcción de paz no es posible sin un desarrollo o con constantes crisis a las que no se puede responder, por ello todos los componentes del triple nexo son inherentemente necesarios entre sí.

Es difícil atribuir una acuñación exacta del término “Triple nexo humanitario”; hay eventos e instituciones que han desempeñado un papel clave en el desarrollo del concepto y su institucionalización.

El secretario general de Naciones Unidos desempeñó un papel importante en la promoción de este concepto. En su discurso inaugural en la Asamblea General en 2016, António Guterres describió la respuesta humanitaria, el desarrollo sostenible y el mantenimiento de la paz como “tres lados del mismo triángulo”, reforzando así el triple nexo como la ortodoxia dominante en el sector de la ayuda (Guterres, 2016). Adicionalmente, en 2016, el hasta entonces secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon (2016), emitió un informe titulado “Una humanidad: responsabilidad compartida”, que establecía una agenda para la humanidad que incluía el objetivo de “trascender la división entre lo humanitario y el desarrollo”. En 2017, la ONU comenzó a implementar su denominado “Nuevo modo de trabajar” (NWOW, por sus siglas en inglés), que tiene como objetivo “fortalecer el nexo humanitario-de- sarrollo” (OCHA, 2017). El NWOW fue respaldado por organiza- ciones de gran relevancia como el Banco Mundial (Rey, 2020).

En febrero de 2019, el Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD) de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE/OECD, por sus siglas en inglés) aprobó la “Recomendación sobre el nexo entre acción humanitaria, desarrollo y paz”, lo que proporcionó un respaldo importante al concepto de triple nexo (OCDE, 2019).

En el contexto de Europa, la Unión Europea ha fusionado, en distintos grados de éxito, el vínculo entre desarrollo y acción humanitaria en el tratamiento de situaciones críticas complejas.

Después de la primera Cumbre Humanitaria Mundial, se añadió la paz como una tercera variable a este vínculo. Desde ese punto, se ha provisto un esquema político para llevar a cabo su puesta en marcha, con las resoluciones del consejo de la UE y enfatizando en la importancia de la prevención, la anticipación y la evitación de crisis, así como la incorporación de la capacidad de adaptación en las agendas y fondos de las acciones exteriores de la UE (Consejo de la UE, 2022). La intervención de la Unión Europea en materia de asistencia humanitaria se rige por el artículo 214 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea.

Poco a poco, las ONG internacionales a cargo de intervenciones humanitarias han ido adoptando el enfoque y creando discusiones sobre su pragmatismo y la viabilidad de su operacionalización (véase Oxfam International, 2019; Guinote y Policy ICRC, 2020; FAO, DI y NRC, 2021; Howe, 2019).

En realidad, esta aproximación se ha operacionalizado en distintos contextos. Colombia, Etiopia, Malawi, Malí, Myanmar, Nigeria, Somalia y Sudán del Sur han sido protagonistas de programas en los que se ha puesto en práctica con distintos resultados y éxitos (Rey et al., 2020). En este aspecto, Sudan del Sur, Camerún y Kenia son pioneros en la aplicación del triple nexo en sus territorios e intervenciones (Horstmann, 2023).

En abril del 2023, el Conflict Sensitivity Resource Facility (CSRF) presentaba un informe junto con Dectro Research and Advisory, en el que se presentaban cinco lecciones sobre la aplicación del triple nexo en Sudán del Sur en relación con la coordinación y la aproxi- mación e inclusión de las comunidades en las intervenciones. De estas lecciones se destaca que los enfoques fragmentados de la participación comunitaria por parte de las iniciativas humanitarias, de desarrollo y de paz dan lugar a ineficacias e incoherencias que distorsionan las perspectivas comunitarias y socavan el impacto colectivo de los programas de ayuda en todo Sudán del Sur. De igual modo, los esfuerzos mal planificados para implicar (o no) al gobierno local como parte de la implicación comunitaria han alimentado sospechas, lo cual generó interferencias políticas y socavó la negociación sobre cuestiones delicadas (Deng et al., 2023).

Por otro lado, las necesidades humanitarias en Camerún están intrín- secamente ligadas a la inseguridad persistente y a los consiguientes desplazamientos forzosos, así como a la pobreza, las catástrofes naturales y las epidemias sanitarias agravadas por déficits estruc- turales y crónicos que afectan a los medios de subsistencia (OCHA, 2023). Para responder eficazmente a estos complejos problemas y a sus repercusiones, se necesitan intervenciones simultáneas y coordinadas que respondan a las causas estructurales y profundas de las vulnerabilidades, garantizando al mismo tiempo la necesaria respuesta de emergencia (OCHA, 2023).

En el Tapón del Darién, esta estrategia es particularmente relevante. Esta región, conocida por su densa selva y su topografía desafiante, es un corredor crítico para los migrantes que buscan llegar a Nortea- mérica. Los desafíos de la migración forzada, la inseguridad y la vulnerabilidad ambiental hacen que la aplicación del triple nexo sea indispensable para una intervención humanitaria efectiva.

El desplazamiento humano es una realidad constante en el Darién. La necesidad de proporcionar asistencia humanitaria inmediata a los migrantes en tránsito es crucial, pero sin abordar las causas subyacentes de este desplazamiento, los esfuerzos serán insoste- nibles. Aquí es donde el triple nexo puede ofrecer soluciones duraderas, abordando simultáneamente las causas estructurales de la migración forzada, como la violencia, la pobreza y la inseguridad alimentaria. Además, el Darién también es una zona de conflicto debido a la presencia de grupos armados ilegales. Estos actores exacerban la inseguridad y el riesgo para los migrantes, lo que refuerza la necesidad de una estrategia integrada de paz y seguridad. La construcción de la paz, en particular, es fundamental para disminuir la violencia y garantizar la seguridad y protección de las poblaciones vulnerables.

En la misma línea, el Darién es un ecosistema frágil que enfrenta amenazas significativas debido al cambio climático y la defores- tación. La vulnerabilidad ambiental puede aumentar la inseguridad alimentaria y la inestabilidad económica, lo que a su vez puede alimentar la migracipon y el conflicto. Por lo tanto, el desarrollo sostenible debe ser una prioridad para garantizar la resiliencia a largo plazo.

Las organizaciones tienen la percepción de que la crisis de migrantes en el Darién se ha cronificado; sin embargo, una realidad entendida por algunas de las organizaciones que trabajan en el terreno corresponde al hecho de que existe una alta rotación en los migrantes que impide la implementación de proyectos de forma estable (director(a) regional de una entidad, comunicación personal, 8 de junio de 2023).

Las personas que llegan a la región generalmente no se quedan mucho tiempo. Después de atravesar la implacable selva, descansar y reabastecerse en el Tapón del Darién, la mayoría continúa su viaje hacia el norte, buscando llegar a Estados Unidos o Canadá (representante de una entidad en terreno, comunicación personal, 11 de junio de 2023). De hecho, hay autobuses directos que llevan a la población migrante a una ETRM cercana a la frontera con Costa Rica, propiciada, por el gobierno de Panamá para que la población migrante no se quede en el país (representante de una entidad en terreno, comunicación personal, 11 de junio de 2023).

En este sentido, existe la necesidad de reconocer y abordar el carácter crónico y cambiante de esta crisis (coordinador(a) de terreno de una entidad, comunicación personal, 7 de junio de 2023). La alta rotación de migrantes en el Tapón del Darién no es una anomalía, sino una característica constante que debe ser considerada en la respuesta humanitaria.

A partir del estudio contextual, se puede apreciar la ausencia de estructuras de coordinación eficientes destinadas a la respuesta humanitaria ante la emergente crisis. Aunque se ha mencionado la existencia del Grupo Interagencial sobre Flujos Migratorios Mixtos (GIFMM), es importante señalar que este opera exclusivamente en el lado colombiano de la frontera.

En este escenario, la acción humanitaria se desarrolla principalmente en el lado panameño de la frontera. Este fenómeno puede atribuirse al hecho de que la población migrante recibe una atención relati- vamente adecuada por parte de las bandas organizadas en el lado colombiano, descontando posibles instancias de fraude y engaño, hasta su llegada a Bajo Chiquito (representante de una entidad en terreno, comunicación personal, 11 de junio de 2023).

Del mismo modo, OCHA no está presente en el terreno, lo que muestra, hasta cierto punto, el desinterés de la comunidad internacional en el contexto de crisis del Tapón del Darién. Esta falta de coordinación genera ineficiencias en el trabajo e incapacidades de implementar proyectos que sigan el marco del triple nexo humanitario.

En la misma línea, algunas organizaciones han alertado que debido a la falta de coordinación humanitaria y de la presencia de agencias humanitarias de la ONU, así como a la falta de atención del panorama internacional, se ha dado una situación en la que no se ha llevado a cabo una conferencia de donantes para abordar la crisis de forma conjunta. (representante de una entidad en terreno, comunicación personal, 11 de junio de 2023). Esto crea grandes desajustes e incompatibilidades en el momento de la coordinación.

Del mismo modo, se ha denunciado la ausencia de titularidad por parte de los Estados (representante de una entidad en terreno, comunicación personal, 11 de junio de 2023). Una falta de presencia del Estado resulta en diversas consecuencias. Una de ellas es la incapacidad de aplicar políticas de desarrollo. En el lado colombiano de la frontera, ya sea en los puntos de inicio de la travesía a pie o en los municipios donde la población migrante se suele reunir, se ha reportado una total desatención por parte de los organismos estatales, según las fuentes consultadas.

En consecuencia, no se pueden plantear políticas de desarrollo, políticas de gestión de los flujos migratorios ni una atención indivi- dualizada y óptima de la realidad vivida por los migrantes. De hecho, pasa lo mismo a nivel de construcción de paz; no se puede atender una situación de conflicto armado, como se da en la zona con la presencia de una organización como el Clan del Golfo, solamente con diplomacia humanitaria.

Mediante el estudio se evidencia que la era digital permea incluso las regiones más remotas, como el Tapón del Darién. Al realizar una búsqueda focalizada en Facebook³, específicamente dirigida a grupos con el término “Tapón del Darién”, se descubren numerosas comunidades, algunas de ellas con más de veinte mil miembros, donde se disemina información pertinente a diversos tópicos, incluyendo:

• Las condiciones actuales para transitar por el Tapón del Darién.

  Las políticas migratorias implementadas por Panamá y Estados Unidos.

  Recomendaciones proporcionadas por individuos que han atravesado el Darién.

  Coordinación de agrupaciones para excursiones al selvático territorio.

  Información detallada sobre costos y paquetes disponibles.

  Portales dedicados a la búsqueda de familiares desaparecidos en la región del Darién.

Es interesante destacar que algunos de estos colectivos en Facebook proporcionan acceso a grupos privados de WhatsApp⁴, en los cuales se gestionan expediciones directamente con guías locales.

Por otro lado, una consulta similar en TikTok⁵⁷ revela una abundancia de videos, más allá de los reportajes oficiales, donde la población migrante comparte sus experiencias al cruzar la región y narra los desafíos afrontados, incluyendo la pérdida de familiares durante la travesía, o consejos prácticos para la travesía del Darién. Algunos de estos videos acumulan más de tres millones de visualizaciones.

Es notable, sin embargo, que la visibilidad de las entidades que advierten sobre los peligros del Darién y promueven alternativas de tránsito más seguras es considerablemente baja en comparación.

Pese a que no todas las organizaciones que están presentes en la respuesta tienen un mandato estrictamente humanitario, la respuesta del conjunto de organizaciones es casi estrictamente humanitaria. Las organizaciones se centran en las siguientes intervenciones:

• Atención médico-humanitaria

  Atención psicológica

  Protección

  Sensibilización

  Agua, saneamiento e higiene (WASH)

  Seguridad alimentaria

  Transporte humanitario (G. Loprete, comunicación personal, 23 de mayo de 2023; coordinador(a) de terreno de una entidad comuni- cación personal, 7 de junio de 2023; director(a) regional de una entidad, comunicación personal, 8 de junio de 2023; L. Eguiluz, comunicación personal, 11 de junio de 2023; representante de una entidad en terreno, comunicación personal, 11 de junio de 2023).

Varias instituciones afirman incorporar programas de desarrollo en sus esquemas de trabajo. Como ejemplo, Giuseppe Loprete, quien lidera la Misión de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en Panamá, explica que tanto la OIM como la ACNUR han designado, respectivamente, un enviado especial para coordinar sus esfuerzos (G. Loprete, comunicación personal, 23 de mayo de 2023). En particular, estas organizaciones se encuentran en el proceso de construir y fomentar una plataforma enfocada en atender las necesidades humanitarias de más de siete millones de venezolanos, quienes han tenido que abandonar su país natal (G. Loprete, comunicación personal, 23 de mayo de 2023).

Por otro lado, se puede destacar que diversas entidades operativas en el terreno reafirman su compromiso con los otros componentes del nexo, más allá del aspecto humanitario. Dichas entidades se dedican a la formación y el fortalecimiento en temas relacionados con el cambio climático, así como a la creación de medios de subsis- tencia en las comunidades de acogida (G. Loprete, comunicación personal, 23 de mayo de 2023; coordinador(a) de terreno de una entidad, comunicación personal, 7 de junio de 2023).

Conviene destacar que no todas las entidades o responsables de las entidades comparten la visión de incorporar programas multidi- mensionales en sus filas. Esto será comentado en el último hallazgo.

Como se mencionó en el segundo hallazgo, la población no suele sufrir violencia o intimidación hasta llegar a la comunidad de acogida de Bajo Chiquito. Eso permite sacar dos conclusiones lógicas, también comentadas por ciertas entidades.

La primera de ellas es que el Clan del Golfo y los “guías” que cruzan a personas por el Darién llevan a cabo de una manera extremadamente profesional el tráfico de personas, empleando estructuras organizacionales que ostentan semejanzas con las de una entidad corporativa legítima (representante de una entidad en terreno, comunicación personal, 11 de junio de 2023). Esto, hasta cierto punto, garantiza cierta seguridad para los migrantes que realizan la travesía, al menos hasta “la bandera⁶”. En ese punto, por temas legales, los migrantes suelen hacer su travesía a su merced hasta llegar a las comunidades de acogida (guía de migrantes en el Darién, comunicación personal, 12 de junio de 2023).

Que el Clan del Golfo, o la población colombiana no realice la mayoría de los abusos y que estos empiecen en las poblaciones de acogida, corrobora lo que más de una entidad nos ha asegurado: La violencia y la intimidación a la población migrante la suele realizar la población indígena de la zona (director(a) regional de una entidad, comunicación personal, 8 de junio de 2023; representante de una entidad en terreno, comunicación personal, 11 de junio de 2023; guía de migrantes en el Darién, comunicación personal, 12 de junio de 2023).

Si bien es cierto que varias entidades e incluso guías han alertado de esa situación, se sospecha que la población colombiana relacionada con el tráfico de personas puede trabajar de forma conjunta con la población indígena. Pese a eso, y haciendo referencia al hallazgo número cuatro, TikTok7, es fácil encontrar videos donde el Senafront es considerado como gran protector por detener a criminales en el lado panameño de la frontera. Cabe destacar de que existe la posibilidad de que esos videos sean propaganda, ya que la presencia policial en la región es considerablemente baja en relación con la situación de inseguridad que se vive (representante de una entidad en terreno, comunicación personal, 11 de junio de 2023).

El triple nexo humanitario ofrece una aproximación holística a la respuesta. La mayoría de las entidades presentes en contextos de crisis humanitarias concuerdan en que la visión para abordar tales crisis debería situarse en el marco del “triple nexo” humanitario, o al menos alejarse de una visión puramente cortoplacista.

La adhesión a este enfoque del triple nexo parece correlacionarse con la afinidad de las entidades con el sistema de las Naciones Unidas y con su orientación hacia el desarrollo. Aquellas organizaciones con una identidad más arraigada en el desarrollo y más alineadas con el sistema de las Naciones Unidas tienden a favorecer el enfoque del triple nexo, percibiéndolo como un marco estratégico efectivo.

Sin embargo, las entidades de corte más estrictamente humanitario suelen situarse más lejos de este enfoque. Estas organizaciones enfatizan en la necesidad de mantener un espacio humanitario seguro y neutral, y sostienen que el enfoque del triple nexo puede complicar esta misión.

Un ejemplo de esta postura es el de Luis Eguiluz, jefe de Misión en Colombia y Panamá para Médicos Sin Fronteras (MSF). Eguiluz, en declaraciones a título personal, expresó que el enfoque del triple nexo puede obstaculizar la capacidad de preservar el espacio humanitario. Según su perspectiva, la vinculación de la ayuda humanitaria con el desarrollo y la paz —áreas a menudo fuertemente influenciadas por la política y caracterizadas por la movilización de grandes sumas de dinero— puede dificultar el cumplimiento de los principios fundamentales de la acción humanitaria, a saber: la imparcialidad, la neutralidad y la independencia (L. Eguiluz, comunicación personal, 11 de junio de 2023).

Es imperativo que las entidades implicadas en la respuesta a las crisis operen de manera independiente, en respeto a su autonomía y particular enfoque operacional. Sin embargo, el enfoque del triple nexo humanitario sugiere la necesidad de una mayor coordinación y cooperación entre las diversas organizaciones humani- tarias, las agencias de desarrollo y las entidades de construcción de paz. Este requerimiento no implica una fusión de roles ni debería condicionar la intervención de ninguno de los actores implicados. Por el contrario, se trata de establecer mecanismos efectivos de coordinación que permitan una respuesta más coherente y holística a las crisis.

Estos mecanismos de coordinación tienen el potencial de aportar importantes beneficios al permitir una interacción más eficaz entre los distintos actores y un enfoque más integrado que combine las actividades humanitarias, de desarrollo y de paz de manera comple- mentaria. Sin embargo, estos mecanismos deberían estar diseñados de manera que respeten y protejan la independencia operativa de cada entidad, y no deberían utilizarse para imponer un enfoque particular a ninguna de las partes.

La implementación del triple nexo humanitario puede ser de gran valor si se aplica de forma adecuada, siempre y cuando se garantice el respeto a los principios de independencia y buena práctica humanitaria. Esto implica que las intervenciones humanitarias deben seguir estando guiadas por las necesidades de las personas afectadas, y no deben estar sujetas a intereses políticos ni económicos. A su vez, las intervenciones de desarrollo y construcción de paz deben reconocer y tener en cuenta las particularidades y complejidades del contexto humanitario.

La crisis en el Tapón del Darién se encuentra en un proceso de cronificación, pese a estar configurada por una alta rotación de la población migrante. Esa realidad propicia la necesidad de una intervención asistencialista en una primera instancia, pero con la mira puesta en el largo plazo. El número de migrantes crece año tras año, influenciado no solo por los efectos push⁸ de los países origen y las políticas migratorias regionales fuertemente marcadas por las decisiones del departamento de migración de Estados Unidos, sino también por la fuerte presencia de las redes sociales que propician la propaganda del paso por el Darién, así como la coordinación entre migrantes. La violencia en la travesía de los migrantes puede ser causada por una ausencia del Estado en la zona y por la falta de políticas de desarrollo locales. Del mismo modo, la ineficiencia de los mecanismos de coordinación, así como la ausencia de entidades de suma relevancia como la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), crean desajustes en la intervención humanitaria. En este contexto, las entidades deben trabajar para dar una respuesta humanitaria eficiente no solo a la salida de la selva del Darién, sino también en el lado colombiano de la frontera, sensibilizando y capacitando a los migrantes para propiciar un paso más seguro frente a los fuertes peligros.

El enfoque del triple nexo humanitario ofrece un marco prometedor para este propósito, pero su implementación requiere una mayor coordinación entre los diferentes actores, una mayor implicación de los Estados y la comunidad internacional, y un uso más efectivo de las herramientas de información y comunicación disponibles. Es importante que la implementación del nexo se realice con respeto a los principios fundamentales de la acción humanitaria y al rol independiente de cada actor. Esto implica que las intervenciones hu- manitarias deben seguir estando guiadas por las necesidades de las personas afectadas, y no deben estar sujetas a intereses políticos ni económicos. A su vez, las intervenciones de desarrollo y construc- ción de paz deben reconocer y tener en cuenta las particularidades y complejidades del contexto humanitario.